El periodista del mes de IJNet: Arpan Rachman

Dec 1, 2023 en Periodista del mes
Arpan Rachman en un evento en Manila

El periodista indonesio Arpan Rachman siempre soñó con escribir cuentos cortos. Durante años publicó bajo seudónimo para Sriwijaya Post, un periódico local de Palembang, su ciudad natal.

En 2007, un amigo de Rachman reconoció sus dotes de escritor y le ayudó a conseguir trabajo en Okezone.com como periodista económico, cubriendo bancos y mercados bursátiles de Palembang. En los años siguientes, amplió el alcance de su trabajo para cubrir todo tipo de temas, desde deportes y entretenimiento hasta política y noticias diarias.

A lo largo de su carrera, Rachman ha sido testigo de las limitaciones a la libertad de prensa en Indonesia, especialmente al investigar. En la actualidad, el país ocupa el puesto 108 de 180 países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras. Desde 2006 se han registrado más de 1.000 casos de violencia contra periodistas en Indonesia, 76 de ellos solo en 2023.

En 2011, Rachman se casó y, con la intención de alejarse del periodismo, se matriculó en una escuela de comercio de valores. Sin embargo, nunca dejó de escribir. En 2013 quedó tercero en un concurso de redacción para periodistas organizado por la Bolsa de Indonesia y un año después participó en una beca de la Alianza de la Prensa del Sudeste Asiático (SEAPA).

Hablé con Rachman sobre su trayectoria como periodista en Indonesia, las dificultades a las que se enfrentan los medios en el país y más.

¿Qué te llevó a ser periodista?

Nací periodista. Cuando tenía seis años, tuve un gallo. Un día desapareció y no pude encontrarlo. Sabía que me lo habían robado, pero nadie me decía dónde estaba. Fui al mercado y allí encontré a un vendedor de pollos. Después de investigar descubrí que mis vecinos tenían mi gallo. Ese fue mi primer reportaje de investigación... a los seis años.

En mis primeros días como periodista, en 2007, cubrí un atraco a un cambista, en el que murió tiroteado un agente de policía. En aquella época, cubría las noticias solo. La policía me expulsó cuando iba a entrar a ver la morgue y cuando quise hacer preguntas en la comisaría. Hacer periodismo de investigación no es fácil.

 

Arpan Rachman while covering student protests
Arpan Rachman cubriendo una protesta estudiantil, con pasta de dientes en la cara para evitar el escozor en caso de que se disparen bombas lacrimógenas. Imagen cortesía.

Cuéntanos sobre el trabajo que has hecho en los últimos años.

Tras recibir una beca SEAPA en 2014 me centré en escribir para medios internacionales. Mi primer artículo, sobre de la posibilidad de desalojo de un barrio residencial del centro de Makassar para construir un hotel, fue publicado en TORTURE Magazine en 2015 por la Comisión Asiática de Derechos Humanos de Hong Kong. También empecé a escribir para la organización sin fines lucro de Ámsterdam, Global Voices, a mediados de 2015.

Me aceptaron para trabajar como periodista en la redacción internacional de Medcom.id en 2016. Tuve la suerte de que se pusieran en contacto conmigo múltiples medios internacionales durante el brote de COVID-19. Escribí para publicaciones como The EarthandI, publicada en Washington; Global Ground Media en Tallin; China Dialogue en Londres y la revista Kulturaustausch en Berlín. Compongo relatos sobre retos culturales y medioambientales y contribuyo con noticias en Alinea.ID de Yakarta a diario. Pero hace cinco años que no escribo un cuento.

¿Cuál de tus historias ha sido particularmente difícil de cubrir?

Cubrí las secuelas del asesinato masivo de 32 periodistas (la masacre de Maguindanao) en el sur de Filipinas como participante de la beca SEAPA. Fue emotivo para nosotros conocer a las familias de los periodistas; conocimos a las viudas y a los hijos que habían perdido a sus maridos y padres.

Fue el único incidente mortal contra periodistas en el mundo, 32 periodistas asesinados a la vez. La cultura de la impunidad, especialmente para un grupo armado privado, está muy extendida, en términos de Estado de derecho.

Ese fue el único incidente en el que mataron a tantos periodistas al mismo tiempo en el mundo. Y la cultura de la impunidad prevalece.

¿Qué barreras a la libertad de expresión existen en Indonesia?

Solo hemos tenido cierta libertad de prensa tras el final de la era autoritaria de 1998. Pero todavía quedan resabios de la época, como los asuntos localizados y la corrupción. Indonesia sigue siendo un país de renta media, no un país rico, y eso influye en la libertad de prensa. Y muchos periodistas siguen viviendo en malas condiciones, lo que dificulta el trabajo de investigación.

Sin embargo, siguen transmitiendo la verdad incluso cuando su profesión no siempre aporta una solución a las cuestiones políticas, lo que profundizó mi toma de conciencia. Muchos periodistas del Sudeste Asiático, [...] como Maria Ressa, que recibió el Premio Nobel por su inquebrantable oposición al poder del presidente filipino, [...] están sin duda motivados para oponerse a otras terribles autoridades. 

En la era de la disrupción digital, los periodistas necesitan relacionarse directamente con su público. Los bulos y rumores a través de las redes sociales tienen más probabilidades de ser creídos que los medios de comunicación convencionales. La gente tiende a estar segura de las noticias de algunos amigos y familiares aunque no siempre sean precisas. Debido a la influencia de las redes, está disminuyendo la confianza del público hacia los medios de comunicación. 

¿Cómo te ha ayudado IJNet en tu carrera?

IJNet me ha facilitado la inscripción en varios cursos internacionales de periodismo, el más reciente de los cuales fue un taller de la Fundación Thomson Reuters sobre cómo informar acerca de la adaptación local al cambio climático. Tras completar el curso, conseguí una beca para escribir sobre el beneficio y la pérdida que supone la destrucción de la biodiversidad, y publiqué un artículo sobre la salvación de los elefantes de Sumatra.


Imagen cortesía de Arpan Rachman.