Hace dos años estallaron importantes disturbios en Ferguson, Missouri, tras el asesinato policial de Michael Brown. Poco después los principales medios habían reservado vuelos para que sus periodistas viajaran a cubrir las tensiones raciales y las protestas que se avecinaban cerca de St. Louis, y volvieran a sus redacciones tan pronto diesen por concluida la historia.
Este método ha sido durante mucho tiempo el más utilizado para cubrir noticias nacionales e internacionales de última hora, y a veces se lo llama “periodismo en paracaídas”, porque los periodistas despegan casi tan pronto como aterrizan. Es un tipo de reporteo polémico. Por un lado, los periodistas con conocimiento local critican a los recién llegados por su incapacidad para captar los matices y por su tendencia a sensacionalizar. Otros sostienen que los foráneos todavía pueden producir coberturas de calidad, si es que se les da el tiempo suficiente para investigar.
De cualquier forma, los periodistas están de acuerdo en que el conocimiento local es clave para producir historias sólidas. Las personas que tienen un mayor conocimiento y comprensión de lo que está pasando en una comunidad son, por lo general, los periodistas de esa misma comunidad.
En muchos casos, las noticias nacionales de última hora reciben cobertura de parte de medios locales antes de aparecer en los grandes medios. Dado que los periodistas locales cuentan con más conocimientos de base y fuentes, sus informes suelen ser equilibrados, factuales y matizados.
"El periodismo comunitario seguirá siendo la parte más fuerte del periodismo tradicional", dice Al Cross, director del Instituto de Periodismo Rural y Asuntos Comunitarios. "Tiene un público bastante leal y un mayor nivel de confianza que otras formas de periodismo".
Cuando otros periodistas caen en paracaídas, pueden hacer más daño que bien, asegura el profesor de periodismo de la Universidad de Ohio, Bill Reader, que se dedica a estudiar el periodismo comunitario. Este tipo de coberturas suelen cargar de tensión a los recursos locales e interrumpe el flujo de información entre funcionarios, periodistas locales y la comunidad.
Pero no tiene que ser siempre así. A través de asociaciones con periodistas locales o de la sindicación de publicaciones comunitarias, la cobertura de grandes eventos como Ferguson o los Juegos Olímpicos de 2016 puede mejorar, y a la vez es posible reducir los costos para los medios de comunicación. La clave, según Reader, es trabajar con los medios locales sin explotarlos.
“En vez de hacer 'periodismo en paracaídas', los medios pueden invertir en alguien que ya esté en el territorio”, dice Reader. “Incluso si originalmente no son de allí, pueden haber vivido en ese lugar lo suficiente como para haber dejado de ser turistas”.
Eso es lo que hizo el Huffington Post para cubrir los eventos en Ferguson. El medio digital contrató a la periodista Mariah Stewart como su “compañera en Ferguson” para informar sobre la brutalidad policial y la injusticia social en la zona, algo que venía haciendo durante los dos últimos años.
Otros medios han optado por asociarse con medios comunitarios. Para los Juegos Olímpicos de 2016, The Guardian se asoció con periodistas de las favelas de Río de Janeiro para publicar historias en primera persona sobre cómo los juegos iban a afectar a estas comunidades.
A pesar de los pasos dados hacia este tipo de proyectos, muchos medios de comunicación siguen apegados a viejas prácticas. El sentimiento de superioridad que abunda entre los medios más grandes pone de relieve su falta de confianza en la capacidad de los periodistas locales para hacer su trabajo, según Reader. Y cuando esto sucede, el periodismo sufre.
"La prensa comunitaria es un gran recurso sin explotar para noticias e información sobre el mundo en el que vivimos", sostiene Reader. "Y los principales medios de comunicación la ignoran bajo su propio riesgo".
Imagen con licencia Creative Commons en Flickr, vía Omar Chatriwala.