Encontrar la manera de luchar contra la desinformación se ha convertido en un tema importante en el mundo del periodismo, y el secreto para combatir las noticias falsas se encuentra en el reporteo exhaustivo y sobre el terreno, según un panel en el reciente Festival Internacional de Periodismo de Perugia, Italia.
"No lucho contra la máquina de propaganda del Kremlin. Lucho para ganar la confianza de mi audiencia", explicó Galina Timchenko, directora del sitio digital de noticias Meduza.
A medida que la guerra informativa entre Rusia y Occidente continúa escalando, Meduza adopta un enfoque no conflictivo con el objetivo de proteger la integridad del periodismo.
Atraer a la audiencia en términos simples y claros y evitar los tonos condescendientes son algunos de los puntos fuertes de Meduza. Mientras que la cobertura de los medios occidentales tiende a centrarse en las maquinaciones de Putin, Meduza invierte sus esfuerzos en reportear sobre el terreno, con corresponsales que viajan a las regiones más remotas de Rusia.
Natalia Anteleva, CEO y editora en jefe de Coda Story, está de acuerdo con ese enfoque.
"Necesitamos dejar de luchar contra las noticias falsas y comenzar a cubrir los problemas", dijo Anteleva, y explicó que las coberturas profundas en el lugar de los hechos permiten que surjan buenas historias que puedan abrirse camino entre el exceso de desinformación.
"No salir al terreno compromete la capacidad de los periodistas de sobresalir entre el ruido", dijo. Es por eso que los periodistas de Coda invierten largos períodos de tiempo trabajando en temas que los medios tradicionales cubren superficialmente. En lugar de centrarse en las declaraciones de los políticos, van al terreno para verificar los hechos ellos mismos.
Así lo hizo también Simon Ostrovsky, otro editor de Coda, cuando mostró pruebas de la presencia militar rusa en Ucrania tras seguirle los pasos a un soldado ruso poco cuidadoso. Este tipo de periodismo detallado y centrado puede desenterrar “la realidad” que, como enfatiza Anteleva, está ahí, escondida bajo la ruidosa superficie.
"Rusia es un país de historias no contadas con mucha gente real y héroes reales", dijo Timchenko.
Timchenko fundó Meduza en 2014, después de dejar Rusia con un grupo de colegas periodistas debido a la creciente presión del gobierno sobre los medios independientes. Hoy Meduza es ampliamente reconocido como un faro de integridad periodística y una de las fuentes de información más confiables sobre lo que está sucediendo en ese país.
Según Timchenko, la actual desconfianza global hacia los medios tiene profundas raíces en la sociedad rusa, debido al impacto duradero de la propaganda soviética.
"La Unión Soviética produjo noticias falsas durante décadas", dijo. "Hemos estado viviendo toda nuestra vida en un ambiente lleno de mentiras. La indiferencia y apatía de nuestra audiencia es la consecuencia de eso: la gente no cree en nada".
Como señaló Timchenko, la propaganda pro-Kremlin está extendiendo ese cinismo más allá de las fronteras rusas, fomentando una narrativa llena de mentiras, donde "nada es verdad, pero todo es posible".
Sin embargo, y si bien hay suficiente evidencia de la desinformación patrocinada por Rusia en Occidente, la periodista no cree que el impacto de esa desinformación está sobreestimado, en particular cuando se trata de intromisión electoral.
"Todavía estamos muy lejos de comprender el impacto de tales interferencias", dijo Andrei Soldatov, periodista de investigación y experto en servicios de seguridad rusos, en otro panel del Festival. Para él es mucho más preocupante el efecto de polarización que alienta la desinformación en el ecosistema mediático occidental.
"El Kremlin tuvo éxito al menos en un punto: nos hace hablar su idioma, el lenguaje de las amenazas y de la seguridad informativa", dijo, refiriéndose a los políticos occidentales y expertos en medios, y haciéndose eco de la retórica de la guerra de la información, que plantea una grave amenaza para el periodismo serio e independiente.
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