Mientras la pandemia continúa su curso, es vital que los periodistas ayuden al público a comprender las vacunas contra el COVID-19 a través de coberturas que sean precisas, accesibles y que valoren sus sentimientos y preocupaciones.
Esto implica ofrecer una cobertura fiable de los efectos secundarios conocidos de las vacunas y, también, filtrar los rumores no confirmados que han circulado sobre ellas, dijo Kerry Dooley Young, periodista freelance especializado en seguridad del paciente de la Association of Health Care Journalists, durante un seminario web del Foro de Cobertura de la Crisis Mundial de Salud de ICFJ-IJNet.
Como cualquier producto farmacéutico, las vacunas contra el COVID-19 pueden tener efectos secundarios. Los más comunes son menores e incluyen cansancio, dolores de cabeza y dolores musculares, entre otros. Los efectos secundarios más graves, como la miocarditis y los coágulos, son extremadamente raros, dijo Young.
Sin embargo, hay una gran cantidad de desinformación que circula en torno a los efectos secundarios graves de las vacunas. Por ejemplo, se han difundido que afectan la fertilidad, pero no hay evidencias al respecto y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) recomiendan que las mujeres que están intentando quedarse embarazadas reciban la vacuna. En la base de datos VAERS de los CDC, que los fabricantes de vacunas revisan regularmente, han circulado numerosas afirmaciones no comprobadas sobre los efectos secundarios de las vacunas.
"Es mejor vacunarse que arriesgarse a contraer COVID", dijo Young, advirtiendo que la correlación hecha en los informes individuales y no verificados sobre los efectos secundarios de la vacuna no implican causalidad.
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Comunicar de manera clara es la clave. Young destacó una distinción importante sobre la cobertura del COVID-19: el ritmo rápido de la información en torno a la pandemia significa que los periodistas deben tener especial cuidado de no promover información no verificada. Una comunidad médica de confianza da información legítima", dijo. "Ya no podemos hacer coberturas sobre salud como antes de la pandemia: todos nos estamos enterando de las cosas al mismo tiempo".
Los periodistas no deben abogar ciegamente por las vacunas, ni tampoco generar dudas acerca de las mismas. Y mientras trabajan, deben prestar atención a cómo reacciona la audiencia a su cobertura.
A continuación, algunas otras claves del webinario:
Informar sobre números
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Es importante que tu trabajo no sea una "sopa de números". En cambio, ofrece contexto adecuado —aun utilizando datos— para humanizarlo. Esto comunicará mejor los resultados reales y, a su vez, a combatirá las dudas.
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Muchas personas reticentes a las vacunas dicen estar preocupadas por la rapidez con la que fueron desarrolladas y por la cantidad de datos que existen sobre su eficacia. Para quienes tienen estas preocupaciones, puede ser fácil sacar conclusiones apresuradas acerca de los efectos secundarios aunque no estén verificados, explicó Young. "Esto es algo muy difícil de abordar. La reacción emocional es mucho más importante que los datos: no se puede apelar a la gente solo con números. Quienes ya se resisten a las vacunas no leerán esa historia", dijo. "Hay que ir donde la gente está: tiene que ser una conversación".
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El rápido ritmo de las investigaciones nuevas y en curso en torno a la pandemia hace que transmitir datos con precisión y eficacia pueda ser un desafío. "Si te doy cifras hoy, puede que mañana ya no sirvan", dijo Young. Los periodistas deben estar atentos para asegurarse de que las fuentes de los datos y las citas que utilizan en sus artículos son fiables y están actualizadas.
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Consultar fuentes serias
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La proliferación de información falsa en torno al COVID-19 se ha extendido a rumores no verificados sobre las vacunas. "Si a la gente le ocurre algo después de recibir una vacuna, especialmente la del COVID, establecerá esa conexión aunque no haya relación alguna", dijo Young. "Eso es lo vemos a menudo en casos de7 aborto espontáneo o en relación a la infertilidad. La desinformación se ha vuelto muy intensa".
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Es importante buscar información de fuentes creíbles. Algunos ejemplos de recursos útiles, disponibles en varios idiomas, son:
- PubMed
- Los CDC
- Asociación Americana de Obstetras y Ginecólogos
- Asociación Americana de Hematología
- National Health Service
- Especialistas locales (inmunólogos, hematólogos y más)
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Hablar con profesionales médicos e investigadores que trabajan en las comunidades locales puede ser de ayuda. Young recomienda consultarlos para entender cómo sortean la desinformación que ha calado en sus localidades a la hora de comunicar a sus pacientes los hechos verificados sobre las vacunas.
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Si bien es importante que tu trabajo sea accesible para los lectores y "se ajusten a su situación", no hay que omitir por completo los términos clave. "Limítate a una descripción sencilla, pero incluye palabras de la jerga porque es lo que la gente ha leído en otros lugares. Si quieren buscar más información por su cuenta, necesitarán esos términos", dice Young. "Yo introduciría el concepto y luego entraría en la jerga".
Tomarse el tiempo necesario
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Antes de publicar una historia, los periodistas deben pensar en sus lectores. Young sugirió observar si el artículo realmente apela al lector o solo se limita a dar cifras.
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Los periodistas deben hacer énfasis en la información médica más relevante sobre las vacunas, al tiempo que mencionan las limitaciones de las nuevas investigaciones. Fuentes creíbles y una lista de citas que respalden las afirmaciones ayudarán a poner las cosas en contexto. "Este es el ámbito del desarrollo de medicamentos", dijo Young. "Tenemos que ser humildes sobre lo que sabemos y lo que no".