Resiliencia y añoranza: tres periodistas ucranianas cuentan su día a día

Jun 15, 2022 en Cobertura de crisis
Ukraine flag

En la primera entrega de una serie de dos partes, Luba Kassova comparte la perspectiva de tres destacadas mujeres periodistas de Ucrania y su trabajo durante la guerra: Nataliya Gumenyuk, especializada en asuntos exteriores y conflictos que escribe para The Guardian, The Washington Post y The New York Times, y es cofundadora del Laboratorio de Periodismo de Interés Público; Angelina Kariakina, también cofundadora del Laboratorio de Periodismo de Interés Público y jefa de noticias de la empresa pública de radiodifusión Suspilne Ucrania; e Iryna Slavinska, productora ejecutiva y presentadora de Radio Cultura en Suspilne.


"Entiendo que mi vida como presentadora de radio no es ni mucho menos tan peligrosa como la de los periodistas de guerra y otros colegas sobre el terreno. Sin embargo, soy consciente de que Rusia ataca torres de radio y televisión. Los casos de Kherson, Mykolaiv y otras ciudades muestran muy claramente que los ocupantes tienen como objetivo a los periodistas, especialmente a la Radiotelevisión Pública de Suspilne. Hay lugares sin internet: algunas personas solo tienen acceso a la radio FM o AM para mantenerse informadas. Rusia quiere silenciar nuestras emisiones radiales".

- Iryna Slavinska reflexiona sobre la sensación de inseguridad, pocos días antes de que un cohete ruso matara a la reportera de Radio Liberty Vira Hyrych en su casa de Kiev. 

 

Iryna Slavinska
Iryna Slavinska. Foto cortesía de Luba Kassova.

 

En los más de tres meses transcurridos desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania, ocho periodistas han sido asesinados mientras ejercían su trabajo. Otros 15 murieron como combatientes o por bombardeos. En Ucrania han muerto tres veces más periodistas por mes que en cualquier otro conflicto actual, incluidos los de Siria y Yemen, y la reciente guerra en Afganistán. Dos de los periodistas muertos en acto de servicio han sido mujeres.

A medida que la guerra avanza, las mujeres vuelven a estar ausentes de la información. Menos de una de cada cuatro voces que aparecen en las coberturas sobre la invasión pertenecen a mujeres, de acuerdo con una reciente evaluación de las noticias sobre la guerra de Ucrania. Además, la cobertura suele retratarlas como víctimas, ocultando su capacidad de recuperación y resiliencia.

Hablé con tres periodistas ucranianas sobre su trabajo y su vida durante la guerra, sobre cómo afrontan el peligro omnipresente y sobre lo que les ayuda a seguir adelante cada día. Poco acostumbradas a ser parte de la historia, describen las extraordinarias presiones físicas y mentales a las que se enfrentan con sobriedad.

 

 

Angelina Kariakina. Credit: Suspilne/Anastasiya Mantach.
Angelina Kariakina. Crédito: Suspilne/Anastasiya Mantach.

Cuidado con el extremo desgaste físico de la guerra

Angelina Kariakina me describió la tensión que supone para el cuerpo estar constantemente en un estado de alerta máxima. Considera que se ha vuelto mucho más decidida, incluso impaciente, en medio de las circunstancias: "Tienes que moverte, moverte, moverte todo el tiempo. La gente que se toma su tiempo te vuelve loca. Tu cuerpo se pone rígido. Tus hombros parecen de piedra porque tus músculos están tensos todo el tiempo".

Nataliya Gumenyuk pintó una imagen vívida del agotamiento que supone ser periodista de guerra en Ucrania, informando sobre una historia que no solo afecta a otros, sino que también es la suya propia. "Para cualquier reportero extranjero es un trabajo, un trabajo agotador que se le da muy bien. Pero nosotros estamos haciendo un trabajo que está a la vez conectado con todo lo que hay en nuestras vidas. Es realmente agotador desde el punto de vista físico. Gran parte de la resiliencia viene de cómo aprendes a preservar tus recursos físicos", dijo.

 

 

Nataliya Gumenyuk
Nataliya Gumenyuk. Cortesía de Luba Kassova.

 

Para conservar su energía y hacer frente a la presión y a las constantes peticiones de todos los que la rodean, Gumenyuk ha establecido límites claros, centrándose solo en su trabajo periodístico y redirigiendo las frecuentes peticiones de ayuda humanitaria a otros.

 

 Nataliya Gumenyuk with a civilian. Photo: Andrii Bashtovyi.
 Nataliya Gumenyuk con un civil. Foto: Andrii Bashtovyi.

Lidiar con la pérdida de la normalidad

"Sería injusto para mí decir que he perdido algo, porque no me ha pasado hasta ahora. Pero hemos perdido el mundo, todo el mundo pacífico", dijo Kariakina, resumiendo la enorme sensación de pérdida que experimenta Ucrania. El dolor llena el espacio entre nosotras.

Recordó la conmoción que sintió al verse obligada a "apagar las luces y los servidores" antes de cerrar la flamante redacción de Suspilne. Entonces, como ahora, la añoranza de la normalidad puede ser abrumadora. Para hacer frente a la situación, se encierra en cualquier reflexión profunda sobre la vida antes de la guerra.  

Hace poco, Kariakina volvió a su piso para cambiarse la ropa que llevaba desde hacía semanas, antes de entrevistar al presidente ucraniano Volodimir Zelenski. "Ese momento en el que abres el armario y te metes de lleno en la que era tu vida es muy duro porque te da la falsa sensación de que todo está bien. Es mejor no hacerlo porque es difícil recomponerse", dijo.

Kariakina cerró el armario, no escucha sus listas de reproducción de música y ya no ve sus episodios favoritos de The Office para desconectarse. Tampoco lo hacen sus colegas en el frente.

 

Kramatorsk, Donetsk region. Interview with the head of Donetsk administration Pavlo Kyrylenko in a bomb shelter. Photo by Andriy Bashtovyi.
Entrevista con el jefe de la administración de Donetsk, Pavlo Kyrylenko, en un refugio antibombas. Foto de Andriy Bashtovyi.

Poder en medio de la destrucción

Conviviendo con el dolor y con el incesante estrés de informar sobre una guerra que no da señales de terminar, Gumenyuk y Kariakina son, sin embargo, conscientes del empoderamiento que les da hacer su trabajo. Informan hechos que tienen un impacto nacional e internacional, y se consideran afortunadas de poder contar esas historias. El Laboratorio de Periodismo de Interés Público, que ambas cofundaron, ganó la semana pasada el Premio a la Democracia del National Endowment for Democracy por su trabajo de documentación de los crímenes de guerra rusos en Sumy, Kharkiv, Chernihiv, Bucha, Donbas y la región de Kherson.

"Creo que estamos en una buena posición como periodistas; podemos hacer mucho para contar la historia. Tenemos cierto poder", reflexionó Gumenyuk. "Depende de nosotros influir en aquellos que están en el poder".


Foto de Mathias Reding en Pexels.