Los años electorales siempre son turbulentos para los periodistas, y no es distinto en Brasil. 2018 comenzó con la ratificación de una pena de prisión de 12 años por corrupción a uno de los principales precandidatos, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El anuncio fue seguido de protestas en todo el país.
Todavía no se sabe si Lula será realmente encarcelado o si se postulará para el cargo. Sin embargo, en las redes sociales ya circula una orden de detención falsa, un video de su arresto que viene con un virus que roba datos bancarios, así como información inexacta, exagerada y falsa en todos los ámbitos.
En este entorno incierto, ¿cómo pueden los periodistas luchar contra las noticias falsas y la desinformación que afectan no solo a Brasil, sino también al mundo?
Para Tai Nalon, director y cofundador del sitio de fact-checking Aos Fatos, es importante entender que la información falsa, que emula el formato tradicional de las noticias, es solo la punta del iceberg.
"En Brasil tenemos una cultura de comunicación por servicios de mensajería como WhatsApp, a través de los cuales se alimentan rumores de todo tipo", explica Nalon. "Esto es tan serio como las noticias falsas, o más serio aun ya que es imposible saber -por la naturaleza misma de estas herramientas- cuántas personas han estado expuestas a información errónea y cuánto material de origen dudoso existe".
WhatsApp, la aplicación de mensajería más popular entre los brasileños, se ha convertido en un importante distribuidor de desinformación y un gran dolor de cabeza para su propietario, Facebook. ¿Cómo suprimir noticias falsas en una plataforma intencionalmente cerrada y encriptada, diseñada para proteger conversaciones privadas?
Fábio Gusmão es editor digital del periódico Extra, conocido por su innovador uso periodístico de WhatsApp. Él dice que "WhatsApp funciona como un cañón para cualquier tipo de comunicación". Durante cuatro años, Extra utilizó WhatsApp para enviar noticias a más de 70.000 lectores registrados, pero detuvo el servicio por respeto a las pautas de la aplicación y para estudiar una forma mejor de distribuir contenido.
De acuerdo con Gusmão, hasta que WhatsApp lance un canal especial para medios, como hizo con WhatsApp Business, existe el riesgo de encontrarse con las limitaciones propias de la app, que puede considerar a las noticias como spam. Y eso termina beneficiando a los propagadores de noticias falsas, argumenta.
Extra ha seguido investigando noticias falsas diseminadas en las redes sociales. "Luchamos contra lo que ya es viral en las redes y que es urgente que se desmienta", dice Gusmão, quien también es el editor del blog "#Éboato #Éverdade", centrado en noticias falsas.
Nalon subraya que la responsabilidad de distribuir contenido fraudulento en las redes sociales es colectiva: "Las plataformas deben ajustar sus algoritmos para que no recompensen financieramente a los productores de falsedades, pero el usuario también debe pensarlo dos veces antes de compartir esa información".
Con la vista puesta en el usuario, Aos Fatos ha estado trabajando en sociedad con Facebook para expandir la verificación de información usando inteligencia artificial. Programado para la primera mitad de 2018, el chatbot Fátima (un juego de palabras a partir de "FactMa", una abreviatura de "FactMachine") enseñará a los usuarios a leer contenido online de manera crítica a través de Messenger. "Es el desarrollo de este tipo de habilidades lo que debe priorizarse para combatir eficazmente la desinformación en las redes sociales", argumenta Nalon.
Aos Fatos, entre otros sitios de fact-checking de Brasil como Truco de Agência Pública y Agência Lupa, también analizará más de cerca este año electoral, brindando además verificación de información en tiempo real.
Otro intento de lidiar con las noticias falsas proviene del gobierno brasileño. La Policía Federal de Brasil anunció recientemente la creación de un grupo de trabajo para combatirlas que tiene como objetivo identificar y castigar a los autores de información falaz en contra o a favor de los candidatos presidenciales. Sin embargo, hay dudas acerca de su legalidad, implementación, efectividad (esta investigación de noticias falsas llevó tres años), y su potencial para censurar, según un informe del Comité para la Protección de los Periodistas.
¿Y qué hay de los periodistas? ¿Qué pueden hacer para contrarrestar las noticias falsas antes de las elecciones? ¿Cómo pueden evitar que candidatos sensacionalistas usurpen la agenda periodística, como sucedió con Donald Trump en los Estados Unidos? Nalon y Gusmão recomiendan lo siguiente:
Sé transparente. Los periodistas deben reconstruir el puente entre el periodismo y la sociedad mostrando a los lectores cómo se producen las noticias, por qué se publican, los antecedentes de quién escribió la historia, qué empresas financian al medio y más. El activo más importante del periodismo es su credibilidad.
Haz fact-checking siempre. No sucumbas al periodismo declaratorio. Los periodistas que no verifican la información son meramente taquígrafos que reproducen afirmaciones de manera acrítica.
Traduce clara y objetivamente lo que la noticia significa. Incluso si la cobertura en tiempo real exige velocidad, asegúrate de que la información contenga contexto, esfuerzo analítico y tantas fuentes calificadas como sea posible.
Cambia la cultura de la redacción. Quienes están a cargo de la redacción deben promover un proceso constante de verificación y fact-checking.
Haz investigaciones periodísticas independientes que guíen el debate público y reivindiquen el papel de los periodistas como mediadores en la sociedad.
Crea un sistema para monitorear las redes sociales. De ese modo descubrirás el inicio del circo viral de una historia falsa.
Sospecha. Cuando te encuentres con un perfil que difunda noticias importantes, ten cuidado. Estos perfiles se han utilizado durante mucho tiempo para dar un aire de credibilidad a quienes reparten noticias falsas en las redes sociales.
Imagen con licencia Creative Commons en Flickr, vía Partido dos Trabalhadores.