Aviso: este artículo incluye contenido explícito que visibiliza el abuso de género en línea.*
Hay un nuevo frente de lucha en la seguridad de los periodistas; uno en que las mujeres están en el epicentro del riesgo. Las amenazas a la seguridad digital, psicológica y física que enfrentan en su profesión se superponen, convergen y son inseparables. Dependiendo dónde y cuándo converjan, pueden ser situaciones aterradoras o potencialmente mortales.
Los riesgos van desde el acoso y el abuso en línea hasta amenazas de violencia sexual. Hay también cada vez más violaciones a la seguridad y privacidad digital, junto con tácticas de desinformación.
La combinación de estas amenazas puede denominarse "violencia de género en línea". Los perpetradores van desde misóginos individuales y turbas en red hasta agentes de desinformación vinculados al Estado que buscan socavar la libertad de prensa.
Es por eso que el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) se ha asociado con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en una encuesta global sobre la incidencia y los impactos de este tipo de violencia contra las mujeres periodistas, y medidas efectivas para combatir el problema. La encuesta, lanzada esta semana, nos ayudará a comprender la manifestación de la violencia de género en línea en 2020.
Ser capaces de describir y entender el problema es solo el primer paso. Para responder de manera efectiva, necesitamos saber qué contramedidas se están probando e implementando, si están funcionando o no y qué mujeres periodistas las necesitan más.
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¿Cómo experimentan las mujeres periodistas la violencia en línea?
La violencia en línea amenaza a mujeres periodistas de todo el mundo, a través de una variedad de plataformas y comunidades digitales. Sea en comentarios en sitios web o en redes sociales, las profesionales de los medios lidian a diario con una violencia en línea que las sigue del trabajo al hogar, invadiendo sus espacios profesionales y privados. El abuso puede ser prolífico y constante. Puede infligir daño psicológico y profesional, obligar a las mujeres a dejar el periodismo y conducir a la violencia física.
Muchas mujeres que experimentan estos ataques utilizan términos comúnmente asociados con la guerra para describir sus experiencias. “Las mujeres son el blanco de las guerras cibernéticas de la misma manera que lo son de los bombardeos cinéticos”, dijo la periodista finlandesa Jessikka Aro.
Cuando la violencia de género en internet hizo su primera aparición, tanto los empleadores de los medios de comunicación como las empresas de redes sociales la desestimaron como algo que debía aceptarse en tanto era una consecuencia del engagement de las audiencias. Con frecuencia, la responsabilidad de manejar el problema recaía en las propias mujeres objetivo, a quienes se les decía que los ataques en línea no eran un verdadero problema.
Sin embargo, el reporteo, la investigación y el trabajo de la sociedad civil han logrado que la situación y sus impactos sean reconocidos internacionalmente, y se están desarrollando varias iniciativas colaborativas para apoyar a las víctimas. Al mismo tiempo, la violencia en línea se ha vuelto cada vez más compleja y generalizada, lo que plantea importantes desafíos a los esfuerzos destinados a contrarrestarla.
Uno de los ejemplos más escalofriantes de violencia digital contra una periodista sigue siendo el caso de 2013 de Caroline Criado Pérez en el Reino Unido. Este es el tipo de abuso que sufrió por sugerir que la imagen del ícono literario Jane Austen apareciera en un billete:
"Hubo amenazas de mutilarme los genitales, amenazas de degollarme, poner una bomba en mi casa, azotarme con una pistola y quemarme viva. Me dijeron que me meterían palos en la vagina, que me meterían penes en la garganta. Me dijeron que me harían daño hasta que rogase morir, que un hombre eyacularía en mis ojos. Y luego comenzaron a publicar una dirección vinculada a mí en Internet. Me sentí perseguida. Me sentí aterrorizada".
Tres tipos de amenazas convergentes
Hay tres amenazas en línea a las que se enfrentan actualmente las mujeres periodistas:
(1) Acoso y abuso misógino
Supone patrones de acoso y abuso sexual dirigido, que incluye amenazas de violencia (como agresión sexual, violación y asesinato) contra las mujeres periodistas (y sus hijas, hermanas o madres). También incluye insultos de género hacia su apariencia, sexualidad y profesionalismo, que están diseñados para socavar su confianza y empañar su reputación. Tales abusos pueden provenir de individuos, de "acumulaciones" formadas orgánicamente, o de grupos coordinados como parte de un ataque en red.
(2) Campañas orquestadas de desinformación que se aprovechan de discursos misóginos
Las mujeres periodistas son blanco frecuente de campañas de desinformación digital, incluidos esfuerzos orquestados que tienen vínculos con actores estatales. Las características típicas de estos ataques son acusarlas falsamente de mala conducta profesional, difundir difamaciones sobre su carácter diseñadas para dañar su reputación personal y difundir imágenes maliciosas, como videos porno deepfake, memes abusivos e imágenes manipuladas. El objetivo es socavar la credibilidad de la periodista, avergonzarla para que retroceda y ponerle un freno al periodismo crítico.
(3) Amenazas a la seguridad y privacidad digital que aumentan los riesgos físicos
Los métodos de ataque diseñados para comprometer la privacidad, la seguridad y la protección en línea de las mujeres periodistas incluyen malware, piratería, doxxing (publicación de información íntima) y spoofing (suplantación de identidad). Estas amenazan aumentan el riesgo de ataques físicos contra las mujeres periodistas, ya que pueden implicar la revelación de sus direcciones residenciales y laborales, y de sus patrones de movimiento.
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Características de la violencia en línea
La violencia en línea dirigida contra las mujeres periodistas se manifiesta de diversas formas, pero tiene varias características en común.
- Está en red: la violencia en línea a menudo está organizada y es orquestada.
- Irradia: la violencia en línea contra las mujeres periodistas se irradia a sus familias, sus fuentes y su público.
- Es íntima en detalle y entrega; las amenazas son personales.
El vínculo entre la violencia en línea y los ataques fuera de línea
Ha surgido un nuevo patrón que conecta campañas de violencia en línea y ataques fuera de línea, lo que revela la creciente amenaza que enfrentan las mujeres periodistas en todo el mundo.
En octubre de 2017, la periodista de investigación Daphne Caruana Galizia murió cuando una bomba colocada debajo de su automóvil explotó cerca de su casa en Malta. Estaba investigando casos de corrupción con vínculos con el Estado. Antes de ser asesinada, Caruana Galizia soportó frecuentes amenazas en línea y situaciones de acoso con claros aspectos de género. El patrón de violencia asociado con su muerte es tan similar al que está experimentando la editora y directora del medio filipino Rappler, Maria Ressa, que los hijos de Caruana Galizia emitieron un comunicado expresando su preocupación de que Ressa también se encuentre en riesgo de asesinato.
"Este acoso selectivo, escalofriantemente similar al perpetrado contra Ressa, creó las condiciones para el asesinato de Daphne", escribieron.
Asimismo, la muerte de la periodista de investigación india Gauri Lankesh también llamó la atención internacional. Lankesh, quien fue asesinada a tiros frente a su casa, era conocida por ser crítica del extremismo de derecha y fue objeto de importantes abusos en línea antes de su muerte. En los días posteriores al asesinato de Lankesh, los trolls celebraron en las redes sociales.
El caso de otra periodista india, Rana Ayyub, llevó a cinco relatores especiales de las Naciones Unidas a intervenir en su defensa luego de la circulación masiva de información falsa en línea diseñada para atacar su trabajo. Ayyub fue objeto de desinformación publicada en las redes, incluidos videos deepfake que llevaron a amenazas de violación y de muerte. En su declaración, los expertos de la ONU citaron el asesinato de Lankesh y pidieron a la India que actuara para proteger a Ayyub, declarando: "Estamos muy preocupados de que la vida de Rana Ayyub corra un grave riesgo a raíz de estas amenazas gráficas e inquietantes".
Reconociendo la probabilidad de que la violencia en línea se traslade al mundo físico, y subrayando los graves efectos en la salud mental del abuso digital, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha aprobado una resolución que condena todos los "ataques específicos contra mujeres periodistas en el ejercicio de su trabajo, incluida la discriminación y violencia, intimidación y acoso por motivos de género, en línea y fuera de línea”.
La violencia digital contra las mujeres periodistas equivale a un ataque a la libertad de los medios de comunicación, que abarca el derecho del público a acceder a la información, y su normalización no puede permitirse.
Sobre el proyecto de investigación-acción ICFJ-UNESCO y cómo participar
La encuesta que lanzamos esta semana se elaboró en colaboración con el Centro para la Libertad de los Medios (CFOM) de la Universidad de Sheffield. Es parte de un estudio en curso de la UNESCO-ICFJ sobre la violencia en línea contra las mujeres periodistas.
Juntos, estamos mapeando el problema tal como se manifiesta en 15 países: Brasil, Kenia, Líbano, México, Nigeria, Pakistán, Filipinas, Polonia, Serbia, Sudáfrica, Sri Lanka, Suecia y Túnez. También estamos produciendo estudios de casos de alta tecnología centrados en mujeres periodistas específicas.
Nuestros objetivos:
- Mapear la escala y amplitud del problema a nivel internacional, especialmente en el Sur Global, que ha sido poco estudiado.
- Entender cómo varían los patrones de violencia en línea contra las mujeres periodistas en todo el mundo.
- Examinar de qué manera las mujeres periodistas experimentan la violencia en línea de manera interseccional.
- Evaluar la efectividad de los intentos de abordar la crisis.
- Hacer recomendaciones a la ONU, los gobiernos, la industria, las organizaciones de la sociedad civil y las empresas de tecnología sobre formas más efectivas de contrarrestar el problema.
En nuestro trabajo contamos con el apoyo de la Red de Periodismo Ético (EJN), el Centro Dart de Asia Pacífico y la Asociación Internacional de Mujeres en Radio y Televisión (IAWRT).
Para participar en la encuesta contacta a:
ICFJ: Dr. Julie Posetti (jposetti@icfj.org) o Fatima Bahja (fbahja@icfj.org)
UNESCO: Saorla McCabe (s.mccabe@unesco.org) o Theresa Chorbacher (t.chorbacher@unesco.org)
* Si el contenido de este artículo te ha resultado angustioso o difícil, no estás sola. Hay recursos disponibles para ayudarte. Empieza por explorar los recursos del Centro Dart de Periodismo y Trauma, y busca apoyo psicológico si es necesario.
Este artículo se basa en un discurso de apertura que Julie Posetti pronunció en la conferencia Oslo Safety of Journalists, en noviembre de 2019, titulada "The New Frontline: Female Journalists at the Intersection of Converging Digital Age Threats" ("El nuevo frente: mujeres periodistas en la intersección de las amenazas convergentes de la era digital"). También incluye contenido de un capítulo del libro del mismo título, escrito para una próxima antología sobre periodismo de paz y conflictos, editado por la profesora Kristen Skare Orgeret, que será publicada por Routledge en 2021.
Las ideas y opiniones expresadas en este artículo son las del autor; no son necesariamente los de la UNESCO y no comprometen a la Organización.