El periodista de investigación Yuval Abraham dice que tiene dos tipos de fuentes: los miembros de las fuerzas de seguridad israelí que denuncian a las propias fuerzas y quieren que sus conciudadanos sepan lo que está pasando, y los que son abiertos y francos sobre lo que está sucediendo porque sienten que todas las acciones de la guerra tienen justificación.
"Algunas de las fuentes con las que he hablado fueron reclutadas o reincorporadas a la comunidad de inteligencia después del 7 de octubre", la fecha del ataque de Hamás de 2023 que condujo al posterior asalto a Gaza, cuenta. Aunque los horrores de esa masacre los motivó a alistarse, "muy rápidamente se dieron cuenta de que ahora estaban involucrados en atrocidades".
"Este es el grupo ideológico —los denunciantes— que consideran que han cometido crímenes, herido a familias palestinas, matado a gente y quieren que los israelíes lo sepan", explica Abraham. El otro grupo, dice, tiene una visión opuesta, "no ve qué hay de malo en lo que han hecho".
"Los llamo. Soy israelí, tengo un buen acento israelí, no soy amenazante, simplemente hablan", dijo en un panel del Festival Internacional de Periodismo de Perugia en abril, detallando cómo consigue que la gente se abra a él. "Cuando tienes curiosidad y quieres saber, a veces la gente accede a hablarte".
Abraham, que fue codirector y una de las figuras clave del documental ganador de un Oscar “No Other Land", escribe para +972, una revista independiente dirigida por periodistas palestinos e israelíes, y su publicación hermana Local Call, un sitio de noticias en hebreo.
Estos medios han publicado una serie de investigaciones en las que se detalla el uso de la IA por parte de Israel en sus ataques contra Gaza, informes sobre torturas a reclusos en cárceles israelíes y una cobertura inquebrantable de la devastación de Gaza.
Por su cobertura de la guerra, +972 fue reconocido en abril con el Premio Louis M. Lyons 2025 a la Conciencia y la Integridad en el Periodismo por los becarios de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard.
Francesca Caferri, corresponsal de La Repubblica, anfitriona de la mesa redonda, señaló que el periodismo israelí puede ser "muy fuerte, muy eficaz, muy interesante cuando se trata de corrupción u muchos temas, pero no cuando se trata de la cuestión palestina. La mayoría de los medios cierran los ojos". Entonces, ¿cómo han conseguido +972 y Local Call llenar ese vacío?
"Los medios israelíes no solo no están interesados en buscar historias que critiquen al ejército, que critiquen la guerra, que analicen los abusos y crímenes contra los derechos humanos. Creo que incluso los medios más izquierdistas o críticos tienden a centrarse en las acciones individuales de los soldados", dijo Abraham. "Lo que conecta gran parte de nuestro trabajo es que nos centramos en el propio protocolo. En las propias normas. Nos fijamos en las decisiones que se toman desde arriba y que van hacia abajo. Para mí, eso es lo más importante y lo más mortal para los palestinos de Gaza".
"En Gaza nos interesan los daños colaterales", añadió. "Y eso no interesa a muchos periodistas".
Censores sobre tus hombros
Meron Rapoport, redactor de Local Call, es un premiado periodista de investigación con más de 30 años de experiencia en los medios israelíes, entre otros en Haaretz, el diario más antiguo de Israel.
Rapoport afirma que, además de los problemas habituales que plantea investigar en tiempos de conflicto, en Israel siempre tienen que plantearse si una noticia pasará la censura.
"Israel es el único país, al menos en lo que se llaman democracias occidentales, donde cualquier cosa que implique al ejército, algún tipo de relaciones internacionales, el suministro de petróleo a Israel, cualquier noticia tiene que pasar por la censura militar del Ministerio de Defensa... y no sabes con qué resultado".
"No sabes lo que se puede publicar. El problema no es solo lo que se ha borrado o interferido, el problema es la autocensura que te aplicas a ti mismo", explica. "Hay muchas cosas que ni siquiera investigamos porque sabemos que no se van a publicar".
Como ejemplo del impacto de esta censura, detalló una noticia en la que se explicaba cómo el ejército israelí estaba utilizando las llamadas bombas antibúnker, que liberan gases letales, para atacar y matar a militantes en las redes de túneles de Gaza.
"Es muy delicado que un Estado judío utilice gas como arma letal", señala Rapoport. "Tuvimos muchos problemas con la censura cuando lo publicamos por primera vez, en enero de 2024. Más tarde, cuando se supo que también habían muerto rehenes israelíes —asfixiados por este gas—, los medios empezaron a hablar del tema", cuenta. "Entonces pudimos publicar una historia mucho más detallada".
Cuando analizaron los datos, descubrieron que la guerra había provocado una ofensiva generalizada de acciones censoras por parte del gobierno israelí.
En 2023, había 613 artículos bloqueados completamente por los censores y más de 2.700 en los que la censura "interfería", dice Rapoport. En 2024, descubrieron, ambas cifras se habían más que duplicado.
Negándose al silencio
Laurent Richard, fundador de Forbidden Stories, elogió trabajo de +972 y Local Call en otra mesa redonda sobre Gaza. "Están haciendo un trabajo increíble", dijo. "Deberíamos pensar en ellos, que están operando desde un espacio muy difícil".
Desde las dificultades para informar sobre lo que ocurre en Gaza —con periodistas a quienes se les prohíbe el acceso a la Franja— hasta los obstáculos para informar sobre Israel desde dentro, ambos medios se han enfrentado a numerosos desafíos.
Ghousoon Bisharat, redactor jefe de +972, dice que en un entorno mediático muy dividido y politizado, los dos grupos habían tenido éxito en parte porque habían reunido a periodistas de ambas comunidades.
"En todas estas investigaciones han participado periodistas y redactores palestinos. Como somos un medio de comunicación binacional, en cada pieza, en muchas piezas, tenemos israelíes judíos y palestinos involucrados en diferentes etapas de la información y la edición", señala. "Eso supone toda una diferencia en la forma en que se enmarca la investigación".
Con un equipo de solo seis personas a tiempo completo y Abraham trabajando entre los dos medios, +972 ha tenido que recurrir a una red de colaboradores freelance. El staff y el dinero son escasos, pero ser independiente en tiempos de guerra también ofrece oportunidades, añadió.
"Ser independientes nos permite operar fuera del mecanismo de intereses de los medios corporativos... Somos genuina y ferozmente independientes, y estamos totalmente a cargo de nuestra posición editorial", dice, añadiendo que el número de lectores se ha multiplicado por 10 desde octubre de 2023.
"Eso conlleva mucha responsabilidad. A veces incluso da miedo", reconoce. "Pero estas investigaciones han demostrado la importancia de los medios independientes. No solo en Israel-Palestina. Sino en todo el mundo. Especialmente los medios que mantienen los más altos estándares profesionales, y que están comprometidos con principios políticos claros, que no transigen".

El mortífero conflicto en Gaza se ha cobrado un número devastador de periodistas palestinos: 180 a la fecha, de acuerdo con el Comité para la Protección de los Periodistas. Rapoport, de Local Call, dijo que eso ha afectado inevitablemente a su red y dejado "un enorme vacío que llenar".
La prohibición de que periodistas extranjeros ingresen a Gaza significó que toda la información que medios como el suyo pudieron obtener de la Franja, explicó, fue gracias a “periodistas palestinos muy valientes”.
“Llevábamos una gran responsabilidad sobre los hombros debido a ese papel particular”, añadió. “Cada día mueren inocentes en Gaza. No lo hemos podido impedir, pero al menos hemos logrado sensibilizar al mundo —y tal vez incluso a Israel— sobre lo que está pasando”.
Este artículo fue publicado originalmente por la Red Global de Periodismo de Investigación y se reproduce y traduce en IJNet con permiso.
Foto de Emad El Byed en Unsplash.