La periodista Adie Vanessa Offiong estaba trabajando en una historia sobre salud materna durante la pandemia de COVID-19 en Nigeria. Una de sus fuentes era una madre, embarazada de gemelos, al borde de la ruina financiera.
Ella y su esposo acababan de perder sus empleos. Tenían un hijo de tres años y estaban siendo amenazados con el desalojo. Después de la entrevista, Offiong contempló enviar dinero para ayudar a la familia, pero era muy consciente de los problemas éticos que ello implicaba.
¿Deberían los periodistas ofrecer asistencia financiera, o cualquier otra ayuda, a las personas sobre las que informan? ¿Podía interpretarse, por ejemplo, que le estaba pagando a la mujer por cooperar? ¿Podría sentar un mal precedente?
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Dar testimonio y contar una realidad exige los más altos estándares éticos, pero hay áreas grises.
Offiong, premiada periodista independiente, organizó un seminario web para explorar estas preguntas, que se transmitió el 9 de junio desde la capital nigeriana de Abuja.
Participé en dicho panel junto al Obispo Matthew Hassan Kukah, jefe de la diócesis católica de Sokoto; Motunrayo Alaka, director ejecutivo del Centro Wole Soyinka de Periodismo de Investigación, y Jeff Lowenstein, fundador y director ejecutivo del Centro de Periodismo de Investigación Colaborativo (CCIJ).
Offiong fue moderadora de la sesión, patrocinada por Black Banana Media and Development Initiative, que fundó y dirige.
“Este es un desafío al que se enfrentan muchos periodistas que denuncian problemáticas humanitarias: ¿deberíamos ofrecer asistencia monetaria u otras formas de apoyo a las personas que entrevistamos cuando necesitan ayuda? Algunos de nosotros lo hemos hecho; otros no”, dijo Offiong. "Muchas de las decisiones que tomamos al respecto están entre el respeto a la ética de la profesión versus nuestra compasión y humanidad".
Informar sobre el sufrimiento causado por el COVID-19 ha vuelto todo más difícil, dijo Offiong, cuyas historias suelen centrarse en las poblaciones vulnerables.
Históricamente, los periodistas han desaprobado dar dinero o regalos a sus fuentes. El principio detrás de esta decisión es que cualquier pago o favor podría verse como un conflicto de intereses y una amenaza para la credibilidad de la información.
“Los periodistas tienen una mejor oportunidad de obtener resultados si vienen con las manos limpias, de ahí la ética de la veracidad, precisión, equidad, responsabilidad pública y humanidad. Todo esto es central para la profesión y para los medios de comunicación si queremos desempeñar nuestro papel en la sociedad de manera efectiva", dijo Alaka.
Por otro lado, hay periodistas para quienes hacer el esfuerzo de ayudar a mejorar o incluso salvar vidas también es importante, especialmente en países con pobreza y comunidades marginadas. En Nigeria, por ejemplo, los niños mendigos están en el centro del brote del COVID-19.
“A lo que todos aspiramos es a una buena calidad de vida, y el gobierno debe hacer que eso sea posible. Cuando los encargados de este deber fallan, los periodistas llenan el vacío dando voz a las condiciones inaceptables de los que no tienen voz”, dijo el obispo Kukah. “El periodista, cuando se presente la oportunidad, debería hacer más que informar. Debería aprovechar su voz y acceder a quienes están en el poder para impulsar cambios".
Durante el seminario web se dijo varias veces que nuestras responsabilidades como profesionales de los medios y como seres humanos pueden entrar en conflicto. El periodismo humanitario, por su propia naturaleza, puede dar lugar a un choque de deberes morales y éticos.
Encontrar un equilibrio no es fácil, pero los periodistas deben estar dispuestos a vivir con esa tensión, respetando tanto su deber y su humanidad, y a la humanidad de los protagonistas de sus historias.
"El periodista debe actuar primero como profesional", dijo Alaka. "Pero el compromiso y la conexión de la persona con problemas humanitarios y el patriotismo son fuerzas que no se pueden ignorar.
"Sigue tu conciencia, sigue a tu corazón y sigue a tu humanidad", añadí. "Pero siempre respeta los lineamientos éticos. Si una fuente pide que se le pague por una entrevista, no lo hagas".
Eso no entra en conflicto con nuestros estándares profesionales. Nos hace mejores periodistas.
Y cuando surjan preguntas éticas como esta, sigue los pasos de Offiong: convocar a un grupo de aliados de confianza.
"Necesitas sentirte cómodo", dijo Lowenstein. "Ayuda tener una cantidad de personas de confianza con las que puedas hablar sobre las decisiones difíciles que surgen casi inevitablemente".
Para ayudar a resolver su dilema sobre el envío de dinero a la familia indigente, Offiong charló en profundidad con Lowenstein, a quien conocía a través de CCIJ. Lo consultó también con un editor del Daily Trust y sus colegas de la redacción.
Todos afirmaron su decisión: estaba bien ofrecer una mano amiga a alguien en necesidad.
Imagen con licencia Creative Commons en Unsplash, vía Kelly Sikkema.