Salud con lupa reveló el impacto del COVID-19 en la Amazonía

Nov 9, 2021 en Cobertura del coronavirus
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Hacer un seguimiento del impacto del COVID-19 en la remota selva amazónica de Perú es una tarea gigantesca. Sin embargo, esto es precisamente en lo que la becaria Knight del ICFJ Fabiola Torres y su equipo de Salud con lupa trabajaron durante meses.

Con periodismo sobre el terreno, descubrieron que el número de tumbas en una sola comunidad triplicaba el número de muertes que el gobierno informaba para toda la región.

El escaso acceso a pruebas de diagnóstico, el repunte del dengue y la dependencia en la medicina natural fueron algunas de las razones por las que muchas muertes por COVID-19 en la Amazonía peruana quedaron fuera del recuento oficial. Sin embargo, la razón más importante, según Torres, fue "la falta de atención".

Torres fundó Salud con lupa en 2019 para cubrir información sanitaria en América Latina incluyendo en el a menudo ignorado "otro Perú" de las comunidades indígenas. En la siguiente entrevista, explica cómo sacó la historia a la luz.

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Introdúcenos al proyecto El Otro Perú

El proyecto ejemplifica un desafío en países como el mío y otros de América Latina que no cuentan con suficientes datos. En este caso, nos centramos en las comunidades indígenas del Amazonas.

Cuando empezó la pandemia en el Perú, no había datos sobre esta población por falta de acceso a los servicios sanitarios. Nadie estaba registrando las muertes por COVID-19 allí. Por eso los funcionarios y el Ministro de Salud no dieron un informe oficial sobre el impacto de la enfermedad en esa parte del país.

Trabajamos para reunir datos y tratar de entender lo que pasaba. Para eso hicimos numerosos pedidos de acceso información. Construimos una base de datos y publicamos historias. Es importante investigar porque las comunidades indígenas corren peligro si no identificamos a los muertos.

¿Cuáles fueron los principales retos que encontraron a la hora de reunir datos?

El principal reto fueron los pedidos de acceso a la información. Nos decían constantemente que no había datos, o que había solo datos parciales. La mayoría de nuestros intentos tuvieron éxito si contrastábamos las cifras oficiales con la información que la gente recogía sobre el terreno. Esa información se reunió entrevistando a numerosos líderes indígenas como fuente más fiable.

El Ministro de Salud de Perú informó de 148 muertes de indígenas durante la pandemia. Esto es falso. Sabemos que murieron más de 400, solo en una comunidad, lo que demuestra que no están cuidando los datos y que no se está documentando lo que ocurrió. Nuestro objetivo fue contar la verdadera historia.

Parece que el gobierno olvidó completamente a estas comunidades.

Sí, estamos tratando de contarle a los peruanos lo que sucedió en esa parte de nuestro país. Si vas a la página de inicio de la investigación, verás que presentamos un cementerio repleto de tumbas sin marcar. Hoy muchas familias tratan de identificar a sus seres queridos enterrados allí.

Esa es una muestra del verdadero impacto del COVID-19 en la zona. Los datos oficiales no representan nuestra realidad. Por eso, como periodistas, decidimos invertir tiempo en este proyecto.

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¿Qué más los sorprendió durante la investigación?

Sabemos que los epidemiólogos y el Ministro de Salud de Perú tienen información. Crearon un sitio web para publicarla, pero presentan la información de manera selectiva. Eso me sorprende porque en marzo de este año crearon un grupo independiente de científicos para seguir las cifras relacionadas con la pandemia. Perú es uno de los países que tuvo la mayor tasa de mortalidad por COVID-19 en la región.

Pero todos esos datos son generales. Cuando se quiere buscar por etnia o condición de indígena, no hay respuestas. Entrevistamos a los científicos que hicieron ese trabajo y dijeron que no había forma de filtrar esa información de las bases de datos oficiales.

Me sorprendió porque las personas más vulnerables de mi país son indígenas, y están lejos de la capital. Demuestra una gran falta de atención a lo que pasó en esa parte del país por parte de las autoridades, porque no recogieron la información a pesar de tener los recursos para hacerlo. El relato oficial es falso.

¿Qué consejo puede dar a los periodistas que quieran llevar a cabo un proyecto de datos de esta envergadura?

Es muy importante trabajar con pedidos de acceso a la información o datos públicos. Pero si eso se queda corto, hay que intentar construir la historia con otras fuentes. Es posible que mucha gente llegue al proyecto tras buscar —y no encontrar información; saben que hay una realidad no revelada por las cifras oficiales.

Algunos periodistas dirán que si no tenemos esas cifras y datos, no tenemos la historia, pero no es cierto. Hay formas alternativas de abordar el problema y pintar una imagen precisa de la situación.


El Otro Perú puede leerse aquí. Lee más sobre el proceso de la investigación aquí.