En 2017, Lewis Raven Wallace fue despedido de su trabajo en la radio pública por un artículo que escribió en su blog personal, llamado "La objetividad está muerta, y estoy de acuerdo". Sus empleadores dijeron que el artículo violaba su código de ética, sobre todo respecto del compromiso con la objetividad y la neutralidad. Aunque Wallace no estaba de acuerdo con ellos sobre esa premisa, casi no tuvo espacio para debatir al respecto.
El artículo puso fin a un trabajo, pero no a su carrera. En los años siguientes, Wallace, quien reside en Carolina del Norte, Estados Unidos. hizo de la cuestión sobre la neutralidad, la ética, la moral y verdad el centro de su carrera. Lanzó un podcast y escribió un libro, ambos titulados “The View from Somewhere" ("La vista desde algún lugar", no traducidos al castellano), que exploran la objetividad y examinan de qué manera el periodismo puede cambiar para evitar la exclusión de comunidades marginadas.
Wallace también es cofundador de Press On, una organización que utiliza el así llamado "Movement journallism" ("periodismo de movimiento") para defender el periodismo del sur de su país y contrarrestar la injerencia de los medios de comunicación tradicionales.
“El periodismo del movimiento asume que las personas mejor ubicadas para contar historias de una determinada comunidad pueden ser las personas que ya están en esa comunidad, o las personas que ya están trabajando en las soluciones”, dice Wallace. “Otra capa del periodismo de movimiento es el compromiso continuo con el análisis del poder y la opresión. En el periodismo de movimiento, no creo que nos apeguemos a ninguna política, plataforma o conjunto de ideas, pero existe un compromiso con la liberación colectiva en el largo plazo".
En la siguiente entrevista con Lewis Raven Wallace, exploramos la objetividad periodística, el futuro del periodismo y más.
¿Qué significa la objetividad para ti?
Cuando hablo acerca la definición de objetividad, la pienso de dos maneras. Una refiere a las prácticas del periodismo que se enfocan en ser fiel a una historia, y la otra es la realización en el periodismo de la idea de que debe ser neutral o imparcial. A menudo, esos dos aspectos de la objetividad —la práctica de ser fáctico y la labor de ser imparcial o neutral— se combinan en algo que ha confundido bastante la discusión.
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Una vez te despidieron por escribir un artículo que tu medio no consideró que encajara en su molde de "periodismo imparcial". Mientras los periodistas de todo el mundo cubren protestas, brutalidad policial, COVID-19 y mucho más, ¿cómo pueden contar historias y equilibrar sus propios valores e ideologías?
Mi colega y colaboradora Ramona Martínez dice que "la objetividad es la ideología del status quo". Las redacciones "objetivas" o "imparciales" en realidad no suelen evaluar cuál es su propia ideología porque esta se alinea con el status quo que las rodea. Entonces, cuando alguien en la redacción o fuera de ella desafía esa idea, se lo percibe como "no objetivo" porque no está siguiendo ese status quo. Una vez que hayas roto con eso y te hayas dado cuenta de que todos operan desde una posición ideológica de algún tipo, ya sea que se den cuenta o no, puedes tener una conversación acerca de cuáles son los valores y cómo esos valores guían la cobertura.
Creo que la idea de que es posible ser objetivo o imparcial bloquea la posibilidad de tener debates más ricos y significativos, como por ejemplo: ¿qué valores aportamos a movimientos como Black Lives Matter? ¿Es un enfoque solidario? ¿Es un enfoque que mira el fenómeno a la distancia? Si es así, ¿por qué? ¿Qué dice eso sobre la "blancura" de nuestro medio?
¿Qué piensas de los periodistas que informan sobre un tema estrechamente relacionado con sus vidas?
El privilegio y el acceso son una forma de sesgo en sí que, en muchos sentidos, son los más peligrosos porque son los más invisibles. Como persona blanca, es muy raro que tenga la necesidad de pensar en mi identidad racial o pensar en cómo mi etnia afecta mi perspectiva. Cada persona de color, en cambio, nace en un mundo en el que se lo hace muy consciente de su raza. Los blancos nacemos en un mundo en el que se nos permite no ser conscientes de ello. Esa forma de sesgo es, en muchos sentidos, la más insidiosa del periodismo.
En cierto modo, creo que la conversación debería invertirse y centrarse en las personas con poder y acceso, y el sesgo que traen consigo. Trabajo de cerca con una mujer llamada Roxana Bendezú que dirige un medio llamado Migrant Roots Media, que publica historias sobre inmigración escritas por inmigrantes e hijos de inmigrantes. Se centra en la cuestión desde sus raíces. Y ahí hay una doble dimensión. Una se ocupa de las causas fundamentales de la migración y no solo de las historias de las personas que migran. La otra es la concepción de una plataforma para quienes tienen la experiencia de primera mano, porque pueden ser las que tienen más expertise en muchos sentidos.
Las escuelas de periodismo suelen enseñar todo lo contrario, lo que, para mí, es una locura, ya que existen toneladas de ejemplos y tradiciones que dicen que las personas con conexión directa con una historia no solo pueden, sino que deben, ser quienes la cuenten. Espero que las escuelas de periodismo y los medios comiencen a reconocer las implicaciones del tipo de encuadre que proponen, y que va a contramano de la experiencia, la confiabilidad y la credibilidad.
Esto no quiere decir, por ejemplo, que todas las personas transgénero solo deberían informar sobre temas trans, o que ninguna persona cisgénero pueda hacerlo, sino que las personas trans han vivido una experiencia que está infravalorada no solo en el periodismo, sino en todos los campos.
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¿Crees que puede haber un nuevo modelo de periodismo en el que la verdad no esté definida por la "objetividad"?
En Press On hemos estado hablando sobre el periodismo de movimiento y reconociendo que, en muchos sentidos, no es un modelo nuevo. Es un modelo que surge de personas como Ida B. Wells, que hizo periodismo como parte del movimiento contra los linchamientos de negros en Estados Unidos a principios del siglo XX.
Creo que el periodismo de movimiento es un intento de sacar realidades a la luz y mostrar que las iniciativas de base para dar información que la gente necesita para hacer un cambio material en sus vidas es periodismo. Esta idea se deja de lado, desmereciéndola como "activismo", pero todos podemos ver hoy que Ida B. Wells era periodista, y que Marvel Cooke también lo era. Es posible que hayan sido acusadas de "activistas" por el racismo y el sexismo imperante, pero era una manera de limitar el alcance de su voz.
Abriste este debate en 2016, pero muchas redacciones están teniendo estas conversaciones recién ahora. ¿Crees que este impulso se mantendrá?
Creo que este impulso debe mantenerse. No hay vuelta atrás de algunas de las formas en que estos debates se han abierto en los últimos meses. Para mí, se trata de una necesidad. La forma en que hemos estado viviendo en este país, la forma en que ha funcionado el periodismo, la forma en que ha funcionado la democracia, ya no es sostenible. La gente sale a las calles porque está frustrada y por muy buenas razones. Eso continuará y aumentará hasta que el racismo se aborde a nivel sistémico y en cada parte de la sociedad.
Creo que los periodistas y los medios pueden mantener ese impulso o pueden seguir muriendo. Siento que esas son las opciones disponibles.
Wessam Hazaymeh fue pasante en el Centro Internacional para Periodistas.
Imagen principal de Katherine Webb-Hehn de Scalawag.