Publicación feminista ofrece nuevas perspectivas sobre género en Indonesia

Feb 5, 2020 en Diversidad e inclusión
Woman by painted wall

Las mujeres en Indonesia todavía lidian con desafíos que en otras partes del mundo serían impensables, desde actitudes patriarcales profundamente arraigadas debido a creencias culturales o religiosas, hasta la falta de apoyo gubernamental a una legislación que garantice sus derechos y las proteja de la violencia.

Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, ocupó el puesto 85 de 153 en el Índice de Brecha de Género 2020 del Foro Económico Mundial después de obtener una puntuación baja en participación económica, educación y empoderamiento político.

En un país en el que los valores conservadores campean libremente, los temas relacionados con la desigualdad de género, la sexualidad y los derechos LGBTQI+ casi nunca se discuten en la esfera pública. Los medios de comunicación enfocados en las mujeres solo posicionan objetos y productos de consumo, con contenido sobre estilo de vida, moda y belleza.

Pero una revista online de Yakarta, Magdalene, está cambiando el juego. La revista feminista publica artículos en inglés e indonesio que ofrecen nuevas perspectivas sobre las mujeres y plantean preguntas sobre religión, política y condiciones sociales.

¿"Queremos ofrecer contenido de calidad y representar experiencias femeninas que sean más auténticas e inclusivas con un enfoque de género", dice la cofundadora de Magdalene, Devi Asmarani. "Criticamos todas las prácticas que se dan por sentadas y que perpetúan injusticias y desigualdades".

Los artículos escritos por periodistas y colaboradoras de Magdalene difícilmente se encontrarán en los medios convencionales, como "Me gustan las mujeres y mi madre quiere que sufra por eso", "Seis influyencers feministas que cambiarán la forma en que te ves a ti misma y a los demás" y "Nueva película sobre educación sexual rompe los estereotipos". También tienen un podcast e incluso un libro, que se publicó en 2019.

Magdalene fue cofundada por Asmarani y sus colegas periodistas Hera Diani y Karima Anjani en 2013 con la misión de promover la igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres, el pluralismo y la tolerancia. Afirman canalizar voces feministas, pluralistas y progresistas, o simplemente aquellas que no temen ser diferentes en términos de género, color o preferencias sexuales.

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Aunque los problemas que se discuten en Magdalene parecen ser pesados, están escritos con un lenguaje sencillo. La mayoría de sus lectores son mujeres de 18 a 30 años, pero no todos caen en ese grupo demográfico. Magdalene también ha atraído a algunos lectores masculinos, que representan alrededor del 30% de su audiencia.

Uno de esos hombres es Riza Akbar, quien dijo que Magdalene lo ayudó a comprender las relaciones de género y cómo debe posicionarse como hombre: "Magdalena abrió mis horizontes sobre muchas cosas y estoy agradecido de que existan".

Como es común entre los medios independientes, el desafío más difícil de Magdalene está relacionado con la financiación. Durante los primeros cinco años, Asmarani y Diani pagaron los salarios de sus empleadas con dinero de sus propios bolsillos. Ni siquiera tienen una oficina física.

"Si no fuera por la pasión que tenemos, tal vez nos habríamos rendido", dice Asmarani, quien también trabaja como editora en jefe de Magdalene.

Ahora la publicación tiene un staff de 12 personas, que incluye el equipo editorial, periodistas y aprendices. Se les pide que no solo trabajen en la parte editorial, sino que también encuentren fuentes de financiamiento.

"Carecemos de recursos humanos y fondos", dice Asmarani, quien ha sido periodista durante más de 20 años.

El modelo de negocios de Magdalene incluye la venta de mercancías y la celebración de eventos. También crearon una agencia creativa llamada Working Room, que contrata a escritores, editores y diseñadores para crear y producir contenido para particulares y empresas. Este flujo de ingresos es el mayor sostén de Magdalene.

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"Es difícil para los medios como nosotros sobrevivir si no tenemos un modelo de negocio diverso y fuerte. Si confiamos en la publicidad, ciertamente no podremos sostenernos porque nuestro tráfico es menor al de los medios tradicionales", explica Asmarani.

A pesar de que todavía les cuesta encontrar fondos confiables, el desempeño de Magdalene en los últimos seis años no ha decepcionado. El tráfico es de alrededor de 500.000 usuarios por mes. En el último año, ya que han podido trabajar a tiempo completo para producir más contenido, el aumento del tráfico ha sido casi del 200%.

"Podemos sobrevivir porque ofrecemos algo diferente: calidad. Tenemos lectores leales, pero eso no es suficiente", dice Asmarani. "Debemos tener un buen negocio para que podamos ser sostenibles".

La lectora de Magdalene Yani Susanti dice que la revista le ha abierto los ojos al feminismo y a cuestiones relacionadas con el género. "Los problemas planteados hasta ahora por Magdalene no pueden ser discutidos libremente en mi familia y entorno", agrega. "La publicación se ha convertido en una guía para mí".


Ainur Romah es periodista freelance y ha publicado sus trabajos en el South China Morning Post, el Washington Post, The Globe Post y más.

Imagen con licencia Creative Commons en Unsplash, vía Ghiffar Ridhwan.