Las redacciones deben hacer más para proteger a las periodistas que sufren violencia en línea, de acuerdo con un nuevo estudio publicado por el ICFJ y la UNESCO con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa.
Al no contar con políticas o incluso no reconocer el problema, demasiadas redacciones han dejado que las mujeres lidien con la violencia digital por su cuenta, asumiendo las consecuencias psicológicas, profesionales y financieras que conlleva, explican las investigadoras Julie Posetti, vicepresidenta adjunta de investigación del ICFJ, y Nabeelah Shabbir, investigadora asociada, en su libro de próxima aparición “The Chilling: A Global Study of Online Violence Against Women Journalists". Becky Gardiner, profesora titular de Goldsmiths, Universidad de Londres, también contribuyó como investigadora especializada.
"Es necesario trasladar la responsabilidad de la gestión de la violencia de género de las periodistas individuales a los medios que las contratan, los actores políticos y de otro tipo que con frecuencia instigan y alimentan los ataques, y los servicios digitales que actúan como vectores del abuso", escriben las investigadoras, que analizaron los resultados de 15 estudios de distintos países sobre medios y ataques en línea, así como encuestas y entrevistas a casi 1.000 mujeres periodistas, editores y expertos.
Los medios no podrán acabar por completo con la violencia contra las periodistas. La mayoría de las agresiones, después de todo, se producen en las redes sociales, y entre los responsables se encuentran poderosas fuerzas políticas. Pero en tanto las periodistas sigan recibiendo ataques por su labor, resintiendo así la libertad de prensa, los medios de comunicación deben hacer lo que esté a su alcance para frenar la marea.
"Las redacciones tienen la responsabilidad de hacer todo lo posible para prevenir estos ataques, proteger y defender a las mujeres en el momento en que son atacadas y en el período posterior; y denunciar y garantizar que los autores se enfrentan a las consecuencias del Estado y de las empresas de Internet cuando sea necesario".
Las redacciones deberían "redoblar sus esfuerzos" y "mejorar significativamente sus protocolos de respuesta", aconsejan las investigadoras. A continuación se explica cómo pueden hacerlo, y en qué aspectos se quedan cortas hoy en día.
Acciones insuficientes
La mayoría de las redacciones no tienen protocolos escritos para responder a la violencia en línea, y las que los tienen no los siguen de forma eficaz o coherente. Como resultado, su gestión de los incidentes ha resultado en un apoyo insuficiente o nulo a las víctimas.
Este es especialmente el caso cuando se trata de la salud mental de las periodistas que, de acuerdo con las encuestadas, es la principal consecuencia de los ataques. "Muy pocas mujeres que denunciaron violencia en línea recibieron apoyo de su empleador: solo a siete se les ofreció asesoramiento, tiempo libre para recuperarse o seguridad física", descubrieron las investigadoras.
Solo 21 de las 714 periodistas encuestadas que denunciaron incidentes dijeron haber recibido apoyo en materia de seguridad digital.
Las directrices de las redacciones sobre el uso de redes sociales —donde muchos periodistas tienen presencia a pesar de los ataques y pueden sentirse presionados para cultivar seguidores para avanzar en sus carreras— agravan las respuestas ineficaces. De acuerdo con las investigadoras, no es extraño que los medios culpen a las víctimas y dicten lo que pueden o no decir, en lugar de tomar medidas para apoyar y proteger a sus empleadas. Esto puede obstaculizar las perspectivas profesionales y agravar el daño psicológico.
Muchas periodistas afirman que se han sentido sin apoyo o incluso castigadas cuando han sufrido una agresión. "En los últimos dos años, he vivido todas las semanas de mi vida recibiendo abusos y amenazas de muerte. Y empiezas a preguntarte si esto va a terminar alguna vez, si va a parar. Me siento desesperada", dijo Patricia Devlin, ex reportera del periódico irlandés Sunday World. "Intentas despreocuparte. Y yo tengo la piel muy gruesa. Pero ¿no sería bueno no tener que pasar por esta situación?".
La falta de diversidad en los cargos de liderazgo de las redacciones también es un factor. Las periodistas siguen estando poco representadas en los puestos de poder; una realidad que explica en parte la continua reticencia a denunciar las agresiones. "Sentí que tenía que callarme porque se trata de la BBC. No quieres desprestigiarla", dijo la periodista Rianna Croxford después de sufrir ataques racistas. "Como periodista de color, a veces siento que tengo que trabajar más duro, que no puedo permitirme cometer errores, y este sentimiento de repente se amplificó".
Otras profesionales señalaron que las culturas hostiles en el entorno laboral — "sin solidaridad, misóginas, patriarcales o de otro tipo"— y un liderazgo deficiente contribuyeron a la insuficiencia de respuestas en las redacciones.
Cómo mejorar
No todo es pesimismo. Algunas organizaciones ya han tomado medidas para mejorar su gestión de los ataques contra sus empleadas.
Grandes medios como el New York Times y el Washington Post han defendido públicamente a las periodistas agredidas, mientras que CNN, Al Jazeera, la BBC y otros han reconocido en sus comunicaciones internas que las mujeres y los periodistas de color son los principales objetivos. Algunos sitios han creado nuevos roles para responder a los ataques en línea, mientras que otros han publicado editoriales e informes sobre la violencia a la que se enfrentan sus empleadas.
En Canadá, a finales del año pasado, varios medios colaboraron en una respuesta más amplia a los ataques de género, celebrando una conferencia, encargando una investigación y facilitando un debate para profundizar en la comprensión de la violencia.
Las investigadoras proponen seis medidas clave que las redacciones pueden empezar a tomar hoy para afrontar el problema:
Reconocer todo el alcance de la violencia en línea y sus consecuencias
Esto significa no solo reconocer la misoginia, la desinformación y el extremismo político que alimentan los ataques en línea, sino también el racismo, la intolerancia religiosa y la homofobia, entre otras formas de discriminación, que los intensifican. Los medios deben comprender mejor los impactos psicológicos resultantes, y estar preparados para abordarlos.
Desarrollar estrategias de prevención y directrices para responder a los ataques
La seguridad digital con conciencia de género debe estar a la vanguardia de estos esfuerzos, liderados por toda la organización, y extendidos también a las freelancers. Los esfuerzos deben incluir formación, moderación eficaz de los comentarios cuando sea posible, y mucho más.
Establecer un lugar al que acudir y documentar la violencia
"Las periodistas agredidas deben saber a quién dirigirse y cómo describir lo que están soportando", aconsejan las investigadoras. Las redacciones deben formar un equipo que responda a estos incidentes, y que pueda documentarlos, supervisarlos y evaluarlos a lo largo del tiempo. Al hacerlo, las redacciones desarrollarán una experiencia contextual que les ayudará a manejar futuros hechos. Sus esfuerzos también pueden servir de apoyo a las vías legales en caso de que se emprendan.
Evaluar el riesgo con regularidad
Evaluar el riesgo de ataques digitales antes de publicar una noticia puede ayudar a proteger el bienestar físico y mental de las periodistas. Una evaluación eficaz del riesgo tiene en cuenta el contexto en el que las periodistas informan y factores de riesgo como su género, raza, religión y orientación sexual.
"Cuando la periodista sabe que ya se han tomado medidas para mitigar los riesgos de violencia física y que el riesgo de violación de datos se ha minimizado mediante tácticas de seguridad digital defensivas, cualquier ataque posterior que se produzca puede tener un impacto psicológico reducido", explican las investigadoras.
Responder formal e informalmente
Cuando se produzca un ataque, asegúrate primero de que la seguridad digital de la víctima es fuerte. Denuncia la violencia a las plataformas sociales pertinentes en su nombre. Ofrece apoyo de pares, legal y de salud mental a largo plazo. En los casos más graves, considera el traslado físico y temporal. Prepárate para absorber esos costes.
Desarrollar una estrategia
Es recomendable aprovechar el talento y los recursos de las redacciones para investigar e informar sobre los ataques.
"Las competencias básicas que deberían estar presentes en todas las redacciones —la capacidad de investigar y denunciar, de explicar al público ideas complejas y de informar en interés del público— pueden convertirse en poderosas herramientas en la lucha contra la violencia de género en línea, si las redacciones están dispuestas a utilizarlas", se lee en el informe.
Por ejemplo, Rappler, de Filipinas, ha dado prioridad al periodismo de investigación, a las campañas de alfabetización mediática y a la denuncia de la responsabilidad que compete a los gigantes tecnológicos. En el Reino Unido, los periódicos The Guardian y Observer han publicado exhaustivos análisis y editoriales, mientras que HuffPost UK ha emitido declaraciones de apoyo a sus periodistas cuando son atacadas, una táctica que también ha adoptado el Toronto Star.
Abordar la violencia en línea de forma eficaz es un desafío y un coste para las redacciones. Es cierto que estas ya operan en un entorno mediático difícil, pero esa no es una excusa para renunciar al deber de combatir los ataques, advierten las investigadoras.
"Los medios tienen tanta responsabilidad de garantizar la seguridad en línea de las mujeres periodistas —incluidas las que trabajan como freelancers— como la que tienen fuera de línea".
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