De acuerdo con un informe de Naciones Unidas, la libertad de prensa ha mermado considerablemente en todo el mundo en los últimos años. En África Oriental, los resultados son dispares y debatibles.
En Ruanda, por ejemplo, tanto las mediciones internacionales como los periodistas sobre el terreno afirman que la libertad de prensa ha ido en aumento en los últimos 10 años. En la vecina Uganda, las clasificaciones internacionales y los periodistas locales señalan que ha disminuido. En Kenia, las mediciones reflejan un descenso de la libertad de prensa en la última década, pero los periodistas reconocen que tienen más que sus homólogos de Uganda y Ruanda.
En nuestro rol de profesoras periodismo y comunicación de masas, entrevistamos y encuestamos a más de 500 periodistas de Ruanda, Uganda y Kenia, y aprendimos que la evolución y el estado actual de la libertad de prensa en la región son complejos. En nuestro libro Press Freedom and the (Crooked) Path Toward Democracy: Lessons from Journalists in East Africa, ofrecemos un panorama actualizado de la situación en los tres países.
Por empezar, argumentamos que gran parte de la investigación académica que clasifica los sistemas de medios de comunicación globales pasa por alto a los países en desarrollo, y aquellos que los incluyen no han tenido en cuenta sus contextos históricos. Han partido de la premisa errónea de que las naciones se desarrollan de forma lineal —de la no democracia a la democracia— y de una prensa restringida a una prensa libre. La libertad de prensa y la democracia, en realidad, fluyen y refluyen.
Examinamos el impacto de factores sociales, políticos, jurídicos y económicos sobre los medios en Ruanda, Uganda y Kenia para comprender los sistemas mediáticos fuera del mundo occidental.
Elegimos estudiar estos tres países porque representan distintas etapas de desarrollo y construcción de la democracia. Ruanda, que sufrió un genocidio en 1994, se encuentra en una fase relativamente temprana (aunque acelerada) de reconstrucción. Uganda, que sufrió una guerra civil en los años 80 y disturbios en los 90, puede considerarse en una fase media de desarrollo. Kenia, que se ha mantenido en gran medida pacífica, puede considerarse en una fase más avanzada de desarrollo.
Ruanda
En Ruanda, a pesar de 30 años de progreso y desarrollo económico, las secuelas del genocidio de 1994 contra los tutsis impregnan los medios de comunicación del país. Múltiples leyes limitan la libertad de expresión en nombre de la prevención del genocidio, y las clasificaciones internacionales de libertad de prensa indican que la nación no es libre.
Sin embargo, descubrimos que muchos periodistas ruandeses creen que gozan de una gran libertad y que las interpretaciones foráneas no tienen en cuenta la historia del país a la hora de evaluar el panorama de los medios. Los extranjeros, por ejemplo, oyen que los periodistas ruandeses no pueden criticar al presidente o a los altos cargos del gobierno e inmediatamente piensan que no hay libertad de prensa. Pero los periodistas locales dicen que no se sienten oprimidos, sino relativamente libres para elegir los temas de sus artículos. No quieren publicar historias críticas porque desean fomentar la paz.
Así, los periodistas consideran que su papel es actuar como unificadores y corregir los errores de sus predecesores, que exacerbaron el genocidio. La confianza del público en los medios de comunicación se mantiene alta, de acuerdo con los grupos de discusión que organizamos con miembros del público en general. En Ruanda, parece existir una relación entre la libertad de prensa y la distancia del conflicto. Es decir, cuanto más tiempo pasa desde que el país vivió la guerra, más libertad de prensa tiene.
Priorizar el bien común frente a los derechos de los medios ha ayudado al país a unificarse y desarrollarse, pero a largo plazo vemos indicios de que la trayectoria lineal de Ruanda hacia el aumento de la democracia y la libertad de prensa podría no continuar. Más bien, dar prioridad a la paz a costa de la libertad de prensa podría limitar el desarrollo y reforzar las estructuras de poder autoritarias existentes.
Uganda
En Uganda, la relación entre libertad de prensa y distancia del conflicto ha sido menos lineal. Algunas restricciones a los medios han disminuido y otras han empeorado.
A pesar de un período sostenido de paz tras el conflicto con el Ejército de Resistencia del Señor en el norte del país, que comenzó en los años 80, la libertad de prensa no aumentó con el paso del tiempo. En general, los periodistas del país coinciden en gran medida con la percepción internacional de que están restringidos y de que la situación empeora cuanto más tiempo permanece en el poder el presidente Yoweri Museveni. Perciben asimismo que su libertad de prensa es menor que la de los periodistas de los países vecinos. También tienen una visión más pesimista.
La injerencia gubernamental, en parte derivada del conflicto y en parte nueva, sigue siendo omnipresente. Desgastados por la intimidación del gobierno y por leyes represivas, junto con los bajos salarios y la falta de equipamiento, algunos periodistas nos dijeron que habían recurrido a comportamientos poco éticos, como actuar como espías del gobierno en la sala de redacción.
Kenia
Kenia es el país con el panorama mediático más libre. También es el único de nuestro estudio que ha visto cambios en el liderazgo presidencial en los últimos años. Pero que un país celebre elecciones con regularidad no significa que el camino hacia la democratización y la libertad de prensa esté allanado.
Las mediciones externas indican que Kenia tiene más libertad de prensa que Uganda y Ruanda, y los periodistas del país así lo perciben. Sin embargo, los datos muestran altibajos que han reflejado las distintas administraciones y acontecimientos políticos, incluidas rachas de violencia postelectoral. Estos altibajos se deben en gran medida a políticos o miembros poderosos de la sociedad que comparten objetivos ideológicos o tienen intereses económicos, como poseer medios importantes e influir en la cobertura.
A pesar de los problemas, los periodistas atribuyen el estado de la libertad de prensa en Kenia a las amplias conexiones internacionales que tienen el país y sus dirigentes. Una sociedad civil empoderada —que deriva tanto de un espacio para la disidencia dado por los funcionarios públicos, como de la cultura y el espíritu de los kenianos— ha promovido el crecimiento de los derechos humanos, incluidas las libertades de los medios de comunicación.
Por qué importa
Nuestro libro enumera y analiza los factores que afectan a la libertad de prensa y a la construcción de la democracia.
En concreto, creemos que la distancia de cada país con respecto al conflicto, los puntos de referencia políticos, los vínculos internacionales y la fortaleza de la sociedad civil son fundamentales para comprender su grado de libertad de prensa, desarrollo y democratización.
Aunque estos factores no son los únicos elementos que influyen en el panorama de los medios de comunicación, constituyen un punto de partida para comprender y teorizar mejor sobre los entornos de libertad de prensa.
Una prensa libre e independiente permite al público pedir cuentas y transparencia a los dirigentes, tomar decisiones con conocimiento de causa y acceder a una diversidad de opiniones. Por eso es importante comprender con precisión hasta qué punto son libres los distintos contextos mediáticos y por qué.
Karen McIntyre es profesora adjunta de Periodismo y Directora de Estudios de Posgrado en la Richard T. Robertson School of Media and Culture de la Virginia Commonwealth University. Meghan Sobel Cohen es profesora asociada del Departamento de Comunicación y del Máster en Práctica del Desarrollo de la Regis University.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation bajo licencia Creative Commons.
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