Las cosas han cambiado desde que Facebook adquirió WhatsApp por US$19.000 millones en 2014. La red social hizo que la aplicación fuera gratuita para todos, y lo que ya era una herramienta de mensajería popular se hizo aun más popular: los usuarios activos mensuales aumentaron de 200 millones en abril de 2013 a 1.5 mil millones en diciembre de 2017.
En Brasil, uno de los mercados más grandes de WhatsApp, la tendencia fue similar, ya que la aplicación pasó a ser la plataforma de mensajería predominante en el país. Con el tiempo, WhatsApp se convirtió en algo más que un simple sistema de mensajería: hoy es, a su manera, un ecosistema social en el que los usuarios forman grupos, participan en acalorados debates e intercambian enlaces a diario.
Junto con estos desarrollos positivos, sin embargo, llegó un tsunami de desinformación.
La gente valora la comunicación segura. Sin embargo, la seguridad y el cifrado de WhatsApp se han establecido a expensas de la accesibilidad de los medios de comunicación y, por consiguiente, la información errónea ha podido desplazarse libremente a través de los canales cifrados de la plataforma.
Periodistas y medios se han mantenido en gran medida excluidos de la influencia de la plataforma. Como resultado, al tiempo que WhatsApp se ha convertido en una de las más importantes fuentes de noticias para muchos –uno de cada cuatro usuarios de Internet en Brasil dijo utilizarla como su principal fuente de noticias en las elecciones generales de 2018–, también se ha vuelto una caja negra de contenido no verificado. A diferencia del periodismo responsable y los esfuerzos de verificación de hechos, la información falsa y fuera de contexto no necesita ver la luz del día para prosperar en WhatsApp.
Mientras tanto, Facebook ha logrado un progreso significativo en la lucha contra la desinformación. El gigante de las redes ha creado programas para aumentar los esfuerzos colaborativos de verificación en la plataforma, eliminó cuentas sospechosas y recortó la difusión de información falsa, incluidos los incentivos financieros para producirla.
Por supuesto, como red social, Facebook tiene una configuración más abierta que las aplicaciones de mensajería cifrada. Aun así, el cifrado no debe ser una excusa para que la empresa matriz descuide las herramientas para el periodismo en WhatsApp. Con el consentimiento del usuario, la plataforma de mensajería podría implementar recursos para que las personas tengan un mejor acceso a contenido verificado.
Una de las principales razones por las que WhatsApp dice que no implementará herramientas de transmisión directa es que quiere evitar que los usuarios sean bombardeados con spam. Tiene sentido. Sin embargo, mi estudio de más de 300 grupos de WhatsApp, y del intercambio de unos 200.000 mensajes durante las elecciones generales brasileñas de 2018, muestra que aproximadamente la mitad de los enlaces compartidos son spam de todos modos.
Además, si el usuario permite que los medios de comunicación le envíen mensajes con boletines de noticias, ¿eso es spam? Si se registra para recibir un boletín informativo que puede optar por no recibir en cualquier momento, no es spam; es un boletín informativo.
WhatsApp debe tener en cuenta que, le guste o no, ya no es simplemente una aplicación de mensajería. En países de todo el mundo, como India e Indonesia, también es una fuente importante de información y comunicación digital.
Para ser justos, WhatsApp tiene una aplicación para empresas, y recomienda a los medios utilizarla, pero la aplicación funciona mejor recibiendo noticias de clientes y lectores que difundiendo contenido. Incluso la API comercial de WhatsApp, un servicio de pago con algunos recursos e integraciones más, no facilita la difusión de mensajes en la plataforma.
Las medidas de cifrado y antispam son recursos fundamentales para una buena herramienta de mensajería. Sin embargo, la información falsa y fuera de contexto es, a su vez, capaz de moverse dentro de la aplicación con poca o ninguna resistencia efectiva. Hacer que las herramientas de publicación cumplan con buenas prácticas de seguridad es un paso necesario para evitar la continua propagación de desinformación dentro de su sistema cerrado.
Así es como WhatsApp puede ayudar a los medios:
- Facilitando el registro de nuevos usuarios en listas de transmisión con WhatsApp Business. Específicamente, sería útil para los medios tener una forma de registrar automáticamente los nombres y números de teléfono de las personas que optan por recibir noticias a través de sus canales de WhatsApp o WhatsApp Business.
- Brindando a las publicaciones un mínimo de analíticas de participación, como tasas de clics y datos de links compartidos.
- Creando cuentas verificadas para medios
- Facilitando el uso de WhatsApp Business a través de una app de escritorio, no solo desde las aplicaciones del teléfono.
- Permitiendo que no se descarguen los mensajes de todos los usuarios y las historias de "Estado", que exigen demasiado de un dispositivo móvil y tienden a bloquear la aplicación.
- Creando un sistema de publicación de una sola vía para las empresas de noticias, en donde las publicaciones puedan impulsar contenido, pero no recibir mensajes de los usuarios, lo que podría sobrecargar el sistema. Los usuarios podrán comunicarse con otros medios, pero no dentro de este canal.
Imagen con licencia Creative Commons en Unsplash, vía Rachit Tank.