El coronavirus golpea al papel: diarios y revistas dejan de imprimir en Latinoamérica

Автор Consuelo Ferrer
May 20, 2020 в Cobertura del coronavirus
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La última vez que el diario La Discusión dejó de circular en Chillán, una ciudad de la zona centro-sur de Chile, fue en 1939, luego de que un terremoto de magnitud 8.3 matara a casi 30.000 personas en el país y destruyera la redacción. Fue la primera y única interrupción del segundo periódico más antiguo del país desde su fundación en 1870. Eso hasta que apareció el COVID-19.

El 24 de marzo, la portada del diario decía "el papel en pausa". "La pandemia mundial del coronavirus y su fuerte impacto en nuestra ciudad nos lleva a tomar una de las decisiones más difíciles de un medio periodístico impreso: suspender la circulación de su edición de papel. Una medida extraordinaria, para una situación extraordinaria", se leía.

Desde el inicio de la pandemia, Chillán se convirtió en una de las primeras ciudades con cuarentena total. "Eso fue significativo, porque no había circulación y la movilidad estaba limitada", explica el director de La Discusión, Francisco Martinic. "También teníamos el objetivo de cuidar la salud de todos nuestros colaboradores. Ahora estamos evaluando cuándo se va a retomar, pero no tenemos una fecha cierta", dice.

Lo que pasó en La Discusión no es una excepción. En Chile se dejó de imprimir el diario gratuito Publimetro a mediados de mayo y se informó el fin de la edición en papel de dos revistas de Grupo DF: Capital, una publicación de negocios, y ED, una de decoración. En el Grupo Copesa se barajó la posibilidad de reducir las ediciones del diario La Tercera al fin de semana y de terminar con la edición impresa de La Cuarta, un periódico popular de gran lectoría. Finalmente la empresa se retractó.

"Pareciera que la COVID-19 ha adelantado el fin de los diarios impresos, pero se trata de una tendencia presente", dice Pedro Aguiar, profesor de Periodismo Latinoamericano de la Universidad Federal Fluminense de Brasil. "El formato periódico impreso está en crisis hace ya dos décadas, pero se ha acentuado en los últimos años, aun antes de explotar la pandemia. Hemos visto un número expansivo de cierres, pasajes al 'solamente digital' y dilataciones de periodicidad, sobre todo de diarios a semanarios", cuenta.

Ya antes del virus, muchas publicaciones históricas de América Latina habían desaparecido. En Brasil, cuenta Aguiar, en los últimos dos años se contabilizó el cierre de más de 20 diarios locales, mientras otros 14 dejaron de imprimirse para operar solo en digital. Con la llegada del coronavirus, la situación recrudeció.

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En Bolivia, tanto Los Tiempos de Cochabamba como Página Siete de La Paz y El Deber de Santa Cruz de La Sierra vieron afectadas sus ediciones en papel. "En una primera etapa suspendimos la impresión totalmente, pero después volvimos con una edición semanal reforzada y el miércoles sacamos la sexta", precisa la jefa de redacción del periódico cruceño, Mónica Salvatierra.

"La cuarentena total estaba prácticamente en puertas y ya habían restricciones de circulación que hacían mucho más complicado el manejo de recursos humanos", explica. "Ha sido un golpe duro, porque la publicidad que va en el impreso es la fuente más grande de ingresos. Al haberla suspendido por cuatro semanas, quedamos prácticamente sin ingresos. Ahora estamos en una etapa de ascenso, con la esperanza de que pronto podamos volver a publicar diariamente".

En Uruguay, El Observador redujo su periodicidad desde el diario a una edición ampliada de fin de semana. "Los tiempos extremos que vivimos nos llaman a adelantar esa transformación que imaginábamos para fin de este año, de una forma más progresiva", explicó el director Ricardo Peirano en un editorial.

En Brasil, en tanto, se suspendió la impresión del diario popular Aquí, de Recife, y la editora Globo dejó de imprimir seis revistas mensuales. En Colombia también dejó de circular Publimetro y en México La Crónica de Hoy paró tres ediciones locales en el CDMX, Guadalajara y Pachuca de Soto.

Según Aguiar, esto es especialmente difícil para los diarios populares y los de circulación gratuita, que generalmente no ofrecen suscripción y dependen de la venta en kioscos, la distribución en calles o el transporte público. "En una situación de pandemia y aislamiento social, no es difícil de imaginar que resulta casi imposible hacerlo. Los anunciantes lo saben, y también están sin vender, por eso los ingresos con publicidad se desplomaron", acota.

"Con los deportivos es aún más complicado, ya que los eventos que componen su pauta diaria se han interrumpido del todo. Es como hacer un diario de playa en una edad de hielo. Acá el diario Lance!, que tiene ediciones para Río y São Paulo, suspendió el impreso desde marzo", agrega. En México se dio fin a la edición en papel del deportivo Récord, lo que fue anunciado por el director de TVyNovelas, Gilberto Barrera, al informar que "comenzará un nuevo ciclo".

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Mientras algunas publicaciones como Récord y El Observador aceleraron sus procesos de transformación y asumieron un cambio permanente, muchas otras aseguran que las suspensiones son temporales. "Yo lo dudo", opina Aguiar. "Creo que casi ningún diario que deje de salir en la pandemia va a volver después".

En las redacciones, lo que circula es la sensación de que no se "volverá" a lo mismo de antes, principalmente porque ha habido una subida drástica en el tráfico online. En el caso de La Discusión de Chillán, pasaron de un total de 300.000 visitantes únicos al mes a más de 750.000. "Estábamos en un proceso de digitalización y esto hizo que se acelerara", dice Martinic.

"Las visitas han subido en más de un 50%", detalla por su parte Salvatierra desde El Deber. "Seguramente va a haber un replanteo de contenido, porque si ahora tenemos prácticamente todas las fuerzas volcadas a la web, tendremos que mantener ese nivel de exigencia. Eso va a significar una reorganización de la redacción para seguir fortaleciendo la web sin descuidar lo otro", dice. "Cuando volvamos, yo pienso que todo va a ser nuevo".


Imagen con licencia Creative Commons en Unsplash, vía Daniel von Appen