Nadie se baja de su vida, así tan fácil, me dijo la periodista feminista Luciana Peker, quien dejó Argentina y está solicitando asilo en España. Cuando la escuché recordé las veces que me resistí a dejar Venezuela y posteriormente me negaba a considerarme alguien en exilio. Asumir esa realidad fue paulatina. Un día tuve que empacar mi vida en una maleta de 23 kilos y convertirme en nómada digital, antes de que ese modelo se pusiera de moda.
Por amenazas, documentadas, contra mi integridad, durante cinco años intenté equilibrar un cuerpo trasplantado de su tierra natal, pero con la mente y el alma en Venezuela. Al mismo tiempo, junto a mi equipo, gerenciaba a Efecto Cocuyo, producía contenidos dentro y fuera de mi país y buscaba fondos, mientras intentaba adaptarme a una vida en el aire. No obstante, siempre insistía en volver a mis raíces. En diciembre de 2023 saldría de Caracas, una vez más. Esta vez sin fecha de retorno.
La gota que rebasó el vaso fue la anulación de mi pasaporte. Es una retaliación del gobierno que habían sufrido otros colegas. Luego de la elección del 28 de julio de 2024 muchos más fueron blanco de esta agresión, cuyas consecuencias van más allá de la movilidad. Al menos 17 periodistas y trabajadores de la prensa han sido privados de libertad sólo por hacer su trabajo. Varios de ellos enfrentan juicios, acusados de supuesto terrorismo.
El desplazamiento forzoso lleva a una curva de aprendizaje. Habría querido saber a lo que me iba a enfrentar, los desafíos y también las oportunidades. Como otros que lo hicieron antes, tuve que abrirme paso en medio de información dispersa.
En conversaciones y entrevistas que he sostenido con periodistas latinoamericanos que han debido dejar su oficio congelado, mientras se adaptan a sus nuevas realidades, hay elementos que se repiten.
Algunos de ellos son las dificultades para una salida de emergencia, la falta de documentos para garantizar su estabilidad legal en un país de acogida, la afectación familiar, la pérdida de conexiones en sus espacios de pertenencia, una identidad que se tambalea al no poder continuar ejerciendo el oficio y el impacto en la salud mental, al lidiar con persecuciones, acoso, la erosión de capital social y saber que el retorno a sus respectivos países se complica. El exilio, como lo saben ya muchos, “no es el fin de los problemas de un periodista, sino en muchos casos apenas el comienzo”.
Las limitaciones para ejercer el oficio en el exilio es una realidad que ha impactado a distintas regiones, Latinoamérica no se queda atrás. Al menos 278 periodistas nicaragüenses han salido del país en los últimos seis años. Algunos de ellos fueron convertidos en apátridas. Aún es indeterminado el número de periodistas venezolanos que debieron abandonar el país, especialmente luego de la represión poselectoral que se intensificó en julio de 2024. De los identificados, 60% ha debido dejar el oficio, explica Edgar López, del Instituto Prensa y Sociedad.
Nicaragua y Venezuela se sumaron a Cuba como principales expulsores de los comunicadores. Sin embargo, en la región hay periodistas desplazados de Guatemala, Ecuador, México, Haití, Colombia, El Salvador y Argentina, entre otros.
Desde ICFJ hemos hecho aproximaciones a este proceso para identificar iniciativas que permitan ofrecer algún respiro a los periodistas.
Un encuentro virtual organizado por Sembramedia y The Seattle International Foundation permitió ubicar 16 proyectos. Compartimos algunos en este artículo, con enfoque en programas que funcionan en Latinoamérica, con socios de diferentes continentes, y también en los Estados Unidos.
Entre las innovaciones tenemos la creación de una red de periodistas en exilio y la construcción de una plataforma única para el periodismo libre. El kit con recursos para medios en el exilio ha sido traducido al español; hay guías para entender los requerimientos legales en México, Estados Unidos y Costa Rica. También hay un listado de fondos de emergencia así como programas de formación y apoyo psicoemocional.
Por preguntas o por si quieres añadir otras iniciativas me puedes escribir a lreyes@icfj.org.
Organización y redes de apoyo
Mariana Belloso es periodista de El Salvador. Fue editora del medio nativo digital Alharaca. Este año ha buscado protección en Estados Unidos. Actualmente es gestora de proyectos en la Sociedad Interamericana de Prensa y coordina la novedosa Red Latinoamericana de Periodistas en el Exilio (Relpex).
Relpex busca que las personas periodistas que se tienen que desplazar, movilizarse o salir exiliadas de sus lugares de origen puedan seguir ejerciendo. “Que el desplazamiento forzado no acalle sus voces”, comenta Belloso.
Para sumarse, puedes escribir a mbelloso@sipiapa.org y a Carlos Lauria, director de la SIP: clauria@sipiapa.org
En alianza, Deutsche Welle Akademie (DWA) e IPLEX abrieron la Casa para el periodismo libre, en Costa Rica
“Es un espacio principalmente para periodistas exiliados; dónde encuentran ofertas de asesoría, capacitación, talleres, eventos sociales”, explica Isabela Valdez, de DWA. La instalación está ubicada en San José, Costa Rica.
De lo físico se llega a lo virtual. La búsqueda de información muchas veces requiere una gran inversión de tiempo, algo de lo que carece una persona que debe lidiar con la persecución. Por este motivo ha nacido el proyecto Plataforma Digital de la Casa para el Periodismo Libre, una iniciativa liderada por DWA, IPLEX, UNESCO y otros socios, que proporcionará asistencia integral a periodistas en situación de desplazamiento en América Latina y el Caribe.
La persona que debe moverse rápidamente requiere de apoyos. La organización Free Press Unlimited (FPU) tiene diferentes áreas de trabajo. Una de ellas es el apoyo a medios independientes “mediante el intercambio de capacidades, la asistencia financiera, la experimentación, la creación de coaliciones, la investigación y la promoción”.
También manejan un fondo de emergencia que ofrece apoyo a los profesionales de los medios en peligro con asistencia de emergencia, apoyo legal y asesoramiento en materia de seguridad mediante Reporters Respond.
Respaldo a las organizaciones
- En abril de 2024, IJNet y la Red de Organizaciones de Medios en el Exilio (NEMO) crearon una caja de herramientas para medios en exilio que contiene recursos para crear y sostener un medio fuera del país de origen. El kit originalmente fue publicado en inglés y recientemente fue relanzado en español. Además de los casos de estudio, también incluye historias de periodistas de Ecuador, Cuba, Nicaragua, Venezuela y El Salvador. Sus aprendizajes para manejar los desafíos que implica el exilio.
- Sembramedia, el Institute for War & Peace Reporting (CAPIR/IWPR) y Thomson Reuters Foundation ofrecen, entre otros recursos, capacitaciones para trabajar en el exilio y gerenciar medios, tomando en cuenta aspectos organizacionales y legales.
- Thomson Reuters Foundation tiene una gama enfocada en los marcos regulatorios. Por eso en alianza con Sembramedia ha lanzado tres guías que “ayudarán a tomar decisiones estratégicas que se ajusten a las necesidades específicas de tu proyecto periodístico y al contexto legal de cada país”, explican sus autores.
- Por su parte, Capir, junto a Punto y Aparte, elaboraron una guía con los marcos regulatorios en México, Costa Rica y el estado de Florida, Estados Unidos. Para obtenerla, puedes escribir a america-latina@iwpr.net.
Fondos de emergencia y estancias
- El Comité de Protección de Periodistas reportó que entre 2020 y 2023 sus ayudas para periodistas en exilio aumentaron en 227%. Esta organización y otras tienen programas de emergencia. Desde mi experiencia, es conveniente que los periodistas y trabajadores de la prensa estén afiliados a algún centro nacional en sus respectivos países, porque esto evita dilación en el análisis de los casos. Para solicitar ayuda puedes escribir a emergencies@cpj.org.
- En el Día del Refugiado, la organización Reporteros Sin Fronteras informó que dos tercios de la ayuda que otorgó en el último año fue para periodistas y medios en exilio. En el caso de Latinoamérica, la filial española de esta organización tiene un programa de acogida temporal en Madrid, España. Cubre tres meses de estancia. Las personas interesadas deberán hacer la solicitud por correo electrónico seguro a la siguiente dirección: programaacogidarsf@protonmail.com y adjuntar los documentos que solicitan. Más información aquí.
- Shelter City es un programa que ofrece estancias temporales en albergues en Países Bajos y Costa Rica. Ambos programas son manejados por organizaciones distintas. En el caso de Países Bajos la convocatoria la dan a conocer en su página web. Se requiere un nivel conversacional de inglés. Para más información. info@sheltercity.org. En el caso de Costa Rica, está enfocada en personas defensoras de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua que se encuentran en situación de riesgo por su labor de defensoría, y que estén articuladas a colectivos, comunidades, organizaciones y redes.
Otros apoyos
Hay distintas organizaciones que brindan un apoyo fundamental. Algunas trabajan en programas que requieren fuertes protocolos de seguridad. A continuación un listado de organizaciones que tienen trayectoria apoyando al periodismo en exilio en Latinoamérica y Estados Unidos.
- Connectas
- Foundation for a Just Society (FJS). Defiende los derechos de las mujeres, las niñas y las personas LGBTQI, y promueve la justicia de género y racial.
- Freedom House (FH)
- Internews: Entre sus iniciativas ha impulsado el periodismo transfronterizo enfocado en medios de Centroamérica
- International Center for Journalists (ICFJ). Desarrolla distintos programas. Este año abrió dos becas para periodistas en exilio en el marco de las becas Knight.
- National Endowment for Democracy (NED)
- People in Need (PIN)
- Seattle International Foundation (SIF). Tiene programa de apoyo al periodismo independiente en Centroamérica.
Un comentario al cierre
La diáspora periodística de Latinoamérica ha sido un goteo persistente, que obedece a distintas causas. Tal vez por eso su caracterización se ha tornado lenta, para quien el día menos pensado, con apenas algún documento y unas cuantas mudas de ropa, debe retirarse de su espacio y tratar de sobrevivir en otro.
En el informe de la Misión de Determinación de Hechos de la ONU de 2023, Efecto Cocuyo —el medio que fundé en 2015 con dos socias y que hemos dirigido entre cuatro mujeres todo este tiempo— es el caso 34. Los investigadores concluyeron que fuimos sometidas a declaraciones estigmatizantes y difamatorias por parte de voceros del Estado venezolano por más de nueve años. El objetivo: silenciarnos y llenarnos de miedo.
Este proceso me llevó a explorar qué ocurre con periodistas de países como el mío que para garantizar su integridad y mantener sus voces tienen que expatriarse, como hicieron cuatro de mis colegas del medio de investigación Armando.Info en 2019, sometidos a una demanda que tiene implicaciones penales y además les prohibía salir del país.
Como pocos, quizás, también tuve quien me ofreciera una mano, mientras parecía un cangrejo ermitaño, con sentimientos y emociones contenidas, a la vez que mi cerebro no dejaba de buscar soluciones y mi cuerpo trabajaba en distintos frentes.
Sin embargo, hay decenas de casos que quedan olvidados. Cada quien busca resolver de manera particular un problema que requiere la construcción de respuestas colectivas. Cada vez hay más capas. Una de ellas es que lo que empezó como una decisión temporal se ha convertido en una vocación de permanencia, como señala Carlos F Chamorro, fundador y director del medio nicaragüense Confidencial.
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Imagen cortesía de Luz Mely Reyes.