Una nueva generación de fotoperiodistas está dejando su huella en la República Democrática del Congo (RDC). Al mostrar la belleza y los defectos de su país de modo imparcial, estos periodistas congoleños han sido premiados por su trabajo para algunos de los principales medios de comunicación del mundo, como el New York Times, Agence France-Presse (AFP) y el Washington Post y otros.
Estos profesionales han documentado eventos de gran relevacia, como la mortal erupción del volcán Nyiragongo en 2021, el conflicto geopolítico entre la RDC y Ruanda, y la agitación política. Así, han contribuido a ampliar las oportunidades disponibles para los fotógrafos de la región.
COVID-19 como puerta de entrada
"Durante mucho tiempo a los jóvenes fotoperiodistas se les cerraron las puertas", dice Arsène Mpiana, quien enseña fotografía en la Academia de Bellas Artes de Kinshasa y trabaja como freelance para Jeune Afrique, RFI y Der Spiegel. La escasez de fotógrafos congoleños generó vacíos en diversidad de imágenes y temas. Hasta hace unos años, las fotos de la RDC se centraban casi exclusivamente en temas de "hambruna, miseria, conflictos políticos, violencia sexual o inseguridad, por encargo de organizaciones humanitarias", explica Guy Muyemb, director de Afrik Pic y cofundador de Habari DRC.
La pandemia de COVID-19, que interrumpió la mayoría de los viajes internacionales dentro y fuera de la RDC, abrió las puertas a muchos jóvenes fotoperiodistas congoleños. Finbarr O'Reilly, un fotógrafo freelance británico-canadiense al que se le impidió seguir trabajando en la RDC durante la emergencia sanitaria, decidió en cambio trabajar directamente con jóvenes fotógrafos locales sobre el terreno para su proyecto Congo In Conversation".
"A través de nuestras imágenes, que con demasiada frecuencia adoptan los temas de la novela 'El corazón de las tinieblas', hemos marcado al país con la impronta de la violencia y la brutalidad. Para reformular nuestros relatos sobre el Congo, los artistas congoleños deben ocupar el lugar central que durante tanto tiempo han monopolizado los extranjeros", escribió O'Reilly en el prefacio del libro.
A través de Congo in Conversation, 11 fotógrafos participaron en una serie de reportajes sobre la pandemia, la seguridad en el este del país, los retos sanitarios durante los brotes de ébola y la conservación del medio ambiente. "Este proyecto ha sido una bendición para varios fotoperiodistas congoleños en términos de su reconocimiento internacional", dice Arlette Bashizi, quien trabaja para la AFP y contribuyó al libro. "Para varios de nosotros, fue a partir de este proyecto que empezamos a vivir de la fotografía".
Reconocimiento internacional
Aprovechando la ola de "Congo In Conversation", que ganó el 11º Premio Carmignac de Fotoperiodismo, los participantes no tardaron en encontrar formas de seguir colaborando con medios internacionales. Guerchom Ndebo, ganador del Premio de Fotografía Albert Khan de la AFP en 2021, vio cómo su cobertura de la explosión del volcán Nyiragongo en mayo de 2021 era publicado por Radio France International, CNN y el New York Times, entre otros. La cobertura le abrió las puertas para cubrir más noticias en la RDC, incluso a través de su actual trabajo con Getty Images y AFP.
"Es importante que contemos nuestras historias", dice Moses Sawasawa, quien recibió una esperada acreditación de Associated Press (AP) en 2021. "Más allá de que conocemos el territorio, es importante porque nuestras fotos son autorretratos. Contamos las historias de nuestras madres y abuelas que viven las guerras y muestran su resiliencia".
Las fotógrafas
Los medios congoleños han dado tradicionalmente la mayor parte de la cobertura a los hombres, y la igualdad de género no se ha alcanzado en el actual entorno mediático del país. Sin embargo, las fotoperiodistas están dando pasos para cambiar esa situación, y tienen un mayor reconocimiento. "Elegí esta forma de periodismo porque creo que es posible informar a mi comunidad con mi cámara", dice Bashizi. "Tomé la decisión de hacer fotografías, inspirada por el creciente aprecio por las imágenes en el país".
Entre las fotoperiodistas más destacadas se encuentra la colega de Bashizi, Pamela Tulizo, quien informa para el New York Times y cuyo trabajo fotográfico sobre la imagen de las mujeres congoleñas en los medios fue premiado con el Prix Dior en 2020, así como Ley Uwera, que cubre la cuenca del Congo para Le Monde, Al Jazeera, BBC y el Washington Post.
"Ellas están ayudando a mostrar la realidad sin ángulos preestablecidos, y a mostrar que en medio de los conflictos y los desafíos, hay personas que están haciendo todo lo posible para cambiar sus situaciones", cuenta Bashizi sobre estas mujeres fotoperiodistas.
Desafíos por delante
A pesar de estos avances, los retos persisten. "Todavía es complicado superar la barrera de la denegación de permisos para determinadas situaciones, como con las autoridades o cuando cubro zonas de conflicto en las que los rebeldes son mis sujetos de trabajo", explica Sawasawa.
Obtener el permiso para filmar en el país es también una traba importante. "Las autoridades exageran cuando se trata de dar permiso para filmar. Cuesta hasta US$1.000 para un periodista extranjero", dice Caroline Thirion, una realizadora belga que lleva 20 años trabajando en la RDC. "Es uno de los países donde es muy complicado hacer imágenes, incluso para los directores congoleños. Es molesto que a los fotógrafos no se les permita tomar imágenes en ciertos lugares de la ciudad, a pesar de tener autorización".
La seguridad física es otra preocupación. Ndebo recuerda los riesgos a los que se enfrentó en el rodaje de su serie, "Les Forêts du Kivu", en los alrededores del Parque Nacional Kahuzi-Biega. "Estaba rodeado de grupos rebeldes, donde se requiere la máxima precaución", recuerda.
¿Una tendencia a futuro?
"Si el fotoperiodismo local ha permanecido tanto tiempo en las sombras, es también porque no se lo enseñaba, y a los jóvenes no se les hablaba de él", afirma Didier Makal, fundador de Congo Durable, y director de Kyondo. Esto está cambiando, explica Ndebo: "Hasta hace unos años, el fotoperiodismo era una especie de actividad secundaria para los periodistas de redacción. Pero nuestra generación se dedica esencialmente a la fotografía".
A medida que Internet se hace más accesible para muchos en la RDC, hay más oportunidades para colaborar en medios internacionales. Estos profesionales emergentes están satisfaciendo "una demanda tanto de los consumidores como de los profesionales de la información en el país", señala Muyembe.
"Las plataformas digitales y las redes sociales están poniendo al fotoperiodista en su sitio", dice Makal. "Cada vez conozco a más jóvenes fotoperiodistas. Si no es solo una moda, lo veremos en cinco o 10 años".
Imagen de Johnnathan Tshibangu en Unsplash.