En este extracto de la tercera edición del Online Journalism Handbook, de próxima aparición, analizo cómo la "triangulación" de las fuentes puede ayudar a ampliar la investigación de las historias y mejorar las coberturas.
Hace dos siglos, a los periodistas se les llamaba reporteros porque extraían la información de informes oficiales, es decir, de documentos.
A fines del siglo XIX, una nueva fuente pasó a formar parte de la práctica periodística: las personas. Fue entonces que las entrevistas y los testimonios de testigos presenciales se añadieron a los artículos periodísticos.
Un siglo después el periodismo experimentó una nueva ampliación de sus fuentes de información con la incorporación de los datos digitales.
Si bien el periodismo ya incluía fuentes de datos, las características de los datos digitales —filtrables y clasificables— han sido significativas y hacen de los datos un tipo de fuente cualitativamente diferente.
Los documentos, las personas y los datos se relacionan
Considerar a las fuentes en sus tres dimensiones —personas, documentos y datos— es especialmente útil a la hora de planificarlas: puede garantizar que la etapa de reporteo sea original y tenga varias capas y, en particular, puede enriquecer el trabajo cuando se identifica de qué manera una fuente condice a la otra:
- Los documentos pueden conducirte a personas: un ejemplo obvio sería una página web (un documento) con datos de contacto, pero también puedes utilizar un informe o una presentación para encontrar a un experto (el autor), o un documento sobre una reunión o una retransmisión en directo para identificar a las personas que estuvieron presentes.
- A la inversa, las personas pueden conducirte a documentos: un experto puede hablarte de un trabajo de investigación o un entrevistado puede mencionar un mensaje que recibió o un archivo que vio.
- Del mismo modo, las personas pueden conducirte a los datos: por ejemplo, facilitándote una hoja de cálculo o indicándote una tabla de un informe.
- Y los datos pueden llevar a las personas: ordenar los datos para encontrar los valores más grandes o más pequeños puede ayudarte a identificar un posible estudio de caso, o el lugar que necesitas visitar para hacer entrevistas. Además, los datos suelen ir acompañados de los datos de contacto de una persona con la que podrías hablar para conseguir más información.
- Los documentos también pueden conducir a los datos: pueden estar incluidos en una tabla o un apéndice, enlazados o referenciados.
- Y, por último, los datos pueden conducir a documentos: por ejemplo, se puede tomar un término de un conjunto de datos como punto de partida para hacer una investigación de fondo, o utilizar los datos para dirigir una solicitud de libertad de información para obtener documentos sobre un problema concreto (por caso, el empeoramiento de unas determinadas cifras).
Saber "triangular" entre los distintos tipos de fuentes es una habilidad clave para un periodista: mejorará tu trabajo y te ayudará a descubrir nuevas pistas para producir historias.
Una actualización en las redes sociales es un documento, no una persona
Concebir la búsqueda de fuentes desde estas tres dimensiones también puede ayudarnos a pensar de forma más crítica a la hora de estudiar estrategias para encontrar fuentes en línea.
Por ejemplo, la World Wide Web es fundamentalmente una red de documentos (las actualizaciones de redes sociales o perfiles son documentos, no personas), y la abundancia de estos documentos casi con toda seguridad ha hecho que la búsqueda de fuentes deje de depender de las entrevistas.
¿Qué importancia tiene esto? Al fin y al cabo, sigue habiendo una persona que escribe la actualización en las redes, ¿no? ¿Qué más da que sus palabras procedan de una entrevista o de su cuenta en las redes?
La diferencia radica en el propósito y el control. Cuando un periodista habla directamente con una persona, tiene cierta independencia editorial para actuar en nombre de su audiencia: desde negociar el tema y la dirección de la conversación hasta reaccionar a las respuestas que se le dan.
Puede aclarar y verificar, pedir más detalles o rebatir cuando otra información contradice lo que se dice.
Esto no significa que el periodista tenga el control total: la fuente también tiene independencia y puede intentar controlar la entrevista de diversas maneras. Pero el periodista debe poder hacer las preguntas que su audiencia espera de él.
El paso de las personas a (una red de) documentos también ha alejado a los reporteros de los informes formales y no públicos para situarlos en un entorno de fuentes dominado por la documentación informal y pública.
Esto tiene dos implicaciones: en primer lugar, significa que es poco probable que el periodista tenga la exclusividad; y en segundo lugar, significa que la información probablemente se ha creado con un objetivo concreto en mente para esa audiencia pública (por ejemplo, dar forma a una narrativa determinada).
Pregúntate qué lagunas de fuentes hay en cada historia
Cuando trabajamos en una noticia, podemos preguntarnos qué lagunas de fuentes tenemos.
- Si te basas en un documento público (por ejemplo, un tuit), ¿tenemos personas (citas originales) para darle cuerpo y dotar a nuestra cobertura de un elemento original? ¿Necesitamos datos (u otros documentos) para contextualizar la declaración o verificar los hechos?
- Si te basas en personas, ¿podemos encontrar documentos o datos que contextualicen y confirmen —o cuestionen— lo que dicen?
- Si te basas en datos, ¿necesitamos documentos que nos ayuden a entenderlos con precisión? ¿Podemos encontrar personas que aporten una dimensión humana a la historia?
Pensar en términos de este triángulo puede ayudarnos a evitar puntos ciegos y los peligros obvios de confundir un tipo de fuente con otro.
Paul Bradshaw es el director del Máster en Periodismo de Datos de la Birmingham City University.
Este artículo se publicó originalmente en Online Journalism Blog y es reproducido en IJNet con permiso del autor.
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