Nanji Nandang acababa de graduarse en la escuela de periodismo y trabajaba como voluntaria en una emisora de radio de la ciudad de Jos, en el norte de Nigeria, cuando oyó hablar de Musa*, un niño de 9 años superviviente de abusos sexuales. Cuando se enteró de su calvario, sintió que los medios de comunicación podían ayudarlo.
En el norte de Nigeria, la incidencia de la violencia de género ha aumentado considerablemente. Esto incluye los matrimonios forzados y precoces, así como las agresiones físicas, mentales y sexuales a mujeres y niños. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, casi tres de cada 10 mujeres nigerianas han sufrido violencia física antes de cumplir los 15 años. Dos tercios de los niños sobrevivientes de la violencia y los abusos nunca hablan. Menos de cinco de cada 100 reciben algún tipo de apoyo.
En 2020, Nandang lanzó Silent Voices, un programa de radio destinado a concientizar sobre la violencia de género, en colaboración con la Federación Internacional de Abogadas (FIDA), una ONG dedicada a la promoción, protección y preservación de los derechos de las mujeres y los niños. "Desde su lanzamiento, hemos podido no sólo concientizar y dar voz a los que no la tienen, sino que nuestra colaboración con FIDA nos ha permitido perseguir a algunos de los autores de estos actos", dijo Nandang, y añadió: "Lo que me inspiró fue la historia de Musa*, no se merecía lo que le ocurrió".
Todos los jueves por la noche, Nandang sale al aire para hablar con más de 100.000 oyentes de la radio Jay 101.9 FM, en Jos. "Durante las llamadas telefónicas, algunos de los oyentes piden permanecer bajo anonimato para denunciar su situación, mientras que otros llaman para compartir su experiencia. Ahora la gente habla", explicó.
Silent Voices tiene un podcast con más de 41.000 oyentes mensuales y también colabora con organizaciones de la sociedad civil para educar y apoyar a niños y mujeres en estos temas.
La justicia sigue su curso
En junio de 2021, Silent Voices y FIDA se hicieron cargo del caso de Mafeng*, una niña de 13 años que fue violada por su vecino. Informaron a la policía del incidente y FIDA prestó servicios jurídicos gratuitos a Mafeng. Actualmente, el agresor está tras las rejas, a la espera de ser procesado.
La violencia de género es una violación de los derechos humanos. La Oficina Nacional de Estadística de Nigeria informó de que en 2017 hubo 2.279 casos de violación y agresiones sexuales denunciados a la policía. Por desgracia, la mayoría de los incidentes de violencia sexual y de género quedan impunes en Nigeria.
Entre 2019 y 2020, hubo un número alarmantemente bajo de apenas 32 juicios exitosos por violación, según informó la Agencia Nacional para la Prohibición de la Trata de Personas, la unidad de lucha contra la trata de personas de Nigeria. La Agencia, que publica en su sitio web un registro federal de delincuentes sexuales, no dispone de datos separados sobre violaciones de niños en específico.
En 2020, el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, dijo que estaba "particularmente molesto por los recientes incidentes de violación, especialmente de niñas muy jóvenes". Los gobernadores de toda Nigeria también declararon el estado de emergencia en junio de ese año por la cuestión de la violencia sexual y de género contra mujeres y niños. Sin embargo, los casos no han dejado de aumentar, especialmente en el norte de Nigeria.
Durante la segunda conferencia anual del Foro de Esposas de Gobernadores de Nigeria, celebrada a principios de diciembre, Aisha Buhari, Primera Dama de Nigeria, criticó al gobierno federal por no hacer más para combatir la violencia sexual y de género en el país.
Mary Izam, presidenta de la sección estatal de Plateau de FIDA, dio fe de las preocupantes cifras. "Nos asociamos con el programa de radio Silent Voices para hacer posible nuestros esfuerzos por ofrecer orientación y litigios a las víctimas de acoso, abuso infantil y otros tipos de violencia sexual y de género", detalló. "También hemos tenido que atender varios casos, algunos de ellos que están actualmente en los tribunales. A través de los servicios pro-bono ofrecidos por nuestros miembros profesionales a las víctimas, nos ocupamos de que se haga justicia."
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Desafíos encontrados
Dirigir Silent Voices conlleva una carga. "A menudo, las víctimas abandonan el camino por falta de medios económicos", explicó Nandang. "Cuando se lleva un caso a la policía nigeriana, se suele obligar a las víctimas a pagar las facturas médicas y otros servicios, y me encuentro con situaciones en las que los padres de las víctimas —en su mayoría personas pobres— cobran sobornos de los perpetradores para que retiren el caso después de que lo hayamos llevado a los tribunales".
Según Izam, las prácticas tradicionales perjudiciales han desempeñado un papel importante en el silenciamiento de mujeres y niños. "Incluso cuando intentan hablar, algunos de los perpetradores son poderosos en la sociedad e intentan utilizar su influencia para suprimir nuestros esfuerzos. Tuvimos un caso en el que el juez se negó a dictar sentencia por 'razones personales'. La víctima recibía continuamente amenazas, y al final optó por no hacerlo", dijo.
Para Silent Voices, su labor informativa va más allá de contar las historias de estas sobrevivientes. A pesar de las dificultades encontradas, el programa ha seguido educando a sus oyentes sobre cómo manejar legalmente los asuntos de abuso y agresión sexual.
Cuando los sobrevivientes pueden compartir sus historias, Nandang y su equipo se aseguran de que los relatos y las pruebas sean auténticas. Luego, facilitan servicios legales y apoyo a través de sus socios. En muchos casos, también coordinan la realización de exámenes físicos forenses y ayudan a identificar los tratamientos y el apoyo psicológico necesarios.
* [no son nombres reales] las fuentes pidieron permanecer anónimas.
Fotografía de Fringer Cat en Unsplash.