Desde mediados de abril de 2023, las Fuerzas Armadas de Sudán (SAF) y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) se disputan el control del país. El conflicto es consecuencia del golpe militar de 2021 que derrocó a un gobierno de transición dirigido por civiles y puso a Sudán bajo un consejo de generales, entre ellos los dos que están en el centro de la actual crisis: Abdel Fattah al-Burhan, jefe de las SAF, y Mohamed Hamdan Dagalo, líder de las RSF conocido popularmente como Hemedti.
La violencia estalló después de que fracasaran las negociaciones entre ambos líderes durante la esperada transición de regreso al gobierno civil. Más de 400 civiles han muerto y miles han resultado heridos, y es probable que la cifra real sea mucho mayor. Unas 73.000 personas han huido ya de Sudán a países vecinos, y diplomáticos y otros ciudadanos de países como Estados Unidos, Reino Unido y Arabia Saudita han sido evacuados. Más de 50 hospitales de Jartum y estados cercanos han interrumpido sus operaciones, mientras que algunos residentes locales están atrapados en sus casas, sin poder acceder a servicios básicos como agua, alimentos y electricidad.
"Hoy, dentro de Sudán, nada puede moverse. Todos los aeropuertos del país están cerrados desde que comenzaron los combates, y hay enfrentamientos en las calles", dijo a Al Jazeera Cyrus Paye, coordinador de proyectos de Médicos Sin Fronteras. "Si la situación no cambia y no se garantiza el acceso humanitario, habrá aún más pérdidas de vidas".
El ejército sudanés y el RSF acordaron un alto el fuego entre el 4 y el 11 de mayo, y también mantuvieron conversaciones de paz.
A pesar de las negociaciones, la violencia continúa. Obligados a sortear la crisis, los sudaneses utilizan las redes sociales para buscar opciones de evacuación y ayuda humanitaria.
Movilización para salvar vidas
Los sudaneses están empleando hashtags como "#حوجة الخرطوم" o #Needed_Khartoum en Twitter para compartir y encontrar ayuda en Jartum, la capital del país, donde se concentra el conflicto. Muchas de las peticiones tienen que ver con alimentos, refugio o transporte para salir de la ciudad.
"Cualquiera que quiera salir de Jartum puede preguntar por carreteras seguras y estaciones de viaje que estén operativas, o puede encontrar a alguien en Twitter que vaya a la misma zona", contó el activista sudanés Jia El Hassan. "Se ha activado un hashtag en Twitter para las necesidades de cada región".
Entretanto, los sudaneses en la diáspora lanzaron el hashtag, #KeepEyesOnSudan, para compartir actualizaciones sobre el conflicto, así como información sobre opciones de alojamiento y atención médica para los desplazados.
La red de la diáspora también organizó una recaudación de fondos en un sitio web que reúne información que las personas pueden utilizar para su seguridad y asistencia. Algunas de las donaciones están destinadas a la Asociación de Médicos Sudaneses Estadounidenses, que presta apoyo a los civiles sobre el terreno. "Es una poderosa demostración de la red civil en Sudán", afirma Yassmin Abdel-Magied, miembro de la diáspora sudanesa, quien lidera la campaña #KeepEyesOnSudan.
Fuentes sobre el terreno
Las redes sociales, especialmente los hashtags, también están ayudando a los periodistas a encontrar fuentes en Sudán.
Mahdi Garba, periodista de HumAngle, por ejemplo, usó Facebook para conseguir contactos y escribir sobre estudiantes nigerianos atrapados en el país. "Las redes sociales me permitieron obtener una imagen vívida de la crisis en curso; todos mis entrevistados aparecieron vía las redes sociales", afirma Garba.
Al conseguir videos e imágenes, los periodistas a continuación los verifican diligentemente para evitar difundir propaganda o desinformación. "Es a la vez una ventaja y un desafío", dijo el corresponsal en África del New York Times, Declan Walsh. "Esos videos pueden ser una manera excelente de mirar a lo que está pasando [...] Pero existe una alta posibilidad de desinformación, información errónea y propaganda".
De hecho, hace unas semanas, una cuenta verificada de Twitter Blue que decía representar al RSF tuiteó que Hemedti había muerto a causa de heridas sufridas durante las crisis en curso. El tuit recibió más de 1,7 millones de visitas antes de que Twitter lo eliminara.
La amenaza de los cortes de Internet
Mientras prosiguen los esfuerzos de movilización ciudadana en redes sociales, persiste la amenaza de un apagón de Internet. "La conectividad ha salvado vidas desde el comienzo del conflicto, y su ausencia hará más difícil que evitar peligros y mantenerse a salvo", afirma Isik Mater, directora de investigación de NetBlocks, una organización que monitorea la libertad en Internet.
Uno de cada cuatro africanos se vio afectado por cortes de Internet en 2022, y los residentes de Sudán estuvieron entre los más perjudicados del continente. El pasado 16 de abril, la empresa de telecomunicaciones MTN Sudán bloqueó la conectividad en el país por orden del regulador gubernamental de telecomunicaciones. Otro proveedor local, Canar Telecom, registró cortes parciales el quinto día del conflicto.
"Los datos de la red en tiempo real muestran un colapso casi total de la conectividad a Internet en Sudán, con una conectividad nacional que se sitúa ahora en el 2% de los niveles ordinarios", advirtió NetBlocks el 23 de abril. La entidad afirma que los cortes de electricidad, la imposibilidad de los civiles de acceder a gasolina para alimentar generadores de reserva y la destrucción de centros poblacionales también contribuyen a reducir la conectividad a Internet. El 26 de abril MTN anunció que volvía a estar en línea, ofreciendo llamadas gratuitas de hasta 15 minutos, así como datos móviles para usar WhatsApp.
Un corte de Internet en Sudán podría ser devastador para los residentes que buscan ayuda. Las consecuencias se intensifican aún más si se tiene en cuenta que muchas organizaciones humanitarias han paralizado su labor en el país.