Los contenidos falsos y deliberadamente engañosos abundan en Internet. Desde teorías conspirativas hasta rumores presentados como hechos incontestables, la desinformación parece estar en todas partes, especialmente en las redes sociales.
La situación se ha vuelto especialmente problemática durante la pandemia. Los usuarios de plataformas sociales son más proclives a decir que han estado expuestos a desinformación sobre el COVID-19 que los no usuarios, de acuerdo con el último Informe de Noticias Digitales del Instituto Reuters.
En el centro de la controversia, Facebook, Twitter y YouTube han tomado algunas medidas para encarar la situación, como el etiquetado y la eliminación de algunos contenidos. Sin embargo, la desinformación sigue extendiéndose y hay quienes dicen que es preciso hacer más.
En una reciente carta abierta a la directora ejecutiva de YouTube, Susan Wojcicki, la Red Internacional de Fact-Checking propuso una serie de soluciones para abordar el problema. “Como red internacional de organizaciones de verificación, nos dedicamos a observar cómo se difunden las mentiras en Internet, y cada día comprobamos que YouTube es uno de los principales canales de desinformación del mundo", se lee en la carta firmada por más de 80 organizaciones de diferentes países, añadiendo que YouTube "permite que actores sin escrúpulos utilicen su plataforma como un arma para manipular y explotar a otras personas, y para organizarse y recaudar fondos".
El discurso del odio en Brasil, las acusaciones infundadas de fraude electoral en Estados Unidos y Taiwán, y los contenidos que niegan las violaciones a los derechos humanos en Filipinas son algunos de los ejemplos que cita la carta. Además, señala que "desde la víspera de las elecciones presidenciales de Estados Unidos hasta el día después, los videos de YouTube que apoyaban la narrativa del 'fraude' tuvieron más de 33 millones de visualizaciones".
Solo el año pasado, "millones de usuarios tenían acceso a videos en griego o árabe que los animaban a unirse a boicots contra las vacunas o a tratar las infecciones de COVID-19 usando falsas curas", explica la carta de los fact-checkers.
"Las organizaciones de fact-checking quieren, ante todo, abrir un diálogo transparente y una colaboración efectiva con YouTube", dijo a IJNet Natália Leal, CEO de Agência Lupa, de Brasil. "Sugerimos que la plataforma sea más transparente sobre sus operaciones, que hable con los fact-checkers y apoye su trabajo, que castigue a los desinformadores reincidentes y nos dé una visión del problema".
En respuesta a la carta, la portavoz de YouTube, Ivy Choi, dijo en un comunicado que la empresa colabora con "cientos de editores de todo el mundo" y que ha puesto en marcha paneles de verificación en países como Estados Unidos, India, Brasil, Alemania, Indonesia y Reino Unido.
Las políticas de odio y acoso de la compañía prohíben "las teorías conspirativas que se utilizan para justificar la violencia en el mundo real." "La incitación al odio no está permitida en YouTube, y eliminamos los contenidos que promueven la violencia o el odio contra las personas", dijo Choi.
YouTube también señaló el bajo consumo de "desinformación límite recomendada" en la plataforma: "Solo alrededor del 0,21% de todas las visualizaciones son de contenido violento", que luego es eliminado, de acuerdo con Choi.
Sin embargo, esto no ha sido suficiente para frenar la desinformación en la plataforma. "Forma parte de lo que YouTube llama 'información límite', pero ese concepto es más amplio", dijo Leal. "Por eso pedimos programas y acciones centradas en la desinformación con un diálogo abierto con verificadores e investigadores, y ofreciendo contexto en lugar de eliminar sistemáticamente contenidos".
Tras señalar que las medidas actuales están "resultando insuficientes", los fact-checkers incluyeron una lista de soluciones que, consideran, ayudarían a reducir la difusión de información falsa y desinformación en YouTube.
Estas son sus sugerencias:
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"Un serio compromiso de transparencia con respecto a la desinformación en la plataforma. YouTube debe apoyar la investigación independiente sobre el origen, alcance e impacto de las diferentes campañas de desinformación, y sobre los métodos más eficaces de combatir la información falsa. También debe publicar de forma íntegra su política de moderación respecto de la desinformación y la información errónea, incluyendo el uso de inteligencia artificial y los datos en que esta se basa".
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"Más allá de eliminar los contenidos que incumplan la ley, YouTube debe centrarse en proporcionar contexto y desmentidos claramente superpuestos en los videos o como contenido de video adicional. Eso solo puede llevarse a cabo mediante una colaboración significativa y estructurada en la que YouTube asuma responsabilidades e invierta sistemáticamente en iniciativas independientes de verificación de hechos que trabajan en todo el mundo para resolver estos problemas".
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"Actuar contra los desinformadores reincidentes que producen contenidos que se señalan constantemente como desinformación e información errónea, en particular aquellos que monetizan esos contenidos dentro y fuera de la plataforma. En concreto, se trata de impedir que los algoritmos de recomendación promuevan contenidos de esas fuentes de desinformación".
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"Ampliar los esfuerzos actuales y futuros contra la desinformación y la información errónea en lenguas distintas del inglés, y proporcionar datos específicos por países y lenguas, así como servicios de transcripción que funcionen en cualquier idioma".
YouTube manifestó agradecimiento por los comentarios y consideró que hay que tener en cuenta más matices. La empresa está de acuerdo, por ejemplo, en que conectar a los espectadores con información de alta calidad a través de la verificación, los paneles informativos y la clasificación de contenidos autorizados "es el mejor enfoque".
Hay motivos para el optimismo, según Leal. "Creemos que pronto podremos hablar de acciones que, de hecho, sean eficaces y contribuyan a la lucha contra la desinformación en YouTube", dijo.
Fabiana Santos contribuyó a este artículo.
Foto de Christian Wiediger en Unsplash.