Hostilidad y captura de medios amenazan al periodismo de investigación en Etiopía

por Ermias Mulugeta
Sep 11, 2024 en Libertad de prensa
Bandera de Etiopía

En Etiopía, el segundo país más poblado de África, el periodismo de investigación debe lidiar actualmente con una serie de problemas: una opinión pública sumergida en el extremismo étnico y religioso, un mercado de medios privados marcadamente partidista y poco tolerante con la información independiente, una regulación gubernamental opresiva y, no menos importante, amenazas, intimidaciones y detenciones rutinarias a los trabajadores de la prensa de la prensa. A pesar de la situación, algunos aún ven algunos "destellos de esperanza" para la investigación periodística en el país.

Tras casi dos décadas de propaganda y control estatal de los medios de comunicación, Etiopía entró en una nueva era tras el derrocamiento de su dictadura militar, conocida como el régimen del Derg, en 1991. Tras el derrocamiento, surgió una nueva prensa privada con diversidad de opiniones, pero la información crítica con el poder no la tuvo fácil. Merced a dos importantes impedimentos legales —una ley antiterrorista de 2009 y una proclama contra la incitación al odio y la desinformación de 2020— publicar investigaciones es cada vez más peligroso. Hubo destellos de esperanza para la prensa cuando el premio Nobel de la Paz Abiy Ahmed Ali, percibido como un reformista, se convirtió en primer ministro en 2018. Los periodistas encarcelados fueron liberados, y el entorno de los medios mejoró brevemente. Pero el optimismo duró poco, y las condiciones se deterioraron pronto.

El estado actual del periodismo en Etiopía sigue siendo calamitoso. Reporteros sin Fronteras (RSF) coloca al país en el puesto 141 de 180 en su Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2024, lo que supone un descenso de 11 puestos desde el año anterior y de 42 desde 2020. Esta situación ha ido acompañada de una alarmante tendencia a detener a miembros de la prensa. Un informe de 2022 del Centro para el Avance de los Derechos y la Democracia reveló que, entre 2020 y 2022, cerca de 60 periodistas fueron detenidos arbitrariamente dentro de Etiopía y dos fueron asesinados. Asimismo, un censo de prisiones realizado en 2023 por el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) situó a Etiopía como el segundo país del África subsahariana que más encarcela a los periodistas.

Esta hostilidad contra la prensa y un reciente brote de violencia regional se han combinado para llevar al exilio a decenas de periodistas, de acuerdo con un informe conjunto de RSF y el CPJ para 2024. Y para los medios que se han quedado en el país, "la autocensura está muy extendida, incluso entre los periodistas", señala RSF. ·Los temas étnicos, regionalistas y políticos son una preocupación importante en muchos medios etíopes, en detrimento de un periodismo independiente, pluralista y equilibrado".

Captura de medios

Un antiguo redactor jefe de una conocida emisora de radio señala un importante obstáculo para la información independiente y veraz en el país. Explica que los canales de televisión estatales o de los partidos políticos producen habitualmente contenidos que parecen de investigación, pero que en realidad tienen motivaciones políticas y están diseñados para atacar a determinados grupos, individuos o sistemas políticos. Añade que los dueños de los medios, temerosos del gobierno, no respetan la independencia editorial y suelen presionar a las redacciones para que retiren las noticias críticas de los sitios web y otras plataformas.

"La integridad profesional de los periodistas es una debilidad significativa que contribuye a la desaparición del periodismo de investigación", dice, ofreciendo una crítica sincera sobre el profundo nivel de captura estatal en el entorno mediático de Etiopía (GIJN omite su nombre por razones de seguridad). Este antiguo redactor contó su experiencia durante el conflicto entre el gobierno federal y el paramilitar Frente de Liberación del Pueblo Tigray, en el que sus propios planes de hacer investigaciones se vieron frustrados por la intimidación del gobierno a sus superiores. La posibilidad de investigar historias que responsabilicen al gobierno o a los poderosos es "impensable" en la mayoría de las redacciones, añade.

Necesidad de una infraestructura educativa

El periodismo de investigación en Etiopía también está desatendido en el sistema educativo del país. A principios de este año se publicó el primer libro de texto de periodismo escrito localmente, obra de Getachew Dinku y Abdissa Zerai, con el apoyo del Fojo Media Institute (FOJO), que facilitó su distribución gratuita a las 24 escuelas de periodismo del país.

La Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad de Addis Abeba, la más grande de Etiopía, solo ofrece un curso de periodismo de investigación en su programa de licenciatura. Aunque los estudiantes pueden trabajar de manera independiente en temas relacionados, la facultad carece de un área o plan de estudios específico dedicado al periodismo de investigación, limitando el desarrollo de un programa estructurado en esta especialidad clave.

"El periodismo de investigación es uno de los campos de estudio aún inexplorados", me dice un profesor de periodismo con larga trayectoria en la Universidad de Addis Abeba. "Siempre he querido que la universidad al menos tomara la iniciativa de abrir un departamento de periodismo de investigación a nivel de posgrado. Pero, por distintas razones —falta de profesores capacitados, poco interés de los estudiantes, posibles represalias del gobierno y muchos otros factores—, el campo queda relegado".

Dinku, exdirector de la Autoridad de Medios de Etiopía y profesor universitario, también señala los desafíos actuales para incluir el periodismo de investigación en los planes educativos. "El gobierno etiqueta a los expertos como 'neoliberales' y desestima el periodismo de investigación como una construcción occidental. Hay una clara aversión hacia el contenido en sí", explica. Este entorno tiene poca tolerancia a los puntos de vista diversos o al periodismo crítico.

Sin cambios, Dinku advierte que el gobierno continuará utilizando los medios sobre todo como una herramienta de propaganda, haciendo cada vez más difícil el verdadero periodismo de investigación.

"Destellos de esperanza"

Maya Misikir, periodista independiente con presencia en varios medios de comunicación internacionales y ponente habitual en la Conferencia Anual Africana de Periodismo de Investigación (AIJC), también reconoce que "el polarizado entorno mediático hace difícil el trabajo periodístico básico, y no digamos el periodismo de investigación".

Sin embargo, Misikir afirma que las organizaciones de formación periodística con oficinas locales, como FOJO e IMS, han contribuido a contrarrestar esta tendencia, aunque ambas ya no están presentes sobre el terreno. Además, afirma que eventos regionales e internacionales como la AIJC y la Conferencia Mundial de Periodismo de Investigación (GIJC) pueden empezar a formar a la próxima generación de investigadores. (Como parte de esta labor de divulgación, la GIJN ha traducido algunos de sus recursos al amárico, la lengua oficial de Etiopía).

Para ella, estos foros permiten compartir conocimientos fundamentales e incluso pensar en colaboraciones transfronterizas entre periodistas de toda la región y del mundo. "Han desempeñado un papel fundamental en el intento de apoyar y reavivar el periodismo de investigación en Etiopía, a pesar de los muchos problemas que tiene". Y añade: "Hay destellos de esperanza".

Un ejemplo reciente es una investigación exhaustiva de The Reporter, que examinó las actividades ilícitas de extracción de oro en la región de Tigray, devastada por la guerra. El reportaje se centró en el destino del oro de contrabando, principalmente dirigido a los Emiratos Árabes Unidos, y trazó paralelismos con las infames explotaciones de diamantes de sangre en el Congo. Esta comparación destacó la presencia de grupos armados y el presunto control que oficiales militares ejercen sobre las operaciones mineras.

Sin embargo, reconoce que hay problemas estructurales que siguen obstaculizando el trabajo, desde un público muy partidista que desestima rápidamente la información que no le gusta, pasando por un gobierno opaco que se niega a publicar datos y estadísticas clave, hasta los costos adicionales asociados a la información de largo aliento. A título personal, cita una investigación en la que lleva trabajando seis meses con varios colegas: aún no la han publicado debido a la frustrante falta de acceso a la información y a la falta de respuesta de los posibles informantes, que temen represalias.

El futuro

Está claro que el polarizado entorno comunicacional de Etiopía ha colocado a la profesión —y al periodismo de investigación, en concreto— en una posición muy difícil. A pesar de esto, algunos profesionales se esfuerzan por mantener la integridad y el equilibrio en su trabajo. Distintos eventos internacionales, además de la formación en periodismo de investigación, están brindando a estos periodistas nuevas técnicas, que intentan poner en práctica a pesar del contexto hostil. Sin embargo, los periodistas siguen temiendo ser injustamente etiquetados por su etnia o religión, lo que les disuade de dedicarse al periodismo de investigación. Y el gobierno exacerba esta polarización.

Revitalizar y fortalecer el periodismo de investigación en Etiopía requerirá una inversión sustancial y una serie de intervenciones multifacéticas. Se necesita una educación más rigurosa, mayores esfuerzos para reducir la polarización y una formación intensiva en alfabetización mediática, tanto dentro como fuera del ámbito laboral, para generar condiciones que mejoren la libertad de prensa y la transparencia. Para un país que desempeñará un papel clave en el futuro del continente, es fundamental que el periodismo de investigación sobreviva.


Este artículo fue originalmente publicado en el sitio de la Red Global de Periodismo de Investigación (GIJN) y se reproduce y traduce en IJNet con permiso.

Foto de Kelly vía Pexels.