El 7 de enero de 2015, dos extremistas dispararon y mataron a 12 personas en las oficinas parisinas de Charlie Hebdo, una revista satírica, debido a las caricaturas que publicaron del profeta Mahoma. En los dos días que siguieron, el saldo de muertos ascendió a 17.
A pesar del atentado terrorista, Charlie Hebdo ha perdurado, e incluso ha imprimido recientemente un millón de copias de una edición especial para conmemorar el primer aniversario de los ataques.
"No creo que nada haya cambiado desde ese día, a excepción del vacío que sufrimos”, dijo el director de Charlie Hebdo, Gerard Biard, a la BBC. "Extrañamos a la gente, los amigos, el talento, pero intentamos mantener el mismo espíritu. Creo que lo hemos conseguido”.
Sin embargo, en el año que pasó, nuestro concepto de libertad de expresión y libertad de prensa ha cambiado significativamente. Charlie Hebdo, una publicación conocida por su tono provocador y controvertido, es uno de los muchos medios de todo el mundo que ha sido objeto de críticas desde el ataque. Y a raíz de los ataques terroristas de París de noviembre pasado, la capacidad de la prensa para publicar libremente corre todavía más peligro.
“En los asesinatos de Charlie Hebdo, el concepto de libre expresión en todo el mundo fue desafiado”, dijo Gene Policinski, director de operaciones del Newseum Institute y del First Amendment Center.
Para conmemorar el primer aniversario del ataque, un grupo de profesionales de los medios, periodistas y expertos en libertad de expresión se reunieron en el Instituto Newseum, en Washington D.C., para analizar los cambios en la forma en que estamos concibiendo la libertad de expresión y examinar sus implicaciones.
La publicación de Charlie Hebdo con caricaturas del profeta musulmán Mahoma fue percibida por los hombres armados que llevaron a cabo los asesinatos como una blasfemia. Tras el ataque, muchos consideraron a esos dibujos -y a Charlie Hebdo- como islamófobos por naturaleza.
Sin embargo, Caroline Fourest, editora de la revista ProChoix y ex colaboradora de Charlie Hebdo, cree que es derecho de cualquier periodista poder publicar contenido blasfemo. Para ella, las caricaturas de Charlie Hebdo a menudo se sacan de contexto y se distorsiona su mensaje para contribuir a la propaganda de los asesinos.
“Charlie Hebdo es conocido en Francia como uno de los periódicos más antirracistas que hay”, explicó. "No solo no es profesional como periodistas describir a Charlie Hebdo como una publicación islamofóbica, no sólo es incorrecto y falso, sino que también es peligroso. ¿Cómo vive hoy Charlie Hebdo? Quienes trabajan allí viven como prisioneros porque todos están bajo protección policial".
Sin embargo el derecho a la blasfemia ha dejado de ser una prioridad en Francia y en todo el mundo. Un año después de Charlie Hebdo, muchos periodistas se centran más en su seguridad que en garantizar que sus derechos no se vean comprometidos.
"Nuestra primera prioridad, incluso en Francia hoy en día, es mantenernos con vida”, dijo Fourest. "Antes de este año, solía pensar que solo el hecho de vivir bajo una teocracia era peligroso para los periodistas. Pero no solo vivir bajo un estado teocrático es peligroso para los periodistas; vivir en una democracia también es peligroso para los periodistas y los librepensadores".
Robert Corn-Revere, un destacado abogado de la Primera Enmienda en los Estados Unidos, dijo que un fenómeno similar ha ocurrido en su país desde el ataque a Charlie Hebdo.
"¿Hay que defender el derecho a ofender, o proteger el derecho a no ser ofendido?", preguntó. "La Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos se basa en la idea de que no tenemos libertad a menos que haya libertad de ofender".
A pesar de estos derechos, la mayoría de los medios estadounidenses se negaron a publicar la portada que sacó Charlie Hebdo después de los ataques, dijo Corn-Revere. Esto, en última instancia, conduce a una disparidad entre la forma en la que la Primera Enmienda es percibida y en cómo es interpretada en la realidad y puesta en acción por los medios.
“¿Qué tan valientes somos cuando se trata de estas expresiones [de libertad de expresión]?", dijo. "Una cosa es usar un prendedor de Je Suis Charlie. Otra muy distinta es si el comité editorial de un medio decide no publicar ni una de las imágenes de Charlie Hebdo”.
Sabiendo todo esto, ¿qué puede hacerse para proteger la libertad de expresión tanto en Francia como en Estados Unidos?
Policinski destacó que los gobiernos y los medios deben equilibrar por igual la necesidad de seguridad con la necesidad de expresarse libremente. Libertad de expresión y libertad de prensa son derechos que vienen con algunas condiciones para proteger a las personas, pero esos derechos no deben comprometerse por evitar que la gente se sienta ofendida.
“Mientras tomamos las lecciones de Charlie Hebdo, incluso frente a esos trágicos asesinatos y actos terroristas, no podemos priorizar la idea de seguridad sobre la idea de libertad”, dijo. "Esta última tiene que ser nuestra mejor defensa. La historia nos ha demostrado que la libertad es la que triunfa".
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Fotografías de Sam Berkhead.
De izquierda a derecha: Hadas Gold, Robert Corn-Revere, Delphine Halgand, Gene Policinski y Renaud Beauchard.