El video, filmado tras el paso del huracán Harvey, era asombroso: un semirremolque había quedado varado en una crecida y el conductor quedó atrapado en el interior. El agua había comenzado a ingresar en la cabina cuando un reportero que transmitía desde una carretera cercana notó la alarmante escena.
Bajo la lluvia, gritó: "Señor, ¿está bien?". Después hizo señas a un vehículo de rescate con remolque. El camarógrafo filmó mientras el conductor era sacado por una ventana de su vehículo.
La historia, transmitida en KHOU-TV de Houston, se volvió viral: "Periodista de Houston ayuda a salvar al conductor de un camión varado", informó CBS News. El Huffington Post acreditó al reportero como “líder de los rescatistas del conductor de camiones atrapado bajo 10 pies de agua". Un titular del Daily Beast decía: "El equipo de Houston TV salva la vida del camionero".
El rápido accionar de Brandi Smith de KHOU fue una parte integral del noticiero.
KHOU has evacuated the studios. The roads were so bad I couldn't get in to work. But @BrandiKHOU is still on for us!#KHOU11 pic.twitter.com/QKHs26TL7I
— Ron Trevino (@khouron) August 27, 2017
Lo ocurrido en Houston ese domingo por la mañana es parte de un debate de larga data acerca de si los periodistas deben dejar a un lado sus anotadores y cámaras y ayudar a quienes lo necesitan.
Los profesionales de los medios suelen respetar la máxima “ser visto pero no escuchado”. Sin embargo, está en la naturaleza humana querer ayudar a alguien que está sufriendo o está en peligro. Observador o participante: ¿dónde dibujamos la línea?
En septiembre pasado, Patrick L. Plaisance, editor del Journal of Media Ethics, describió el papel de los medios de dar testimonio como “un imperativo moral profundamente arraigado en el ADN periodístico… Salir de ese papel no debe tomarse a la ligera”.
Citó la cobertura del huracán Harvey en la que, en ocasiones, los reporteros ayudaron a los rescatistas, subiendo a las víctimas de la inundación a los botes y ayudándoles a salir de las casas sumergidas con las cámaras filmando.
"Si realmente se sintieron obligados a ayudar, deberían haber apagado las cámaras hasta que estuvieran listos para continuar trabajando como periodistas. De lo contrario, puede parecer más un acto autocelebratorio que una respuesta moral y crucual", opinó Plaisance.
Él sugiere dos factores a considerar: la naturaleza del peligro y si la ayuda de los medios es realmente necesaria. Plaisance consideró que la intervención de Smith sí lo había sido.
"Lo que sucedió allí fue mucho más espontáneo", dijo. "Claramente, la situación era seria y no había ayuda hasta que el reportero hizo señas al camión del alguacil y ordenó a los rescatistas que lo condujeran al conductor atrapado. No tengo ningún problema con eso".
Una historia publicada en agosto pasado en Business Insider describió de qué manera los rescatistas estaban abrumados y los periodistas comenzaron a ayudar. En un caso, el corresponsal de CNN, Ed Lavandera, pidió cortar la transimisón mientras él y otros miembros de su equipo de televisión llevaban en bote a una anciana que había quedado varada.
"Quienes están siendo rescatados de sus casas generalmente no esperan que lo haga un equipo televisivo", dijo Lavandera al Business Insider. "Es una cuestión de dignidad". En otros casos, CNN se centró en los rescates en los que participó su equipo de noticias.
Cada situación es diferente y no hay respuestas uniformes. IJNet reunió pautas que pueden ayudar en la toma de decisiones.
Gene Foreman, autor de "The Ethical Journalist: Making Responsible Decisions in the Digital Age", señala que, con el paso de los años, los profesionales y académicos del periodismo han llegado a un consenso: los periodistas deben actuar para salvar vidas o prevenir lesiones si son la mejor o la única persona en posición de intervenir.
En su libro, plantea cuatro preguntas:
- ¿El peligro es inminente?
- ¿El peligro es grave?
- ¿Hay alguien más que pueda ayudar?
- Tú, como periodista, ¿cuentas con las habilidades especiales que la situación requiere?
Foreman también recoge la visión de Rachel Smolkin, quien escribió sobre los periodistas que intervinieron durante el huracán Katrina en agosto de 2005. Entre sus consejos:
- Sigue tu conciencia. Tu humanidad, tu capacidad de empatizar con el dolor y el sufrimiento, y tu deseo de evitarlo, no entra en conflicto con tus estándares profesionales. Esos impulsos te convierten en un mejor periodista, más sintonizado con las historias que tienes que contar.
- Si cambias un resultado por una intervención responsable y necesaria porque no había nadie más para ayudar, que así sea. Díselo a tus jefes y, cuando sea esencial para una historia, también cuéntalo a tus lectores y espectadores.
- Recuerda, sin embargo, que tu rol principal y único como periodista es dar testimonio. Si decides actuar, hazlo rápidamente y luego sal del camino.
Smolkin contó cómo los periodistas que cubrieron Katrina "mostraron compasión al ofrecer agua, transporte y rescate, pero su servicio más duradero fue contar el sufrimiento de los ciudadanos atrapados en albergues infernales y en sofocantes carreteras interestatales, y documentar la inexcusable respuesta del gobierno".
"Sin periodistas que cumplan ese rol esencial, los recursos que ayudaron a una escala mayor nunca habrían llegado".
Roger Simpson, coautor de "Covering violence: a guide to ethical reporting about victims and trauma” y director fundador del Centro de Dart para el Periodismo y el Trauma, expresa una idea similar:
"El periodista, como cualquier ser humano, debe prevenir o minimizar el daño si está en su capacidad hacerlo. Cuando la necesidad es abrumadora y se está haciendo poco, las pequeñas acciones pueden mantener al periodista en una relación moral y emocionalmente saludable con el evento que está cubriendo.
"Entiende asimismo que sujetar la cámara o grabar lo que ves y escuchas puede ser la forma más efectiva de intervenir".
Imagen con licencia Creative Commons en Flickr vía Florida Fish and Wildlife.