El presente artículo corresponde a nuestra serie sobre el coronavirus. Entra aquí para leer más.
Primero los pasajeros que provenían de una lista de países con brotes del nuevo coronavirus fueron puestos en cuarentena al llegar a Uganda. Después, el 21 de marzo, las fronteras de Uganda se cerraron por completo. Y por esa fecha, algunos de los amigos de Sally Hayden reservaron vuelos de último minuto a sus países de origen.
Ella, sin embargo, nunca consideró irse del país africano.
"Han habido muchos menos casos en África que en Europa y Estados Unidos, y parecía más seguro quedarse", dice Hayden, quien ha trabajado como periodista en África, Medio Oriente y Europa. Cubre temas de migración y derechos humanos, así como noticias generales e investigaciones para medios como Al Jazeera, The New York Times y BBC. "También pensé que era importante seguir informando desde aquí sobre el impacto de las restricciones, así como sobre cualquier posible escalada en los casos posteriores".
A medida que el COVID-19 se extendía por todo el mundo, los periodistas freelance que trabajan fuera de sus países de origen —y que de por sí tienen una profesión impredecible—, se enfrentaron a un nuevo dilema: ¿quedarse en su nuevo hogar o regresar a su país?
[Lee más: Ser freelancer en el extranjero: París desde la mirada de una periodista exiliada]
Algunos, como Hayden —originaria de Irlanda—, decidieron quedarse y nunca han estado más ocupados.
"Todavía salgo a hacer coberturas mientras cuido las medidas de distanciamiento social", cuenta. “He estado informando sobre el ejército que ataca a civiles mientras impone restricciones, sobre el impacto del cierre nacional en las familias que ya vivían en la pobreza, y sobre la muerte de madres y niños que no pudieron llegar a los hospitales debido a prohibiciones en el transporte".
Otros periodistas decidieron volver a sus países de origen, sin saber cuándo podrán regresar al lugar que, con el tiempo, se ha convertido en su hogar.
Kiratiana Freelon, ciudadana estadounidense que vive Brasil, regresó a Chicago con un boleto de ida, y dejó sus pertenencias en el departamento en el que vivía en el país sudamericano. Freelon cubre temas de justicia social, con énfasis en la población afrobrasileña, así como política y noticias de última hora. Su trabajo ha sido publicado en The Washington Post, Zora y AfroPunk, entre otros medios.
"Brasil se cerró el fin de semana del 12 de marzo", dice Freelon. “Los autobuses intraestatales e interestatales dejaron de funcionar. Tuve que quedarme en mi departamento en Río y solo podía salir a comprar comida. Comencé a hablar con amigos expatriados para ver si iban a salir de Brasil. Muy pocos tenían planes de irse. En ese momento mi madre comenzó a preocuparse por mí, y yo empecé a sentirme atrapada en mi departamento, sola, en un país extranjero".
[Lee más: COVID-19: un nuevo territorio para los fotoperiodistas]
Desde Estados Unidos, Freelon traduce artículos para el periódico más grande de Brasil, Folha de São Paulo, y continúa trabajando por cuenta propia.
El trabajo freelance, sin embargo, ha sido un desafío. Freelon ha recibido algunas buenas noticias, como finalmente publicar un artículo en una revista online con la que había estado negociando antes de la llegada del nuevo coronavirus. Aunque se tardaron largo tiempo en responder, se alegró por la publicación.
La periodista india Somdyuti Datta Ray se hace eco de muchos de los dilemas y dificultades que ha vivido Freelon. Datta Ray trabaja en su país de origen, pero informa para publicaciones internacionales. Su trabajo ha aparecido en Business Insider, BI Prime, Arré, O.School, Horizon Guides y KrAsia.
"En el último mes he acumulado una colección de rechazos y correos electrónicos no respondidos, y es comprensible", dice. "Supongo que los editores están tan abrumados como yo en este momento". Pero ella continúa trabajando tanto como puede y comunicándose con fuentes por teléfono mientras está bajo llave en su casa.
Freelon no cree que los nuevos desafíos con los que deben lidiar los freelancers desaparezcan pronto. "De alguna manera sobrevivo", dice. "Pero con el panorama oscuro que se cierne sobre el trabajo freelance en este momento, estoy buscando un trabajo remoto estable".
La periodista freelance Kristi Eaton vive en Tulsa, Oklahoma, Estados Unidos y es Tulsa Artist Fellow. Visita su sitio web.