Para muchas empresas, la pandemia del nuevo coronavirus ha sido devastadora. Para algunas, sin embargo, la crisis sanitaria global representó una oportunidad para ganar importantes beneficios. Desde que la gravedad del virus se hizo evidente a principios de 2020, los gobiernos federales y locales han gastado millones de dólares en la compra de artículos, como equipos de protección personal.
Las periodistas Adriana Homolova y Dada Lyndell decidieron hacer un seguimiento de cómo se emplearon los fondos que los gobiernos europeos han dedicado a combatir el COVID-19. Publicaron sus hallazgos el mes pasado en un informe de investigación con el Proyecto de Investigación para el Crimen Organizado y la Corrupción (OCCRP) titulado "Desenmascarado de la ola de gastos de COVID-19 en Europa".
En un seminario web del Foro de Cobertura de la Crisis Mundial de Salud de ICFJ/IJNet, Homolova y Lyndell se reunieron con la Directora de Participación Comunitaria del ICFJ, Stella Roque, para contar las revelaciones de su investigación y el estado actual del periodismo de datos. De la sesión participó también el periodista de datos Rui Barros, quien colaboró en el reportaje.
“Reunimos datos de 36 países y analizamos sus adquisiciones relacionadas con el COVID-19. Lo que encontramos fue muy diferente según el país”, dijo Homolova. "Por ejemplo, Portugal, Lituania y Polonia publicaron resúmenes especiales de las licitaciones, pero en algunos de países de Europa prácticamente no había datos".
A partir de la información que pudieron recopilar, Homolova y su equipo identificaron una variedad de ángulos de investigación a seguir, incluida la transparencia, la variación en la distribución de recursos a través de las fronteras y la falta de competencia en el mercado para comprar equipos de protección.
“Normalmente, un gobierno ingresa en un mercado para adquirir un producto, y luego las empresas compiten entre ellas por los contratos gubernamentales, porque son contratos bastante grandes. Con la pandemia, la situación se revirtió”, explicó Homolova. “Las empresas tenían productos como mascarillas y el gobierno entró para competir por ese producto. Eso creó una dinámica muy extraña en el mercado. Pudimos ver en los datos que había contratos por millones de euros, sin competencia, simplemente encargados directamente a una de las partes”.
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Barros dijo que al analizar los datos, no solo se enfocaron en contratos con grandes empresas. Algunas, más pequeñas, también han prosperado en los últimos meses.
“Por supuesto que los grandes contratos son importantes, pero también hay importantes contratos pequeños o medianos”, dijo Barros. “En realidad, la empresa que obtuvo la tercera mayor cantidad de dinero no fue un grupo grande. Solía ser una empresa de comercialización, y básicamente convirtieron su negocio en uno de venta de mascarillas y tests, porque tenían muy buenos contactos en China".
Obtener acceso a los datos fue un problema constante durante la investigación. Si bien los datos eran fácilmente accesibles en Portugal, por ejemplo, ese no era el caso en otros países. “Lo que nuestros colegas de otros medios asociados encontraron en muchos países es que la FOIA [Ley de Libertad de Información] había sido suspendida. Entonces, incluso si les pedías información no te la daban”, señaló Homolova. "En ese momento, el argumento fue que se trataba de una situación de emergencia, que lo era. Pero ahora no estoy segura de que ese argumento todavía aplique".
No había bases de datos privadas a las que acudir en los casos en que la información no estuviera disponible públicamente. Gran parte de esa información era catalogada como sensible ya que podía afectar futuras negociaciones gubernamentales, explicó.
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Uno de los hallazgos del equipo fueron las grandes sumas de dinero destinadas a adquirir medicamentos que no eran efectivos para combatir el virus.
“Encontramos una lista enorme de medicamentos que se compraron en Rusia debido al COVID, y en realidad eran medicamentos realmente extraños”, dijo Lyndell. “Nuestro ministro de salud publicó pautas para los médicos sobre cómo tratar la enfermedad, y había numerosos medicamentos que no contaban con pruebas de actuar realmente contra el virus. Todos los hospitales empezaron a comprar muchos medicamentos; gastaron millones de euros en ellos”.
Con los datos que pudieron conseguir, los periodistas crearon una serie de gráficos interactivos que rastreaban el gasto de los países, quiénes eran sus proveedores y la variedad de contratos creados en respuesta a la pandemia.
Homolova, Lyndell y Barros instaron a sus colegas a explorar otros ángulos posibles de la historia dentro de los datos que analizaron, y también a indagar en datos de otros países.
“Estoy segura de que no hicimos todas las investigaciones que se pueden hacer con esos datos”, dijo Homolova. "Así que, por favor, échales un vistazo y si necesitas ayuda ponte en contacto con nosotros, que estamos aquí para ayudarte".
Chanté Russell se graduó en la Universidad de Howard y es pasante de programas en el Centro Internacional para Periodistas.
Imagen con licencia Creative Commons en Unsplash, vía Jakob Braun.