Hay muchas expresiones idiomáticas que equiparan al dinero con la credibilidad y la confianza. La manera en que las personas obtienen y gastan su dinero suele ser la expresión más creíble de lo que valoran y de quiénes son.
Atribuimos tanto valor al dinero y a la forma en que expresa nuestras creencias que el historiador Yuval Noah Harari declaró en su éxito de ventas “De animales a dioses. Una historia de la humanidad”:
"El dinero es un sistema de confianza mutua, y no cualquier sistema de confianza mutua: el dinero es el sistema más universal y más eficiente de confianza mutua jamás creado”.
Por extensión, esta creencia de que el dinero es la mejor medida del valor de todas las cosas en la sociedad moderna –la pérdida de un ser querido (pago de seguros), el salario de un maestro o un director ejecutivo, un barril de petróleo–, nos ha llevado a confiar demasiado en los mercados.
Pero muchos estudios han demostrado que el mercado de los medios valora la desinformación, el sensacionalismo, los chismes y el entretenimiento por encima de los valores sociales, algo que puede verse en los ingresos y las ganancias generadas por la publicidad. Así es como Facebook e Instagram hacen su dinero.
Al poner tanta fe en la mano invisible de los mercados, hemos devaluado la importancia de la ética, la credibilidad, la confianza y la comunidad. (Entre mis otras lecturas sobre el tema se encuentran una columna reciente de David Brooks, El precio de la civilización de Jeffrey D. Sachs, y El euro. Cómo la moneda común amenaza el futuro de Europa, de Joseph E. Stiglitz).
Entonces, ¿es el mercado el mecanismo correcto para decidir qué es confiable y creíble? ¿El periodismo que busca servir al público en lugar de entretenerlo, y perseguir hechos verificables en lugar de publicar chismes sensacionales tiene valor en el mercado? ¿Puede el periodismo que intenta ser un contrapeso al poder político y comercial tener un futuro comercial?
Una encuesta del Instituto Reuters a 200 directores de medios, editores y líderes digitales de 29 países predice que este año más publicaciones rechazarán Facebook y otras redes sociales cuyos algoritmos han ayudado a difundir información errónea.
Y más de la mitad de los encuestados están trabajando en modelos de suscripción y otras maneras de generar ingresos con el apoyo de los usuarios para reemplazar la publicidad.
Sin ayuda de la mano invisible
En mi vida anterior como editor de un periódico especializado en negocios, presidí una gran campaña de caridad y llamé al CEO de uno de los bancos de inversión más grandes del país. Me dijo que su empresa no aportaría nada a la campaña; que su responsabilidad era maximizar el valor de los accionistas. Si sus socios querían dar a la caridad, que así fuese. Simplemente estaba siguiendo la ley. El mensaje fue claro: el mercado no tiene conciencia ni compasión.
El mundo del capital financiero no vendrá al rescate del periodismo. Los medios de comunicación comprometidos con el servicio público tendrán que monetizar su capital social, esto es, la confianza que sus audiencias depositan en la credibilidad de su trabajo, la confiabilidad de sus editores y periodistas, así como el compromiso de ayudar a las comunidades a resolver los problemas que enfrentan todos los días.
Muchos de los medios que han tenido más éxito lidiando los desafíos del entorno digital han hecho de la credibilidad su activo financiero más importante, y se han ocupado de generar ingresos de los usuarios.
Informes recientes muestran que esta estrategia está funcionando a nivel internacional para el New York Times, el Washington Post, y The Guardian. En los mercados nacionales, eldiario.es de España, De Correspondent de Holanda, Malaysiakini of Malasia, y The News Lens of Taiwan han prosperado y sobrevivido con un enfoque que se centra en los intereses de los usuarios, no de los anunciantes.
Las publicaciones están comenzando a darse cuenta de que el periodismo y la información pública son lo que los economistas definen como un "bien público", es decir, un producto o servicio que ninguna empresa quiere brindar porque no es rentable, como viviendas de bajos ingresos o educación para todos, o la investigación científica o el alumbrado callejero.
El mercado todavía dará cierto apoyo al periodismo, porque el mejor periodismo inevitablemente atraerá a una audiencia, y esa atención tiene un valor tremendo para los sponsors. Algunos de los medios mencionados siguen generando ingresos por publicidad. Pero con el tiempo, los sponsors enfrentarán el día en que el periodismo revele algunas verdades incómodas y no a todos ellos les parecerá un mercado agradable.
Fact-checking
Una respuesta de la comunidad periodística a la crisis de credibilidad ha sido la creación de la Red Internacional de Fact-Checking, cuyas 61 organizaciones se han adherido a sus principios para realizar una "verificación de hechos transparente y no partidista" con el objetivo de fortalecer el periodismo. Obviamente están respondiendo a una demanda del mercado: el mercado de las ideas.
Este post fue publicado originalmente en el blog News Entrepreneurs y es reproducido en IJNet con permiso.
James Breiner es ex becario Knight International, y fundador y ex director del Centro de Periodismo Digital de la Universidad de Guadalajara. Visita sus sitios News Entrepreneurs y Periodismo Emprendedor en Iberoamérica.