El futuro incierto de los medios liderados por mujeres en Afganistán

Nov 15, 2021 en Libertad de prensa
Nimrokh Media journalists at work

La reciente llegada al poder de los talibanes en Afganistán tras la salida de las fuerzas estadounidenses ha afectado notoriamente a las mujeres.

A pesar de que los talibanes aseguraron que respetarían sus derechos básicos, a las mujeres se les prohíbe ir a la escuela y a la universidad. La mitad de la población del país queda, así, a la sombra de la sociedad.

Los talibanes amenazaron a los trabajadores de los medios incluso antes de tomar el poder. En los meses posteriores, han reprimido a miembros de la prensa, amenazando a muchos por sus coberturas, ordenando a los periodistas que dejen de trabajar para publicaciones occidentales y que se abstengan de hacer reportajes críticos.

De acuerdo con el periodista Hossein Ahmadi, antes de que los talibanes recuperaran el control de Afganistán, había más de una docena de medios de comunicación, emisoras de radio y televisión, sitios web y revistas dedicadas a temas de la mujer. Desde entonces, los talibanes han obligado a todos, excepto uno, a cerrar, y solo queda el semanario Nimrokh Media, del que es editor.

Fundado en la capital, Kabul, en agosto de 2017, Nimrokh informa sobre la violencia contra las mujeres y la necesidad de erradicarla, la igualdad de género, la presencia de las mujeres en la sociedad y la importancia de enseñar a las mujeres sus derechos. Distribuye 2.000 ejemplares de su edición impresa cada semana en siete provincias de Afganistán, y en Kabul, alcanzando una media de 2,6 millones de visitas al mes, según Ahmadi. También mantiene una activa presencia en las redes sociales en Facebook, Twitter e Instagram, así como canales en YouTube y Telegram. 

[Lee más: Periodistas en Afganistán, una crisis urgente]

 

Tras una reunión editorial el 15 de agosto, Nimrokh cerró sus oficinas en momentos en que varios otros medios de comunicación independientes del país hicieron lo mismo: en el transcurso de una semana, Kabul quedó silenciada y aturdida.

A pesar del temor por la vida de sus empleados, las preocupaciones financieras y la censura, Nimrokh sigue informando en la actualidad. Tras la reconquista de Afganistán por los talibanes, hoy están más decididas que nunca a seguir publicando.

Hablé con Ahmadi y Fatima Roshanian, fundadora y titular de la licencia de Nimrokh, sobre el medio y su futuro incierto; sobre el creciente temor que sienten los periodistas en Afganistán, y sobre las circunstancias especialmente difíciles a las que se enfrentan las mujeres en el país. Los dos hablaron conmigo a pesar de su posición vulnerable en un contexto turbulento.

¿Cómo han cambiado sus condiciones de trabajo desde la llegada al poder de los talibanes?

Fatima Roshanian: Las mujeres no se sienten seguras en absoluto. Los talibanes les han quitado todos los derechos a ellas y a las niñas; el derecho a estudiar, a trabajar y a cualquier participación social.

one

En Nimrokh, nuestra pasión han sido los temas de la mujer; tratamos de educar a los hombres sobre los derechos de la mujer, y hacer que las mujeres sean más conscientes de lo que les corresponde. Hemos enseñado a las mujeres cuáles son sus derechos humanos y civiles. Esto es lo que nuestra directora, Mariam Shahi, ha procurado siempre.

Hemos enseñado a las niñas sobre la menstruación, el autocuidado, el matrimonio y el embarazo, entre otros muchos temas. Los hombres que piensan como los talibanes siempre han querido que nos limitáramos a hablar del hogar, las tareas domésticas, la cocina y la crianza de los hijos. Pero quisimos más y por eso fuimos más allá. Los talibanes quieren mantenernos en un oscuro calabozo.

Hossein Ahmadi: Nuestro problema actual no es solo el hecho de que no podamos ir a nuestras oficinas, y que tengamos que tener mucho cuidado si quedamos en un café. Nuestro problema es que no podemos hacer lo que deseamos hacer sin miedo. Para los talibanes, solo la cocina es un lugar apropiado para las mujeres. Eso es lo que amenaza a nuestra sociedad, y a nosotros. Todos nosotros, aquí en Nimrokh, nos enfrentamos a amenazas de seguridad activas.

El 70% de los medios de comunicación del país fueron cerrados después de que los talibanes tomaran el poder, lo que significa que muchos otros periodistas están soportando lo mismo que nosotros, o algo peor.

[Lee más: Los periodistas afganos necesitan apoyo global]

¿Hasta qué punto los problemas de las mujeres afganas son culturales y no políticos?

Roshanian: Aunque los talibanes no estaban en el poder hasta hace unos meses, muchos hombres afganos tienen las mismas creencias y no podían tolerar a las mujeres educadas o a las que trabajan. Muchos padres han reprimido a sus hijas, y ahora concuerdan con la idea de mujer de los talibanes.

¿Cuánto de lo que el mundo vio de Afganistán antes de los talibanes, incluyendo una participación activa de las mujeres en los asuntos del país, era real?

Roshanian: Lo que el mundo vio durante las dos últimas décadas —lo que se mostró al mundo, más bien— fue algo diferente de la realidad sobre el terreno. Estos 20 años ofrecieron a las niñas la oportunidad de seguir una educación, viajar y trabajar, y no verse obligadas a casarse. Sin embargo, no todas tuvieron esa posibilidad. Si bien el gobierno no ponía obstáculos a las mujeres, gran parte de los destinos de las niñas afganas fueron decididos por sus padres en las dos últimas décadas.

Buena parte de lo que se mostró en estos últimos 20 años se hizo para conseguir subvenciones y ayuda financiera, y para lograr otros objetivos monetarios. Otras realidades de Afganistán no atrajeron la atención de los medios de comunicación globales.

¿Qué tipo de futuro prevén para las mujeres bajo el régimen talibán?

Ahmadi: Uno oscuro. Los talibanes no quieren otra cosa que regresión y represión. Dictan la Sharia [ley], utilizándola en su beneficio y para gobernar. Las mujeres afganas han sido muy activas en diferentes ámbitos, y en muchos proyectos de paz importantes en todo el país. Obligarlas a quedarse en casa supone una tragedia para la mitad de la población.

¿Cómo lidian con las dificultades financieras en Nimrokh?

Ahmadi: Desde su creación, pudimos financiar la actividad de la publicación a través de anuncios y cuotas de los miembros. Sin embargo, estos se interrumpieron en enero pasado, cuando la situación del país empeoró. Desde enero de 2020 hasta marzo de 2021, la Open Society Foundation nos ayudó a cubrir nuestros gastos y a pagar lo que debíamos. También pudimos contratar a 12 empleados.

Roshanian: Unas cuantas activistas por los derechos de las mujeres iniciaron una campaña de recaudación de fondos online con el objetivo de reunir US$15.000 para cubrir nuestros gastos y cuotas, y lo que debemos desde marzo. Sin embargo, la campaña no ha tenido éxito hasta ahora. Estamos en un impasse financiero total.


Foto cortesía de Mehrnaz Samimi.