El dinero ilícito del narcotráfico es solo una fracción de lo que los poderosos conglomerados criminales de América Latina depositan en paraísos fiscales de todo el mundo. La extracción ilegal de oro, la tala no autorizada de árboles en el Amazonas, el tráfico de personas, la corrupción gubernamental y la extorsión generan ingresos lucrativos para organizaciones cuyas redes financieras, clientes y cómplices se extienden por todo el planeta.
Un panel de periodistas expertos conformado por Bianca Padró Ocasio de Ojo Público, Perú; Joseph Poliszuk de Armando.info —uno de los pocos medios especializados en periodismo de investigación sobre Venezuela—; Lilia Saúl, del Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP); y Fernando Toledo, cofundador de Data Fixers, compartió métodos, herramientas y protocolos de seguridad para investigar el crimen organizado durante un seminario web de GIJN, moderado por el fundador y director de Connectas, Carlos Eduardo Huertas.
La mejor práctica: la colaboración
Los ambiciosos proyectos trasnacionales sobre delincuencia organizada suelen ser colaborativos, con la participación de redacciones de distintos países. Pero, ¿cómo se inician estos proyectos? ¿Cómo se eligen los colaboradores y se dan los primeros pasos para generar confianza?
"Los mejores socios son aquellos realmente interesados en trabajar contigo", dijo Toledo. Él recomienda investigar a los posibles colaboradores para asegurarte de que puedes ofrecerles algo que les interese y de que ellos tienen algo que tú necesitas, como conocimientos, contactos, fuentes, o una ubicación geográfica de interés. "El periodismo colaborativo se basa en la confianza, el intercambio radical y la disponibilidad. Si una de estas cosas no está, no habrá una colaboración fructífera", añadió. Poliszuk, por su parte, aconsejó redactar desde el principio un documento que describa las responsabilidades de cada socio y el uso que se prevé para los recursos.
Los periodistas también recordaron algunas buenas prácticas para proteger la intimidad de los civiles involucrados, como considerar qué nombres omitir en documentos legales o filtrados. Por ejemplo, al trabajar en NarcoFiles, una extensa investigación colaborativa sobre crimen organizado basada en más de siete millones de correos electrónicos filtrados de la Fiscalía General de Colombia, todos los medios acordaron publicar únicamente nombres e información de personas ya condenadas o sentenciadas. "Lo más importante que debemos recordar como periodistas de investigación es que no somos autoridades, ni policías, ni fiscales", dijo Saúl, explicando que el objetivo de NarcoFiles fue mostrar la escala y prevalencia trasnacional del crimen organizado en América Latina.
El rol del periodismo tradicional
A pesar de los avances en modelos de lenguaje, aprendizaje automático y softwares de geolocalización, los periodistas de investigación siguen confiando en los métodos tradicionales de reporteo, como convertir a personas con información valiosa en denunciantes. "Hay que entender quién es el denunciante potencial y cómo se puede recibir la mejor información de él", dijo Poliszuk. Una buena manera de empezar, recomendó, es revisar sus cuentas en redes sociales para conocer su círculo social y sus conexiones.
Padró Ocasio contó que Ojo Público envió decenas de solicitudes de acceso a la información durante su investigación sobre la minería ilegal de oro en la región amazónica, en su mayoría a las autoridades mineras de los países latinoamericanos de la cuenca del Amazonas. "Algunas de las respuestas fueron bastante buenas, especialmente en Perú y Brasil, donde hay leyes estrictas que exigen respuestas en un plazo de 10 días", explicó. "Consultamos sobre investigaciones a empresas concretas o mineros locales, cuántos equipos se habían incautado, qué empresas estaban implicadas y dónde tenían su sede", añadió.
Sin embargo, las respuestas a las solicitudes de acceso a la información pueden ser incompletas o no ofrecer una imagen acabada, por lo que deben verificarse contrastándolas y triangulándolas con estudios académicos, encuestas y fuentes de datos específicas. Por ejemplo, el equipo de Padró Ocasio cruzó las exportaciones de oro declaradas por cada país con datos de las aduanas de Estados Unidos y la UE.
La delincuencia organizada y los delitos contra el medio ambiente están cada vez más imbricados. Cárteles y grupos armados combinan el tráfico de drogas con el de especies silvestres, la minería ilegal y la tala ilegal. Algunas zonas de la Amazonía brasileña se han convertido en focos de delincuencia, por lo que resulta difícil entender las nuevas estructuras globalizadas de la región sin tener en cuenta esta inmensa selva tropical. Para investigar los delitos contra el medio ambiente en Brasil, Toledo aconsejó utilizar sitios web ricos en datos, como la base de datos de certificación del Consejo de Administración Forestal (FSC) y la base de datos de multas medioambientales del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA). El rastreo y las referencias cruzadas de estas bases de datos podrían brindar información valiosa sobre las empresas, grupos y personas a los que se investiga.
Para gestionar datos y cifras que pueden resultar abrumadores, Toledo también recomendó utilizar ChatGPT para revisar el código, especialmente cuando tu equipo usa herramientas como Python o R.
Cómo mantenerse seguro
El crimen organizado fue una de las principales causas de muerte de periodistas fuera de zonas de conflicto en 2023, de acuerdo con el Comité para la Protección de los Periodistas. Investigar el crimen organizado puede llevar al acoso, la piratería informática e incluso intentos de asesinato.
Cuando se informa en zonas con presencia del crimen organizado, Padró Ocasio recomienda asegurarse de que el equipo tenga contactos de confianza para evaluar la seguridad del lugar. "Basamos muchas de nuestras decisiones en información de organizaciones no gubernamentales que investigan la minería ilegal y nos pusimos en contacto con organizaciones comunitarias e indígenas en los puntos conflictivos que visitamos", explicó Padró Ocasio. Saúl detalló el triple enfoque de la OCCRP en materia de seguridad durante el reporteo colaborativo de NarcoFiles, que combinó la seguridad digital, editorial y física/psicológica. Todos los periodistas recibieron formación sobre protocolos de seguridad digital, utilizando redes privadas virtuales (VPN), protocolos de puerta de enlace fronteriza (BGP) y la plataforma de comunicaciones Signal.
La seguridad editorial fue reforzada estableciendo protocolos para manejar información sensible, facilitando revisiones y asesorías legales a todos los colaboradores, y centralizando la coordinación del proyecto con el editor para América Latina del OCCRP, Nathan Jaccard.
Se estableció un comité de seguridad física para responder a posibles amenazas durante la investigación. Se instó a los periodistas a informar al comité sobre cualquier actividad sospechosa o amenaza directa. Además, se les recomendó que prestaran atención a su bienestar emocional, dada la posible exposición a videos gráficos y violentos en los correos electrónicos filtrados en NarcoFiles. Saúl subrayó la importancia de siempre comunicar a un colega dónde se estará y a qué fuentes se verá.
Por último, para los jóvenes periodistas ansiosos por probarse en el difícil campo del crimen organizado, los veteranos ofrecieron algunos consejos: aprender a leer, usar y dominar hojas de cálculo, saber cómo acceder a registros públicos, poner siempre en práctica lo aprendido, investigar a fondo las empresas activas en internet y redes sociales, leer medios independientes y asistir a conferencias relevantes. "Siempre hay algo nuevo que aprender", dijo Toledo.
Este artículo fue publicado originalmente por GIJN y es reproducido y traducido en IJNet con permiso.
Foto de Noelle Otto vía Pexels.