Las líneas se difuminan. El punto en el que termina el periodismo tradicional y comienza la creación de contenidos ya no supone una frontera clara, sino una frontera dinámica que pide un nuevo mapa ético. A medida que los periodistas adoptan las herramientas y los modos de los influencers, y los influencers abordan el trabajo de los periodistas, ¿cómo se traducen los valores fundamentales del oficio a este paisaje digital fluido y vertiginoso?
En el Festival Internacional de Periodismo 2025 de Perugia, Italia, periodistas devenidos en creadores de contenido discutieron sobre los dilemas prácticos a los que se enfrentan a diario los innovadores que tratan de ofrecer información confiable, especialmente a un público más joven que cada vez mira más allá de los medios tradicionales. Para ellos, navegar por este espacio significa desafiar supuestos arraigados y establecer nuevas normas basadas en la transparencia y el rigor.
Priorizar el rigor sobre las etiquetas
En la economía de los creadores, los títulos tradicionales parecen tener menos peso entre el público que el contenido real del trabajo. En el festival de Perugia, el panel "La ética del periodismo en la era de la economía de los creadores" comenzó abordando la a veces incómoda relación entre los términos "periodista" e "influencer".
Sruthi Gottipati fundadora de SpotOn, una startup de noticias impulsada por creadores y centrada en la generación Z, se mostró contraria a obsesionarse con las etiquetas. "No creo que a la gente le importe tanto la etiqueta", dijo. "Utilizo las palabras 'influencer' y 'creadora' indistintamente. Lo más importante es el tipo de trabajo que se hace, con el rigor periodístico que nos han enseñado".
Para ella, los valores periodísticos de la responsabilidad, la transparencia, la verdad y la imparcialidad, son fundamentales, independientemente de cómo se identifique a los creadores. La clave está en incorporar estos principios en lo que se publica. En SpotOn, su objetivo es "desplegar el valor que aportan los periodistas" al formarlos como creadores, al mismo tiempo que brinda a los creadores interesados en el periodismo el rigor propio de la profesión.
Reevaluar la objetividad
También está cambiando el antiguo ideal de la objetividad. El panel cuestionó la noción tradicional de objetividad periodística, señalando que la conversación en torno a este concepto ha evolucionado.
Kassy Cho, fundadora del medio Almost, que ofrece noticias globales a audiencias jóvenes, explicó su decisión de ir más allá de la neutralidad estricta, especialmente al cubrir temas marcados por evidentes desequilibrios de poder. “El periodismo trata de la rendición de cuentas y, a veces, cuando adoptas una postura neutral y das espacio por igual a ambas partes, puedes terminar amplificando narrativas dañinas”, señaló, mencionando como ejemplos la cobertura del cambio climático y del conflicto en Gaza. “En Almost tomamos la decisión editorial de llamar genocidio a la guerra en Gaza porque es la verdad, es lo que estamos viendo. Tener claridad moral no es un error; lo que a veces sí lo es el silencio neutral que se vuelve complicidad”.
Sanne Breimer, fundadora de Inclusive Journalism, agregó que la verdadera objetividad es una ilusión. “Creer que uno nace siendo una persona objetiva no tiene sentido”, afirmó, subrayando la importancia del concepto de “posicionalidad”: reconocer cómo nuestra propia historia y contexto influyen en la forma en que observamos y contamos el mundo.
Admitir que ningún periodista es realmente un pizarrón en blanco —cada uno aporta su bagaje y su punto de vista— fomenta una relación más honesta con la audiencia. Se pasa de una objetividad inalcanzable a objetivos alcanzables, como la imparcialidad, la justicia, la exactitud y la transparencia en el enfoque.
Monetizar con integridad
Las consideraciones éticas se extienden a cómo se financia esta nueva forma de periodismo, y aquí la transparencia se vuelve una necesidad. Gottipati desmintió el mito de que el contenido patrocinado aleje al público. Según su experiencia, las audiencias son inteligentes y les molesta ser engañadas mucho más de lo que les molesta un contenido patrocinado claramente etiquetado y alineado con los valores del medio. "Lo que no les gusta es que les tomen el pelo", dijo.
Cho's Almost ofreció un modelo alternativo, financiando su periodismo mediante un estudio que crea contenidos para organizaciones sin fines de lucro y les ayuda en sus campañas de comunicación. "En realidad, no vemos el periodismo y el activismo como opuestos porque, al fin y al cabo, el periodismo consiste en decir la verdad al poder", argumentó.
Construir en terreno prestado
Sin embargo, incluso los creadores más éticos operan dentro de ecosistemas que no controlan. La dependencia de plataformas como TikTok, Instagram o X los deja en una situación de constante vulnerabilidad. Cho contó que la cuenta de Almost en TikTok fue suspendida repetidamente por contenidos que las opacas normas de la plataforma consideraban problemáticos, a menudo por cubrir temas como Gaza o Siria, pese a cumplir con los estándares periodísticos. Cada suspensión implicaba perder de forma abrupta una conexión valiosa con la audiencia que habían cultivado.
Breimer aconsejó a los creadores que no dependieran de las plataformas. "Sean inteligentes en su estrategia comercial. Reúnan direcciones de correo electrónico porque no te las pueden quitar", sugirió. También hizo un llamado a la solidaridad: "Me encantaría ver más cobertura sobre el peligro que corren nuestros periodistas en estas plataformas sociales, defendiendo la profesión dondequiera que se desarrolle".
Aprender de los creadores: lecciones para los medios tradicionales
Los medios tradicionales tienen mucho que aprender de los creadores, sobre todo en lo que respecta a la participación de la audiencia y la transparencia. Las audiencias jóvenes, señaló Cho, suelen recurrir a los creadores porque consideran que los medios tradicionales "tienden a servir al poder, no a la verdad".
Breimer argumentó que la mayor amenaza para los medios tradicionales no son las perturbaciones externas, sino la resistencia interna al cambio. "La mayor amenaza para los medios tradicionales son los medios tradicionales", dijo, e instó a los medios establecidos a aceptar la autorreflexión y aprender de los creadores independientes. "Acepta el hecho de que hay periodistas con ideas nuevas haciendo cosas en plataformas de las que quizá no sepas mucho, pero de las que puedes aprender".
Foto de Diego Figone.