Cómo garantizar la seguridad de las fuentes en las comunidades marginadas

Jun 15, 2023 en Seguridad digital y física
Hombre caminando junto a un mural.

Cuando informan sobre el terreno, los periodistas deben mitigar los riesgos para la seguridad de sus fuentes. 

Pueden hacerlo preparándose con antelación, elaborando análisis de seguridad y planes de protección. Una medida habitual que pueden adoptar los periodistas al entrevistar a informantes, por ejemplo, es anonimizar al sujeto mediante distorsión visual y de voz. 

Los habitantes de comunidades marginadas suelen correr un mayor riesgo de sufrir violencia, ya sea verbal, física, psicológica o sistémica. Los periodistas que informan sobre comunidades marginadas deben reconocer los riesgos individuales y comunitarios que sus fuentes pueden experimentar durante el reportaje, entendiendo que cada comunidad se enfrenta a formas específicas de discriminación. Las fuentes trans pueden sufrir transantagonismo, mientras que los judíos pueden ser objeto de ataques antisemitas y los miembros de una comunidad indígena enfrentarse a prejuicios raciales.

Las fuentes pueden sufrir discriminación adicional si pertenecen a varias comunidades marginadas. Una fuente negra, judía y transexual puede ser objeto de racismo, antisemitismo y transantagonismo a la vez.

Los periodistas deben conocer bien las estadísticas de delincuencia y los riesgos para la seguridad a los que se enfrentan las comunidades marginadas que cubren. Un estudio realizado en 2015 por el Centro Nacional para la Igualdad Transgénero, en el que se analizaba la violencia contra las personas trans y no binarias en Estados Unidos, reveló que el 46% de los encuestados habían sufrido acoso verbal en el último año. Casi uno de cada 10 encuestados fue agredido físicamente durante el mismo periodo.

Mientras tanto, una auditoría anual de 2022 de la Liga Antidifamación (ADL, por sus siglas en inglés) descubrió que los incidentes antisemitas en los Estados Unidos aumentaron un 36% en 2022. La ADL también identificó aumentos en el acoso antisemita, el vandalismo y las agresiones. 

Estos son algunos consejos para que los periodistas puedan garantizar la seguridad de las comunidades marginadas durante sus reportajes.

Evitar exponer detalles sobre la locación de tus fuentes

Los periodistas que utilizan medios visuales como la fotografía y el cine deben ser conscientes de los riesgos de seguridad que conlleva exponer la ubicación de sus sujetos. En un clima plagado de transfobia, por ejemplo, revelar los detalles de la ubicación de una persona trans podría "delatarla" ante su propia comunidad o incluso exponerla a amenazas de seguridad más lejanas, como los delitos de odio cibernético.

No hay más que ver los reality shows televisivos en los que aparecen celebridades y personajes famosos para saber cómo salvaguardar la información de localización. Los productores suelen anonimizar el paradero de sus protagonistas: en el popular reality Keeping up With the Kardashians, los productores no muestran imágenes del exterior de la casa familiar. 

Si la historia requiere que se comparta el entorno doméstico de un sujeto, los periodistas deben hacerlo sin exponer nombres de calles, números de casas y puntos de referencia que hagan identificable el lugar.

Cuando trabajes en las zonas residenciales de tus fuentes, no te quedes demasiado tiempo 

Cuanto más tiempo permanezcan los periodistas sobre el terreno, mayor será el riesgo para la seguridad de sus fuentes. Planifícalo con antelación e intenta permanecer menos tiempo y de forma imprevisible. Cuando una investigación periodística requiera varios días de investigación en el mismo lugar, intenta cambiar las franjas horarias en las que trabajas cada día para mitigar el riesgo.

Al prolongar el reportaje en lugares de alto riesgo, los periodistas se exponen a ser vigilados y potencialmente perjudicados. Llamar la atención del público y revelar la afiliación de una fuente a la producción podría amenazar aún más su seguridad.

 

 

Reconocer los pros y contras del personal de seguridad

En contextos en los que pueda existir un prejuicio social contra una fuente marginada, y si el reportaje se va a realizar en un lugar público, los periodistas deben considerar la posibilidad de contratar personal de seguridad para mitigar cualquier peligro potencial. 

Si se opta por esta vía, los periodistas deben hablar de antemano con sus fuentes sobre la presencia de personal de seguridad o de la policía para aliviar cualquier sentimiento de ansiedad que puedan tener en torno a esas figuras. Esto garantizará que las fuentes estén plenamente informadas antes de dar su consentimiento a este aspecto del reportaje. 

En algunos casos, sin embargo, invitar a una presencia policial podría introducir un nivel de riesgo no deseado para sus sujetos. Esto ocurre especialmente en contextos en los que la profesión de la fuente está criminalizada, por ejemplo, si la fuente pertenece a la comunidad de trabajadoras del sexo en muchos lugares. En situaciones como ésta, los periodistas deben buscar medidas de seguridad alternativas, como fuerzas de seguridad que no puedan detener a sus fuentes. 

Tras un reportaje, los periodistas deben llevar a cabo un control de seguridad posterior a la investigación para evaluar si las medidas que han tomado han tenido éxito. En caso necesario, pueden poner en contacto a las fuentes que hayan sufrido daños durante el reportaje con recursos públicos de asesoramiento en traumas.


Foto de Jesson Mata en Unsplash.