Hace 17 años, Galyna Ostapovets entró en la redacción de un periódico regional de la ciudad de Rivne, al oeste de Ucrania, y dijo que quería trabajar allí. En aquel momento era una estudiante universitaria de segundo curso sin experiencia en periodismo.
El director, en lugar de desestimar su pedido, le encomendó una serie de tareas. Pero Ostapovets se rindió, abrumada por el trabajo, y decidió que, quizás, el periodismo no era para ella.
Dos meses después, Ostapovets volvió a la misma redacción, esta vez con una idea para un artículo sobre el transporte público. Esa idea se convertiría en su primera pieza publicada. Casi dos décadas después sigue informando, ahora sobre la guerra en su país.
Ostapovets es una de las millones de personas cuyas vidas se vieron alteradas cuando Rusia lanzó su invasión en febrero de 2022. En su trabajo solía abordar temas de política pero pasó a cubrir el conflicto y sus consecuencias para el pueblo ucraniano. Hoy es "periodista sobre la vida y la guerra", dice. Ahora escribe para Novyny Live y hace videos para su canal de YouTube.
¿Qué consejo darías a los periodistas que cubren la guerra de Rusia contra Ucrania a un año de la invasión?
El trabajo de un periodista en Ucrania no es de cinco días a la semana, ni de ocho o nueve horas al día. Solemos trabajar horas extras y sin días libres. Sin embargo, es importante no tener reparos en tomarse días, vacaciones y tiempo para uno mismo: hacer deporte, correr, ir a un restaurante y, en general, darse la oportunidad de relajarse sin remordimientos. Es difícil aprender esto, pero es importante.
¿Cómo ha cambiado tu trabajo en el último año?
Desde el 24 de febrero de 2022, todos mis artículos tratan sobre la guerra, sobre las consecuencias de la guerra y sobre sus tragedias humanas, que suman miles. Algunas de estas historias son tan trágicas que ni al guionista más versado del mundo se le ocurriría algo así.
Por ejemplo, escribí sobre la muerte de dos hermanos que atravesaron juntos medio año de guerra en Bajmut –el punto más caliente de la guerra– y murieron a causa de un ataque de dron en el territorio liberado de la región de Kherson.
Y la muerte de una mujer de 60 años en la región de Kiev junto a la tumba de su marido. Esto ocurrió durante otro ataque masivo con misiles el pasado otoño. Durante el ataque aéreo, una mujer acudió a ver a su difunto marido y murió en su tumba debido a los fragmentos de los cohetes.
Hay cientos, si no miles, de historias como estas.
¿Cómo ha cambiado la guerra tu idea de ti misma como periodista?
Antes de la guerra me dedicaba sobre todo a cubrir la agenda política en Ucrania y un poco del exterior. También viajé al Donbás, donde Rusia está desde 2014.
Pero trabajar en una guerra y vivir en una guerra son cosas completamente distintas. La guerra en tu casa da mucho miedo. Quizás fue esta comprensión la que cambió la idea que tenía de mí como periodista. De qué modo cambió, es difícil para mí responder. Diría que ahora un periodista debe ser capaz de hacer muchas cosas y debe saber muchas cosas. Me he dado cuenta de que es la ignorancia la que mata. Incluso literalmente. Si no sabes cómo comportarte durante un bombardeo, puedes morir. Si no sabes ponerte un torniquete te desangrarás si te hieren. Por ello he tomado cursos y realizado ejercicios de periodismo militar y medicina táctica.
¿De qué modo te ha ayudado IJNet en tu carrera?
IJNet es un buen recurso para periodistas de todo el mundo. Lo conozco desde hace dos años, pero me convertí en lectora habitual un año después de la invasión. Buscaba nuevas oportunidades de desarrollo y empecé a colaborar con la página.
Mis artículos para IJNet tratan principalmente del trabajo de los periodistas ucranianos hoy. Es una experiencia muy interesante, y espero que también sea útil para colegas de otros países.
IJNet también me ayudó a participar en el curso de la ONG alemana IDEM, llamado "Periodismo en conflicto: responsabilidad, seguridad y protección física, psicológica y digital". En relación con la guerra, todos los conocimientos que allí recibí me resultaron muy útiles.
Imágenes de Oleg Pereverzev.