Este mes se cumplen exactamente 10 años desde que pisé por primera vez suelo estadounidense y me instalé en Washington, DC para cubrir la crisis de la deuda europea para medios griegos.
La motivación que me impulsó hace exactamente 10 años es la misma que impulsa a las generaciones que dan sus primeros pasos en el periodismo: informar, buscar verdades ocultas y explorar constantemente. Los periodistas tienen la oportunidad de ofrecer algo importante a la sociedad. Y los periodistas que viven y trabajan como corresponsales extranjeros aquí en Estados Unidos están haciendo una labor esencial para los ciudadanos estadounidenses y para las democracias de los países para los que informan.
Sin embargo, ser corresponsal no es fácil. Hoy soy presidente de la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera en los Estados Unidos, donde trabajo regularmente con corresponsales que se hacen eco de muchos de los mismos desafíos -y alegrías- que experimenté hace 10 años.
Soledad
Nunca olvidaré la soledad y el sentimiento de alienación que experimenté al principio, cuando trataba de encontrar la manera de hacer los contenidos que el canal griego para el que trabajaba estaba esperando. Formar conexiones sociales fue especialmente difícil. Incluso fuera del trabajo, era difícil lograr que la gente confiara en mí; tenían la sospecha de que mi intención como periodista era utilizarlos como fuentes de información, lo que siempre les hacía sentir la necesidad de protegerse, repitiendo que lo que me decían estaba "off the record".
Los corresponsales extranjeros que pertenecen a grandes medios de comunicación y vienen a Estados Unidos tienen un grupo de colegas que ya están aquí. Sin embargo, esas son las excepciones y no la regla. Los recortes presupuestarios de numerosos medios extranjeros se han traducido en un solo corresponsal por medio.
"El primer desafío fue averiguar cómo conseguir las historias y con quién hablar", cuenta Majeed Gly, periodista de Kurdistán que ahora trabaja en Nueva York cubriendo la ONU y asuntos internacionales. "Los primeros años fue un reto inmenso conseguir las fuentes adecuadas".
Tratamos de romper estas barreras para los periodistas extranjeros a través de nuestro trabajo en la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera. Estamos abiertos a periodistas que se acercan y piden tutoría y apoyo. Les abrimos nuestras puertas y los ayudamos a llegar a una red de personas que de otro modo serían inaccesibles para la mayoría de ellos.
Sospechas y falta de credibilidad
Para persuadirlos de que me ayudaran en mi trabajo, primero tuve que superar la sospecha de personas influyentes en Washington sobre quién era yo y la agenda de los medios de comunicación que representaba. En 2010-2012, Grecia estuvo en el centro de las noticias internacionales debido a su crisis económica. Declararme corresponsal de ese país en bancarrota a menudo provocaba desprecio o lástima. Me di cuenta de que no solo llevaba mi identidad profesional, sino también la identidad de mi país.
Hoy escucho a corresponsales extranjeros hablar sobre la desconfianza que generan o sobre estereotipos racistas sobre sus países de origen. En Estados Unidos hay una distinción entre dos categorías de periodistas: reporteros que trabajan para medios estadounidenses, y corresponsales extranjeros que informan para una audiencia no estadounidense.
Este sesgo termina incidiendo en la capacidad de los corresponsales extranjeros para informar. Por ejemplo, cuando estaba reporteando desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), era más difícil para mí hacer una pregunta en la rueda de prensa en comparación con un colega de medios estadounidenses.
Bobby Talukdar es corresponsal del North East Times de la India y ha vivido una discriminación similar. “En las ruedas de prensa, ha habido momentos en los que no se me dio la oportunidad de hacer una pregunta porque el país de mi publicación no era tan importante para las prioridades de la institución o la organización”, cuenta. "No importa si eres un buen periodista o si estás haciendo las preguntas correctas. La mayoría de las veces, creo que lo que importa es si tu audiencia también es 'importante'. Por supuesto, los periodistas estadounidenses no experimentan estos problemas".
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Beneficios
Aunque es un desafío, ser corresponsal en el extranjero tiene muchas ventajas. "Es uno de los paseos más asombrosos, divertidos y emocionantes que alguien puede hacer en su vida. Nunca sabrás cómo será el trabajo", dice la periodista brasileña Miriam Spritzer, quien trabaja en Nueva York. "Tienes que estar abierto a experiencias y personas diferentes. Creo que hay algo fascinante en ir a un nuevo país y empezar de cero".
Mamen Sala vivió en Estados Unidos durante tres años antes de empezar a trabajar como corresponsal para diferentes medios en España. “Como periodista, estás mejor informado de lo que pasa en el país y cómo funciona; aprendes miles de cosas que de otra manera no habrías notado”.
Ser corresponsal me ayudó a eliminar un síndrome que los periodistas suelen tener: informar basándose solo en lo que le importa a la audiencia de su país y no en lo que importa a nivel internacional. Los corresponsales extranjeros ayudan a los ciudadanos a comprender lo que está sucediendo en otras sociedades, explicándoles cómo y por qué esos eventos afectan sus propias vidas.
La misión de la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera en Estados Unidos es crear las condiciones para que los periodistas actuales y futuros que trabajan en ese país puedan hacerlo en mejores condiciones que las que experimenté hace 10 años: tener las mismas oportunidades que sus colegas estadounidenses, garantizar el acceso equitativo a los centros de toma de decisiones, ser tratados por igual como profesionales, y promover la noción de que su trabajo es tan esencial como el de los nativos.
Si pudiera volver a elegir entre la seguridad de una carrera estable en mi país como periodista y la incertidumbre de ser corresponsal en un país extranjero como Estados Unidos, haría la misma elección.
Thanos Dimadis es el presidente de la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera en los Estados Unidos. Es autor de dos libros publicados en Grecia. Se graduó de la Universidad George Washington y fue distinguido con una beca Knight-Bagehot de la Escuela de Periodismo de Columbia.
Imágenes cortesía del autor.