Los bajos salarios, las pasantías no remuneradas y los costos de vida exorbitantes de las capitales de los medios de comunicación –como Nueva York o Londres–, hacen cada vez más difícil que una persona de clase trabajadora o de bajos recursos inicie una carrera en el periodismo. Así, la pobreza suele ser cubierta y debatida en las noticias por personas que están por completo desconectadas de las comunidades pobres y sus problemas. Cuando esa situación se combina con décadas de creencias arraigadas y falaces y con los tiempos apremiantes que se manejan en las redacciones, la calidad del trabajo producido se ve muy afectada.
"La mayoría de las personas no tienen una idea precisa del alcance de la pobreza, quiénes la están experimentando y qué la causa", dice la periodista Heather Bryant, coautora de una serie de consejos sobre el tema y de artículos acerca del problema de clase en la industria del periodismo. “Las dificultades económicas son uno de esos espacios donde los discursos simplistas sobre la pobreza sirven a los intereses políticos, las prácticas de la industria y a las prácticas sociales excluyentes. Esto significa que hacer una cobertura precisa y apropiadamente compleja sobre el tema es una batalla cuesta arriba”.
Barbara Raab fue productora principal de In Plain Sight, el proyecto de NBC News sobre la pobreza en los Estados Unidos que ganó un Premio Peabody en 2013. Ella dice que cuando se trata de pobreza, el primer desafío es lograr que los editores y otros jefes acepten publicar ese tipo de historias: "Los editores suelen creer que tales historias son deprimentes o no son relevantes para la audiencia o lectores".
Además, los anunciantes quieren privilegiar el contenido dirigido a quienes tienen poder adquisitivo para gastar en productos y suscripciones.
Con casi el 14% de los estadounidenses viviendo por debajo de la línea de pobreza y una de cada 10 personas en el mundo sobreviviendo con menos de US$1,9 por día, es importante examinar cómo los medios cubren las complejas realidades de la vida cotidiana cuando se tienen bajos recursos. ¿El contenido está exento de estereotipos y prácticas dañinas?
IJNet reunió consejos de Heather Bryant y Barbara Raab para comenzar a mejorar la cobertura de personas y comunidades que viven en la pobreza.
Cuestiona tus preconceptos
Como seres humanos que somos, los periodistas no podemos escapar de las opiniones personales y las nociones preconcebidas. Pero así como tenemos que interrogarnos sobre el sesgo implícito en torno al género y la raza, tenemos que hacer lo mismo con la pobreza.
Bryant explica que la mayoría de los periodistas han crecido en un mundo que perpetúa discursos inexactos acerca de la meritocracia, la ética del trabajo y la "teoría del bootstrap": que cualquiera puede tener éxito con solo trabajar lo suficiente. "Es importante cuestionar todas las cosas que crees saber sobre el tema", dice.
No permitas que la búsqueda de una buena línea comprometa una representación justa de las complejidades de la vida de las personas. "El deseo de respuestas y explicaciones simples es una tendencia inherente en los humanos, incluidos los periodistas, quienes tienen la tarea de explicar tales cosas", dice Bryant. "No podemos permitirnos olvidar que la vida de cada persona es extraordinariamente complicada".
Escribe con claridad y haz que las historias sean accesibles sin simplificar demasiado.
No dejes de ver el bosque
"¿Por qué los pobres no pueden progresar y salir de la pobreza? ¿Cuáles son los sistemas y las barreras culturales que encuentran en su camino?", pregunta Raab. No es suficiente contar historias individuales; es crucial descubrir, comprender y resaltar los problemas de funcionamiento político que dificultan el ascenso social.
Muchas coberturas periodísticas sobre la pobreza tienen un patrón similar: el triunfo contra la adversidad. Raab da un ejemplo de la historia de una familia sin hogar que manda a un hijo a Harvard a pesar de las dificultades. Tales historias sugieren que las dificultades se pueden superar si uno se esfuerza lo suficiente, y no abordan los problemas sistemáticos que se interponen en la movilidad económica.
Busca diferentes ángulos que muestren cómo se puede abordar la pobreza, agrega Raab: "No a través de historias de superación, sino indagando en los sistemas y políticas que podrían marcar una diferencia".
Involucra a quienes experimentan la pobreza
Raab aconseja que le pidas a la gente que explique cosas que podrían no tener sentido para alguien que nunca ha experimentado dificultades económicas. "Por ejemplo, muchos pueden decir: 'Si eres tan pobre, ¿por qué tienes un televisor de pantalla plana?' La respuesta podría ser algo en lo que nunca hayas pensado", dice.
Permíteles contar su propia historia a través de sus palabras y sus imágenes. Por ejemplo, deja que tus fuentes tomen fotos y videos de sus propias vidas, dice Raab. Y no tiene por qué ser siempre una historia específicamente sobre la pobreza. Los periodistas deben practicar la inclusión y la diversidad al cubrir cualquier tema, sea política, salud, educación y más.
"Veo demasiada 'pornografía de pobreza'", dice Raab. “Ese tipo de periodismo en donde se lleva visualmente a las audiencias a lugares inconcebiblemente pobres".
Ese tipo de coberturas conciben a la pobreza como una tragedia unidimensional, ofrecen una visión limitada de todo el panorama y, si bien puede atraer la atención, no reportan ningún beneficio ni a los entrevistados ni a las audiencias.
Recursos adicionales
Este artículo en inglés sobre lo que cuesta tener un teléfono si tienes dificultades económicas muestra cómo la cobertura diaria puede ser más inclusiva. Fue producido por Broke in Philly, un proyecto colaborativo sobre justicia económica que también tiene una guía de uso de palabras para periodistas.
También se están diseñando nuevos modelos para garantizar que noticias justas y útiles lleguen a audiencias más diversas. Por ejemplo, Outlier Media, con sede en Detroit, ofrece información personalizada a los residentes locales a través de mensajes de texto, y programas como el Proyecto Documenters reclutan, capacitan y pagan a ciudadanos para que informen sobre sus propias comunidades.