Más allá del acontecimiento: la humanización de los eventos violentos

Oct 30, 2018 en Temas especializados

Durante un taller en Islamabad, Pakistán, un periodista hizo una pregunta que suelen hacer quienes informan desde zonas de conflicto: con tanta violencia alrededor, ¿cómo decidimos qué hay que cubrir?

Su diario estaba haciendo un esfuerzo consciente para ir más allá de los acontecimientos de último momento y del conteo de cadáveres para acercarse a la historia real: la manera en que los seres humanos son afectados por eventos traumáticos como atentados suicidas, asesinatos selectivos y ataques de grupos extremistas.

Durante el debate, elaboramos las siguientes directrices para informar más allá del evento: explicar las razones por las que suceden las cosas; mostrar las consecuencias humanas; darle voz a las personas cuyas vidas han sido destrozadas; buscar a los "héroes silenciosos" que ayudan a las víctimas y a los sobrevivientes, y descubrir lo extraordinario en la vida ordinaria de quienes han sido tocados por la violencia...

Un periodista contó una historia sobre una pareja de escasos recursos que recibió en su casa a dos niños que habían perdido a sus padres en un atentado con coche bomba. Otro contó sobre un médico que realiza cirugías plásticas gratuitas para algunos de los mutilados en los ataques.

Estos periodistas iban por el buen camino.

Frank Ochberg, fundador del Centro Dart para el Periodismo y el Trauma, cree que el rol de los medios es más importante cuando golpea el desastre. “La manera en que los periodistas cubren estos eventos puede tener un efecto profundo en cómo una comunidad reacciona después de una tragedia”, dijo en una entrevista para la guía de Cobertura de Desastres y Crisis del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ, por su sigla en inglés).

Destacó que durante épocas de shock extremo, trauma y tragedia, es importante que los pensamientos, los sentimientos y el comportamiento de las personas se cuenten con precisión. Esto ayuda a que el público digiera la situación y proporciona un marco para que empiece a lidiar con ella.

Poco después del 11-S, encontré una cita del ex periodista de Poynter Bill Mitchell que sirve como inspiración para ir más allá del acontecimiento y hacer un periodismo más humano.

“Los periodistas están redescubriendo que una de las mejores maneras de informar sobre las consecuencias de hechos de gran envergadura es explorar su impacto específico y personal en la vida cotidiana”, escribió Mitchell.

El experimentado periodista se preguntó: “¿Qué se necesita, una vez que has encontrado una buena historia sobre una persona ordinaria, para informar y escribir de manera extraordinaria?” Entonces aconsejó revisar Portraits of Grief del New York Times, una serie que perfiló a más de 2.500 víctimas del 11-S.

Esos perfiles "se centran sobre todo en un aspecto único del carácter de la persona o en un talento o rasgo especialmente entrañable. A menudo incluyen una lección de vida que los periodistas del Times pudieron revelar y celebrar en unas cuantas palabras".

Entonces, ¿cómo podríamos emular esta cobertura más humanizada? Mi mejor consejo: elabora un plan.

Cuando cubrí las secuelas de una matanza en la aldea croata de Vocin durante la guerra de los Balcanes, entrevisté a sobrevivientes, a familiares de víctimas, a la policía local y al párroco para tomar verdadera dimensión del horror.

Visité la morgue improvisada y observé a familias desoladas identificando a sus seres queridos. Un número sorprendente estaba dispuesto a compartir memorias íntimas sobre un tío que era un gran bailarín folclórico o una madre que había ofrecido pastel de manzana a soldados croatas que pasaban por la ciudad.

Durante el proceso de reporteo me centré en cuatro preguntas: ¿Cuál es la verdadera historia? ¿Qué quiero que la gente entienda después de leer mi historia? ¿Cuáles son las voces principales? ¿Por qué habría de importarle a alguien?

Jennifer Aaker, psicóloga social y profesora en la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford, se especializa en el arte de la narración. Su investigación es de particular relevancia para los periodistas.

Aaker descubrió que nuestros cerebros están programados para recordar historias, y que una buena narración es 22 veces más memorable que hechos o cifras solamente. Ella hizo una lista de qué hace que una narración sea exitosa, incluyendo:

Una meta. ¿Por qué estás contando esta historia? Tu meta debería aclarar qué quieres que tu audiencia piense, sienta o haga al terminarla. Una meta efectiva tiene en cuenta el trayecto de la audiencia desde el principio hasta el fin de la historia.

Captura la atención. ¿Por qué la gente querría escuchar tu historia? Usa un "gancho" para atraer a la audiencia. Estos ganchos pueden ser verdades sorprendentes, efectos visuales o un enfoque inusual.

Posibilita. Si tu historia puede compartirse, la gente difundirá tus ideas. Haz que tu historia sea memorable y fácil de leer.

Yo añadiría otro punto: cambia el punto de vista. Enfoca más allá de los ángulos obvios.

En los círculos de periodismo hay un ejemplo emblemático conocido como la "historia del sepulturero". Después de que Kennedy fue asesinado, su cuerpo fue colocado en la Rotonda del Capitolio de Washington. Los dolientes desfilaron ante las cámaras de televisión y una muchedumbre de reporteros.

El periodista Jimmy Breslin eligió un camino diferente. Fue al Cementerio Nacional Arlington, y su historia altamente descriptiva de un hombre mayor cavando la tumba del presidente sigue siendo una de las más memorables de ese trágico momento.

Imagen con licencia Creative Commons en Flickr, vía Mike Stenhouse. Imagen secundaria con licencia CC en Flickr, vía Peter Denton.