La difícil integración de los periodistas exiliados en Francia

por Kpénahi Traoré
Mar 12, 2021 en Diversidad e inclusión
Les toits de Paris, dans le froid de l'hiver

Los periodistas africanos refugiados en Francia llegan al país esperando mejores oportunidades. En cambio, lo que suelen encontrar son obstáculos profesionales, culturales y lingüísticos.

Muchos encuentran en Francia una industria y una cultura de medios de comunicación significativamente distinta de la suya. Deben aprender nuevas habilidades profesionales y dominar las herramientas técnicas para distintos tipos de medios.

"En Francia, los periodistas realizan cada vez más tareas múltiples. Tienen que saber hacer todo y lo que tienen que aprender se va ampliando, igual que la brecha. Algunos periodistas logran encontrar un pequeño lugar para sí mismos, pero siguen siendo situaciones extraordinarias", dice Darline Cothière, directora de la Maison des journalistes, una organización que ayuda a profesionales de los medios de comunicación exiliados en Francia. "A veces la gente piensa que si se va a otro país, como Francia, será fácil seguir trabajando. Pero puede ser muy difícil porque para algunos existe la barrera del idioma, y también porque es un sector muy cerrado: hay muy pocos trabajos para periodistas".

Dejar el periodismo

El periodista guineano Alpha Kaba llegó a Francia en 2016 después de pasar por el "infierno de Libia" como lo describe en su libro, "Esclavo de las milicias, viaje al final del infierno de Libia".

Kaba soñaba con seguir trabajando como periodista lejos de su Guinea natal, pero no pudo ser. "Me sorprendió ver que ya era difícil sobrevivir en Francia, y ni hablar de hacerlo como periodista. Por lo general, la gente me dice que tengo acento africano. He conocido a bastantes medios de comunicación que han dicho lo mismo" cuenta.

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Kaba ahora trabaja como guardia de seguridad en la Oficina Francesa de Inmigración e Integración en Burdeos, al suroeste de Francia. El trabajo, que consiguió tras unas semanas de entrenamiento, le proporciona estabilidad. "Trabajé en un almacén pero no me convenía. Estuve en el sector de la construcción durante tres meses, pero lo dejé porque no era para mí. Terminé eligiendo seguridad porque necesito pagar mis facturas".

Para mantenerse en contacto con el mundo de los medios, Kaba se ofrece como voluntario en La clef des ondes, una radio local sin fines de lucro. Todos los sábados presenta un programa llamado L'Afrique en question (África en cuestión), al que bautizó en honor al programa de radio que dirigía en su país. Su deseo es "poder regresar a Guinea libremente para ejercer el periodismo".

Una historia lamentablemente común

Kaba no está solo en su lucha por encontrar trabajo en la industria de noticias en Francia. Muchos periodistas africanos se han enfrentado a grandes desafíos para encontrar un puesto en una redacción. Otros han abandonado por completo sus carreras de periodismo.

La periodista burundesa Diane Akizimana ha sido refugiada política en Francia durante siete años. Inicialmente llegó para formarse durante un mes en el Centro de formación de periodistas, pero durante su estancia la situación política en Burundi se deterioró significativamente. Tomó la difícil decisión de quedarse, sin su esposo y sus tres hijos, quienes solo pudieron unirse a ella después de unos años.

Akizimana asumió trabajos de niñera y contratos temporales para llegar a fin de mes. Ahora es anfitriona de menores extranjeros no acompañados para la Cruz Roja.

"Francamente, este trabajo es solo para salir adelante. El periodismo es un mundo muy cerrado, de difícil acceso", cuenta. "He escrito algunos artículos y hecho algunas entrevistas a través de la Maison des journalistes, pero nunca creí que sería aceptada en este mundo. Es muy difícil cuando eres refugiado político. No estudié en Francia, no soy francesa y me siento excluida".

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La Maison des journalistes

Akizimana tuvo la suerte de haber sido remitida a la Maison des journalistes, que la acogió durante un año. "Pasé dos o tres meses durmiendo en diferentes hoteles gracias a los servicios de asistencia médica de emergencia. Pero cuando me uní a la Maison des Journalistes, fue cuando experimenté por primera vez un momento de estabilidad", cuenta.

Fundada en 2002, la Maison des journalistes ofrece alojamiento, asistencia social y legal y apoyo administrativo a profesionales de los medios de comunicación exiliados. Los periodistas alojados allí también tienen la oportunidad de mantenerse en contacto con el periodismo escribiendo artículos para su sitio web, L'œil de la Maison des journalistes.

Más de 400 periodistas de 70 países han pasado por la organización desde su creación. El 40% proviene del Medio Oriente, el 28% del África subsahariana y el 30% restante de Asia, África del Norte y el Caribe.

Desafortunadamente, las estadísticas sobre el número de periodistas que abandonan la industria de las noticias son inconsistentes y, como resultado, la imagen está incompleta.

Si bien en ocasiones pueden trabajar por cuenta propia como freelancers, puede ser difícil ganarse la vida con el oficio, y no todos los periodistas tienen la suerte de beneficiarse del apoyo de una organización como la Maison des journalistes.


Kpénahi Traoré es periodista de Burkina Faso y trabaja en el medio francés RFI. Graduada de l'École supérieure de Journalisme (ESJ), en Lille, es ex editora en jefe de RFI Mandenkan. Traoré también es creadora del podcast "Bas les pattes", que interroga acerca del lugar de las mujeres en las sociedades africanas en la era #Metoo.

Este artículo fue publicado originalmente en el sitio de IJNet en francés.

Imagen con licencia Creative Commons en Unsplash, vía Lina Silivanova.