Este es el primer artículo de una serie en dos partes que examina las tendencias que restringen el acceso y el uso de las redes sociales en Medio Oriente.
Durante los últimos 11 años he trazado las tendencias en las redes sociales en Medio Oriente y el Norte de África (MENA) a través de una serie de informes anuales que captan tanto comportamientos comunes como las restricciones a su uso.
Estos estudios comenzaron un año después de la Primavera Árabe, un acontecimiento geopolítico que despertó un gran interés por el potencial de las redes como agentes de cambio en la región.
Desde entonces, en varios países de MENA hemos asistido a una rápida adopción de las tecnologías digitales, unida a un endurecimiento constante de las libertades. Esto significa que, aunque en la región hay una enorme creatividad en línea —la lista de YouTube de los principales creadores de Medio Oriente y el Norte de África muestra un sinfín de ejemplos—, las oportunidades de expresión distan mucho de ser ilimitadas.
Una de las mayores ironías digitales del mundo es que, a pesar de encontrarse entre los más activos adoptantes y usuarios de estas tecnologías, los países de la región también se encuentran entre los más restrictivos.
Si miramos al año pasado, destacamos cinco tendencias en materia de libertad de prensa:
(1) Restricción a los influencers y a los creadores de contenidos
En 2022, la estrella egipcia de TikTok Haneen Hossam fue condenada a tres años de prisión y una multa de 200.000 libras egipcias (unos US$10.760) bajo cargos de "indecencia", "violación de los principios familiares" y "tráfico de personas".
Hossam, que tenía más de un millón de seguidores en el momento de su detención, alegó que su contenido se había sacado de contexto.
La BBC señala que al menos otras 11 mujeres con millones de seguidores han enfrentado acusaciones similares. Entre ellas se encuentra Tala Safwan, arrestada en Arabia Saudita y acusada de publicar contenidos sexualmente sugerentes con trasfondo lésbico. Otro TikToker egipcio, Ibrahim Malik, fue detenido en octubre de 2022 acusado de "promover contenidos inmorales".
Estos hechos no son exclusivos de Egipto. A fines de septiembre, la Fiscalía kuwaití condenó a dos TikTokers por "atentar contra la moral pública". Ambas se enfrentan a dos años de prisión cada una y multas de entre US$6.500 y US$16.200. A una influencer árabe de Snapchat se le prohibió anunciarse en Arabia Saudita tras publicar videos en los infringió las leyes contra la promoción del tabaquismo, así como la publicidad sin licencia. Se le impuso una multa de SR400.000 (unos US$106.000).
(2) Arrestos y ataques a periodistas
Además de influencers y creadores de contenido, quienes critican a los funcionarios políticos pueden ser especialmente susceptibles de sufrir restricciones y censura.
La bloguera y activista Amina Mansour fue condenada a seis meses de prisión por las autoridades tunecinas por compartir mensajes satíricos en Facebook en 2021. El periodista jordano Adnan Al-Rousan también fue arrestado el año pasado tras publicar columnas críticas en esa plataforma.
En un post, Al-Rousan escribió que los jordanos "están callados y sofocados por la ira, esperando a que el rey cambie y abandone festivales, películas, viajes y conferencias y se ocupe del país". Al-Rousan, de 71 años, fue acusado de "incitar al conflicto, sembrar la división [...] difundir noticias falsas que dañan el prestigio del Estado, calumniar a un organismo oficial y humillar a un funcionario", informó AFP.
En Turquía, IFEX registró cuando la periodista Ebru Uzun Oruç y su compañero y camarógrafo Barış Oruç fueron atacados en la calle por grupos ultranacionalistas. Esto ocurrió tras una serie de entrevistas para Sokak Kedisi TV en las que preguntaban a los ciudadanos su opinión sobre el líder del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), Devlet Bahçeli.
(3) Reducir el acceso al contenido
Cerrar el grifo de Internet es una táctica habitual de los regímenes autoritarios de todo el mundo. Irán, por ejemplo, restringió constantemente el acceso a distintas redes sociales y plataformas de mensajería en 2022, incluyendo Instagram y WhatsApp.
Radio Free Europe informó que las autoridades iraníes bloquearon los códigos de verificación en dos pasos de las aplicaciones de redes sociales. "Esto significa que si un usuario en Irán sale de la aplicación no puede volver a iniciar sesión en su cuenta", explicaron. En respuesta, plataformas como Meta y Signal elaboraron guías y dieron declaraciones en las que se comprometían a mantener los servicios en funcionamiento.
Y así como los influencers de TikTok han sido amenazados, también lo ha sido la propia plataforma. Aunque su uso está muy extendido en la región, las autoridades jordanas prohibieron temporalmente TikTok en diciembre de 2022, tras la muerte de un policía durante las protestas por la subida del precio del combustible. La aplicación sigue bloqueada a día de hoy.
(4) Manipular la conversación
La manipulación de plataformas es una tendencia creciente en una región en la que se despliegan ejércitos cibernéticos para tratar de controlar las narrativas dentro y fuera de las fronteras nacionales. Estas acciones contaminan lo que los usuarios ven en Internet y, a su vez, influyen en lo que piensan y en cómo (y dónde) expresan sus opiniones.
De acuerdo con un informe del Instituto Australiano de Política Estratégica, Rusia, Irán y Arabia Saudita son los tres "perpetradores más prolíficos" de desinformación estatal en redes sociales. Estos esfuerzos no solo afectan a los usuarios de Medio Oriente y el Norte de África, sino que suelen emanar de la región.
Meta, por ejemplo, eliminó una red de cuentas falsas en Instagram dirigida a usuarios de Escocia, que apoyaba la independencia escocesa. Unas 77.000 personas seguían estas cuentas, originadas, en realidad, en Irán. Los servicios de inteligencia iraníes también han ofrecido dinero a los moderadores de contenidos de Instagram para que eliminen cuentas de periodistas y activistas, informó BBC News.
Marc Owen Jones, profesor adjunto de Estudios sobre Oriente Medio y Humanidades Digitales en la Universidad Hamad Bin Khalifa de Doha, contó en Twitter que se estaban utilizando unas 5.000 cuentas falsas para diluir los hashtags árabes que expresaban descontento por la normalización de las relaciones entre Arabia Saudita e Israel.
Thread 1/ During Biden's visit to the Middle East, there was much discussion about #Saudi Arabia and normalisation with Israel. As a result, the hashtag 'millions against normalization trended'. This analysis shows attempts to disrupt that trend with fake accounts #disinformation
— Marc Owen Jones (@marcowenjones) July 22, 2022
8/ So to sum up. Around 5000 (approx) fake accounts appear to be drowning out an Arabic hashtag designed to express discontent against normalisation with Israel using a technique called hashtag 'chopping' or 'cropping'. #disinformation #palestine #saudi
— Marc Owen Jones (@marcowenjones) July 22, 2022
(5) Introducción de nuevas legislaciones
Por último, también hemos asistido al uso de medidas legales para influir en la libertad de los medios.
El Parlamento turco aprobó una nueva ley que podría encarcelar por hasta tres años a periodistas y usuarios de redes por difundir desinformación. Sin embargo, de acuerdo con Reuters, la ley no tiene una definición clara de lo que constituye información falsa o engañosa.
En una línea similar, las autoridades israelíes estudian un proyecto de ley que, de ser aprobado, permitirá al gobierno eliminar cualquier contenido de las redes que considere que constituya una incitación o cause daño. Arab News informó que la legislación permitirá a las autoridades bloquear contenidos en todos los sitios web, incluidos los de noticias.
Junto a estas cinco áreas también están surgiendo nuevas amenazas a la libertad de prensa en la región, cada vez más significativas. Las analizaremos con más detalle en el siguiente artículo de esta serie.
Lee más en Social Media in the Middle East 2022: A Year in Review, de Damian Radcliffe y Hadil Abuhmaid con Nii Mahliaire, publicado por el Instituto Crossings de la Universidad de Oregón-UNESCO.
Foto de Mariia Shalabaieva en Unsplash.