El periodista digital Adnan Aamir, quien creció en Baluchistán, vivió la ausencia de periodismo en la región y la escasa atención que los medios de comunicación prestaban a esta extensa pero poco poblada zona del suroeste de Pakistán. Sus experiencias estimularon sus escritos, que se convirtieron en la publicación Voces de Baluchistán.
Aamir trabaja como periodista, editor, investigador y formador de jóvenes periodistas, a quienes enseña los fundamentos del periodismo digital y a abordar desiertos informativos como Baluchistán.
¿Cómo fueron tus inicios en el periodismo?
Cuando estaba en el colegio, me gustaba mucho escribir. Solía escribir ensayos y contaba mis propias historias. Cuando abrí un blog ya no podía dejarlo. Me orienté hacia el periodismo y así fue como empecé mi carrera.
Como vengo de Baluchistán, una zona conflictiva que no recibe una cobertura adecuada internacional, puedo identificarme con la gente inmersa en problemas y escribir sobre ellos.
¿Por qué elegiste la cobertura de asuntos internacionales, conflictos y economía?
Al principio cubría sobre todo la provincia de Baluchistán. Pero a medida que avanzaba mi carrera y empecé a escribir para periódicos internacionales me abrí a otros temas y horizontes.
Hoy la mayor parte de mi trabajo consiste en cubrir Pakistán para una publicación extranjera. Lo que hacemos es informar sobre historias que tratan sobre el país, pero que tienen algún tipo de importancia internacional. Esto me ha dado muchas oportunidades de aprendizaje.
¿Cuál es la importancia de cubrir Baluchistán y cómo contribuye tu trabajo a resolver el desierto informativo de la región?
Cuando trabajaba para periódicos nacionales, había temas que no se cubrían y de los que ni siquiera mis editores hablaban. Entonces creé una pequeña plataforma digital, básicamente gestionada por voluntarios que aportaban información de toda la provincia. Voces de Baluchistán también ofrece oportunidades a periodistas principiantes. Queremos que prueben suerte antes de entrar en los principales medios de comunicación. Llevamos seis años haciendo esto.
Ahora tenemos competidores, pero cuando empezamos en 2016 éramos el único periódico digital. Este aumento de publicaciones es una buena señal. Pero también hemos sufrido ataques. Nos han pirateado y han amenazado a nuestros periodistas. Igual seguimos adelante.
¿Te topaste con algún obstáculo inesperado al fundar Voces de Baluchistán?
Hay distintas partes en el conflicto de Baluchistán: el gobierno y actores no estatales. Hay que tener mucho cuidado de no cruzar ninguna línea roja percibida, porque podemos meternos en problemas serios. Es todo un desafío, porque a veces hay que demostrar que no estamos seguros de haber cruzado una línea. Esa fue una cuestión que debatimos y seguimos debatiendo con nuestros miembros.
En segundo lugar —y creo que es el problema de todas las nuevas empresas—, es que no son financieramente sostenibles. Esta organización que dirijo —que es el proyecto de mi pasión, en el que he estado inyectando mis propios ahorros— no es sostenible.
¿Qué historias has cubierto que no habrían recibido la atención de los principales medios de comunicación?
Hice un reportaje sobre la muerte de un gran número de personas en un accidente de la marina; fue una noticia importante que revelamos al mundo por primera vez. En otra pieza escribí sobre la educación superior en Baluchistán y los problemas en la asignación de becas.
Hemos informado sobre los derechos humanos en el contexto de conflicto. También tenemos coberturas políticas y socioeconómicas.
¿Cómo te ha ayudado IJNet?
Sigo las oportunidades, y llevo haciéndolo bastante tiempo. Como hay tanta competencia en la profesión, suele ser muy difícil tener éxito en algunas convocatorias. Pero hay diferentes programas, sobre medios digitales y modelos de negocio que pueden ser muy útiles.
¿Cuáles son tus planes a futuro?
Lo que me gustaría ver es un modelo de suscripción para Voces de Baluchistán, que genere los ingresos necesarios para pagar a los redactores. Pero hasta ahora este modelo no ha tenido éxito. Un par de organizaciones lo han intentado, pero los servicios de suscripción no están disponibles en la moneda local. Creo que la suscripción es una de las pocas cosas que pueden hacerse para que salvemos los medios digitales.
Si tenemos una base leal, y si de alguna manera logramos convencerlos de que se unan a un servicio de suscripción, podrá ser el comienzo de un espacio que seguirá desarrollándose y que podría convertirse en una fuente de ingresos para muchos.
Imágenes cortesía de Adnan Aamir.
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