Este artículo, escrito por Belén Arce Terceros y Gia Castillo, es parte de una serie a cargo de Chicas Poderosas, una comunidad global que promueve el liderazgo femenino y genera recursos para darle forma al futuro del oficio periodístico. Lee otros artículos de Chicas Poderosas en IJNet aquí, y sigue a Chicas poderosas en Twitter, Instagram y Facebook.
Hoy en día no es raro escuchar a una organización o empresa decir que desea promover la igualdad de género, pero hacerlo de verdad no es sencillo.
Desde 2017 somos parte de Chicas Poderosas, una comunidad global que promueve el cambio al inspirar y capacitar a mujeres que trabajan en medios de comunicación, y al generar oportunidades para que todas las voces sean escuchadas. Primero trabajamos para crear una comunidad activa de mujeres periodistas, comunicadoras y diseñadoras en Argentina. Más recientemente, nos involucramos con el equipo global de Chicas Poderosas para desarrollar la comunidad en diferentes países de América Latina.
Tras el Día Internacional de la Mujer, queremos compartir cinco lecciones que hemos aprendido en el proceso de promover el liderazgo de las mujeres en los medios e incluir a más en el periodismo.
Esperamos que estas ideas puedan ayudar a otras organizaciones, redacciones, empresas e individuos a abordar sus proyectos con un enfoque de diversidad e igualdad.
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(1) Crear oportunidades para que las mujeres aprendan
Chicas Poderosas nació con la misión de capacitar a las mujeres para que fortalezcan sus habilidades como profesionales de los medios y estén más preparadas para liderar e innovar. La capacitación de mujeres periodistas sigue siendo el núcleo de nuestra misión: inspirar y alentar el desarrollo de las mujeres en los medios es nuestra forma de promover el cambio.
En 2017 lanzamos nuestro New Ventures Lab, el primer acelerador para medios independientes de América Latina dirigidos por mujeres. Allí brindamos entrenamiento en liderazgo a dos cohortes de emprendedoras.
También ofrecemos capacitación a través de talleres que organizan nuestras comunidades en diferentes ciudades del mundo, como Buenos Aires, Madrid, y Nueva York. Estos espacios ofrecen a las mujeres habilidades a las que de otro modo no accederían, y les da la oportunidad de aprender en un ambiente amigable e inclusivo. Dado que nuestras instructoras son casi siempre mujeres, no solo les enseñamos habilidades, sino también modelos a seguir para aprender y conectarse.
(2) Promover la colaboración
Es hora de cambiar la lógica patriarcal de la competencia y comenzar a buscar otras formas de alcanzar nuestros objetivos, llevar a cabo nuestros proyectos y contar las historias que queremos contar. En lugar de enfrentar a las periodistas y profesionales de los medios entre sí, queremos crear un entorno más inclusivo para aprovechar las capacidades e ideas de todas.
Para ello, creamos espacios de colaboración multidisciplinaria. Hemos visto que cuando las personas aportan sus diferentes talentos y expertise para trabajar hacia un objetivo común, ocurre la magia.
Los beneficios de la colaboración se ven claramente en nuestras mediatones: eventos de dos días en los que periodistas, comunicadoras y diseñadoras se unen para crear historias multimedia sobre problemáticas sociales que reciben poca cobertura. Sus diferentes orígenes, edades, experiencias de vida y habilidades técnicas les permiten plantear preguntas, proponer nuevos enfoques y contar historias más complejas, como Correspondencias desde la Tierra, que se creó para que las mujeres de las zonas rurales de Colombia pudieran compartir sus experiencias con otras personas a través videocartas. Otro ejemplo es este podcast creado en México para compartir las experiencias de mujeres mayores con la sexualidad.
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(3) Crear espacios seguros
No se trata solo de convocar a mujeres y personas no binarias. También se trata de crear espacios para que aprendan, colaboren y trabajen. Muchas veces las mujeres no están excluidas formalmente, pero no participan porque se sienten inseguras o amenazadas. Después de movimientos como el #MeToo, todos somos conscientes de que el acoso sexual puede ocurrir en el trabajo, muchas veces sin consecuencias para el acosador. Pero no es solo el acoso lo que desalienta a las mujeres a alzar su voz en el entorno laboral, sino también saber que sus contribuciones no siempre serán escuchadas o respetadas. La mayoría de las mujeres probablemente puedan identificarse con esta situación: en una reunión comienzas a compartir una idea, y un colega comienza a hablar más alto que tú para compartir la suya, que incluso puede ser similar a la tuya.
Garantizar que el respeto predomine en todas las interacciones es crucial para nosotras, y por eso creamos un código de conducta. Todos los que participan en nuestras actividades, tanto online como fuera de línea, deben leer y aceptar el código, que incluye rechazar el acoso y la discriminación y defender la igualdad en todas sus formas. El código crea un espacio para hablar sobre el respeto y su importancia, y para establecer reglas básicas acerca de cómo los participantes se relacionan entre sí.
(4) Amplificar las voces de las mujeres
Las mujeres solo representan el 24% de las personas que aparecen en los medios, según el informe 2015 del Global Media Monitoring Project, publicado cada cinco años por Who Makes the News. Esto significa que las voces, ideas y problemáticas de las mujeres siguen estando ausentes de la mayoría de las noticias. Crear oportunidades para amplificar esas voces y experiencias es necesario para crear narrativas más completas y una agenda pública más inclusiva.
En Chicas Poderosas generamos espacios para que las mujeres cuenten historias sobre los problemas que las afectan, y promovemos contenidos que no solo las incluyan, sino que prioricen sus voces. Al hacerlo, surgen nuevas historias y comienzan nuevas conversaciones. Por ejemplo, publicamos un informe especial sobre las experiencias de migración de mujeres y personas no binarias, 10 HistoriAs MigrAntes, que se centró en un aspecto de la migración que a menudo se descuida. Estas historias no habían recibido cobertura hasta que nuestro informe reveló realidades importantes. Después de la publicación, las piezas fueron replicadas por medios de comunicación de toda América Latina, como Distintas Latitudes y Managua Furiosa.
Otro ejemplo: en una mediatón celebrada en Argentina el año pasado, un grupo informó sobre la falta de una ley nacional para regular el tamaño de la ropa. Eligieron contar de qué manera esa situación afecta a las mujeres en particular, y abrieron un debate en las redes sociales con el hashtag #MiCuerpoNoEsElProblema. El hashtag se volvió viral, creando un tema de tendencia nacional, con miles de mujeres compartiendo sus experiencias. El grupo de periodistas reunió las respuestas en una pieza que publicaron en Clarín, uno de los principales periódicos nacionales.
(5) Pensar regionalmente
La lucha de las mujeres por sus derechos no está limitada por las fronteras. Hemos visto cómo la campaña contra el feminicidio #NiUnaMenos ha viajado desde el sur del continente a otros países latinoamericanos, y ahora es un llamado regional para poner fin a la violencia contra las mujeres. Hemos visto cómo el #MeToo se ha extendido más allá de Hollywood y ha motivado a las mujeres a denunciar abusos en todo el mundo.
Adoptar un enfoque regional puede robustecer los esfuerzos por eliminar las desigualdades de género al aumentar la visibilidad y alzar las voces femeninas. En 2018, cuando el derecho al aborto seguro, legal y gratuito estaba en debate en Argentina, la comunidad local de Chicas Poderosas decidió explorar de qué modo las mujeres accedían o exigían su derecho al aborto en otros países de la región. Esto condujo a nuestra primera investigación regional en la que participaron 28 periodistas de 18 países que colaboraron de forma remota. El informe final fue replicado en medios de todo el mundo, inclusive Univisión, El Mundo e Infobae. También ayudó a posicionar una conversación local de manera regional —incluso global—, identificando luchas compartidas y ayudando a la causa a ganar más fuerza en la agenda de los medios.
Belén Arce Terceros es directora editorial y de comunicaciones de Chicas Poderosas, y Gia Castello es directora de programas en Chicas Poderosas.
Todas las imágenes son cortesía de Chicas Poderosas.