Cuando tenía 10 años, el periodista freelance keniano Dominic Kirui empezó a imitar a presentadores de noticias y a locutores de radio. Quería ser como ellos.
"Cuando iba a la escuela secundaria seguí imitándolos. Con un amigo, que ahora también es periodista, creamos un boletín de noticias para contar lo que pasaba en el colegio", cuenta.
A pesar de su amor por la información y su fascinación por la profesión, Kirui no se convirtió en reportero hasta hace seis años, cuando tenía 27. Antes de ser periodista a tiempo completo, dio clases de periodismo en su alma mater, la Universidad del Monte Kenia, y trabajó en una emisora de radio local.
"Uno de mis profesores me decía que estaba perdiendo el tiempo con la radio y que debía trabajar en prensa escrita. Yo creía que mi futuro estaba en la radio", dice Kirui. "Como era buen estudiante, mi universidad me pidió que volviera y fuera asistente de la facultad para enseñar".
Kirui enseñó durante menos de un año antes de decidir que, si quería dar clases de periodismo, necesitaba adquirir experiencia práctica sobre el terreno.
“Me di cuenta que estaba enseñando algo que no estaba practicando", dijo. En aquel momento trabajaba en una universidad en Thika, Kenia, al noreste de la capital Nairobi. "Volví a la ciudad para ser periodista".
Kirui ha trabajado como periodista freelance desde 2016, especializándose en historias de interés humano. En los últimos seis años, ha cubierto género, cambio climático y seguridad alimentaria, entre otros temas. Ha escrito para varios medios como Ubuntu Times, Climate Tracker y la Fundación Thomson Reuters.
¿Cuáles son algunos de los obstáculos con los que debes lidiar por ser periodista freelance?
Hay varios, pero el mayor es ejercerlo en Kenia. La gente no te toma en serio. Quieren saber para qué gran medio de comunicación trabajas, para evaluarte desde allí y respetarte.
Otra dificultad es contar con los medios económicos para moverse y conseguir historias. En Kenia, quienes trabajan para un determinado medio de comunicación pueden tener un chófer asignado o un alojamiento cubierto por la empresa. Pero como freelancer estás por tu cuenta.
El COVID-19 afectó a muchas empresas y también a los freelancers. Uno propone artículos pero se encuentra con que las empresas no tienen presupuesto, mientras que tú tienes cuentas que pagar.
Has cubierto una gran variedad de temas, desde seguridad alimentaria hasta política. ¿Cuál es tu historia favorita y por qué?
Escribí sobre cómo el mercurio afecta a las mujeres en una de las zonas mineras de oro en Kenia. La Red Internacional de Eliminación de Contaminantes fue allí e hizo pruebas de mercurio en sus sistemas y descubrió que tenían niveles de mercurio cinco veces superiores a los recomendados por la OMS. Mi cobertura las ayudó porque por primera vez empezaron a entender que el mercurio que utilizaban para separar el oro era lo que las estaba matando.
También hice una nota sobre una forma muy básica de combatir el cambio climático que muchos no sabían que podía funcionar. Un hombre investigó qué árboles crecían en qué partes del país. Toma semillas, utiliza polvo de carbón y yuca, las enrolla en forma de bolas y las pone al sol para que se sequen. Después se las da a los chicos que pastorean el ganado en los campos, quienes, al arrojarlas, están plantando árboles. Este concepto se llama seed-balling.
En 2018, asististe a una capacitación de la Fundación Thomson Reuters sobre cobertura de la infancia en sistemas de atención institucional, una oportunidad que encontraste en IJNet. ¿Cómo fue la experiencia?
Fue el mejor evento al que he asistido. Aprendí mucho. Hice contactos con los que, a día de hoy, sigo relacionándome. Con uno estamos tratando de hacer un reportaje sobre la esclavitud y cómo afectó a las comunidades de Kenia y Malawi.
Esa formación fue mi punto de inflexión en el periodismo. Después nos ofrecieron una subvención para investigar el tráfico de niños en Kenia, y la cobertura me llevó a una red de tráfico que desconocía. Lo que aprendí me ayudó a contar esa historia.
¿Qué consejo darías a otros periodistas freelance?
Antes de ganar dinero con mi trabajo, escribí durante un año entero para una publicación irlandesa que no me pagó ni un céntimo. Lo que me hizo seguir adelante fue saber que lo que hacía era aprender. Desde entonces, toda la experiencia que acumulé me permitió aprender de mis errores y afinar mis habilidades. Aunque no me pagaban, me publicaban y yo sabía qué escribir para ellos y qué no. Así que no siempre se trata de cobrar, pero en algún momento lo será porque tenemos facturas que pagar.
Con el tiempo, tu trabajo da sus frutos y, si eres freelance, es mejor porque puedes pensar libremente. Poco a poco, pero con seguridad, llegarás a un punto en el que no tendrás que ofrecer coberturas; los editores te buscarán para que las hagas.
Fotos cortesía de Dominic Kirui.