Cómo contar historias sobre trata sin juzgar ni revictimizar

Автор Gloria Piña
Feb 7, 2022 в Temas especializados
Trata

La trata de personas es una forma de explotación moderna que está más cerca de lo que nos imaginamos y es un problema social que se ha extendido por todo el mundo.

Historias que no sólo se reflejan en grupos dedicados a la explotación sexual de mujeres, niños y niñas; también en grandes corporaciones que explotan a sus empleados; niños que venden dulces en las calles para alimentar a sus hermanos pequeños, mujeres jornaleras que trabajan horas extenuantes a cambio de bajos salarios o repartidores de comida por aplicación que no cuentan con seguridad social ni garantías de seguridad.

La labor de los periodistas es contar estas historias evitando a toda costa las narrativas romantizadas, dramatizadas, con estereotipos o estigmas que dañan aún más a las víctimas. Estos casos necesitan incluirse y contarse desde el contexto de violencia de género, precarización laboral y carencias económicas que los originan.

Para comenzar, una buena práctica periodística es no utilizar el término ‘trata de blancas’, sino sustituirlo por ‘trata de personas’; el primero hace referencia a mujeres europeas de piel blanca que eran raptadas y llevadas a otros países pero, desafortunadamente, este delito ya no sólo impacta a un grupo social en específico, ni distingue razas, estatus esconómico, edad o género.

¿Qué es la trata de personas?

De acuerdo con el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas de la ONU, este delito se entiende como “la captación, transporte, traslado, acogida o recepción, mediante amenazas, uso de la fuerza u otras formas de coacción (rapto, engaño, abuso de poder o situación de vulnerabilidad) con fines de explotación”. Esta puede ser de caracter sexual con la explotación a la prostitución ajena; trabajos forzados; esclavitud, servidumbre o venta de órganos.

Para ser considerada trata de personas en adultos debe contar con tres elementos: la acción (captación, traslado, etc); los medios (amenazas o engaños); y los fines (la explotación). En casos que involucran niños o menores de edad no es necesario que existan medios.

Naciones Unidas calcula que hay unos 40 millones de víctimas de esclavitud moderna y que se trata de una industria muy lucrativa, con 150 mil millones de dólares en ganancias al año.

Cinco consejos para cuidar a las fuentes

Protege tu identidad

Quienes vivieron explotación o fueron víctimas de trata de personas son vulnerables a recibir amenzas o represalias al exponer su caso en medios de comunicación, por ello los datos de la víctima deben protegerse. Pregunta al entrevistado cómo quiere identificarse, y proponle hacerlo únicamente con su nombre, no con apellidos.

Si la entrevista es grabada pregúntale si se siente cómodo en hacerlo a cuadro. También puede realizarse una filmación ocultando su rostro y alterando su voz para evitar que sea reconocido.

En este reportaje de la Fundación Thompson Reuters sobre el trato indigno que recibieron los trabajadores de las bodegas de Amazon en México muchas entrevistas mantuvieron el anonimato de las fuentes para evitar represalias; otros sí accedieron a presentarse con nombre y apellido. Los autores explican en cada caso si se mantuvo o no el anonimato y las razones para hacerlo.

Cuida la entrevista

Para la víctima será difícil revivir momentos difíciles de su proceso de captura o exclavitud. No insistas en los detalles de violencia, cuida tus palabras para no hacerla sentir culpable, no aportes juicios ni opiniones al preguntar, haz pausas y dale tiempo al entrevistado o entrevistada para que tome aire entre preguntas difíciles.

Consulta esta guía realizada por Marcela Turati, periodista mexicana especializada en cobertura con enfoque en derechos humanos para conocer más consejos para entrevistar a víctimas o sobrevivientes sin revictimizar

No expongas detalles innecesarios

Al momento de obtener la información necesaria para contar la historia omite detalles que puedan llegar al morbo, la revictimización o el juicio hacia la víctima. No pidas que el entrevistado cuente detalles sobre hechos de violencia, afectaciones emocionales o la relación con su captor.

Un ejemplo a seguir es el documental “Aguas Turbulentas, el Mercado de Esclavitud Infantil” realizado por CNN, que revela los trabajos forzados y de esclavitud en la que viven cerca de 20 mil niños africanos en el Lago Volta de Ghana.

Utiliza las palabras correctas

Al crear el contenido periodístico omite detalles que puedan prestarse al morbo, la revictimización, el juicio o la apología de la violencia. Evita incluir expresiones sexistas o que culpabilizan a la víctima.

Una herramienta útil a la hora de abordar estas historias es la Guía práctica para periodistas ‘Reportajes sobre trabajo forzoso y la contratación inequitativa’ de la OIT. Allí se explica la importancia de comprender la historia para narrarla, de utilizar los términos adecuados y de tener en cuenta el marco jurídico y las buenas prácticas para un buen acercamiento a los casos.

Protección legal

Infórmale al asesor legal del entrevistado sobre los detalles que se darán a conocer en el contenido periodístico para evitar la filtración de datos que puedan dañar procesos jurídicos o que pongan en riesgo la integridad de la fuente o la tuya como periodista.

De ser posible, permite que te acompañen organizaciones no gubernamentales que trabajen el tema y apoyen a sobrevivientes de esclavitud.

¿Dónde encontrar datos sobre esclavitud y trata de personas?

La magnitud del problema social de esclavitud y trata de personas en sus distintas modalidades puede medirse utilizando fuentes oficiales y autorizadas a nivel global y datos gubernamentales disponibles en cada región. Estas son algunas de ellas:

También puedes realizar solicitudes de acceso a la información a instituciones encargadas de justicia y derechos humanos de cada región.


Este artículo fue escrito por Gloria Piña, miembro de #CONNECTASHub en México, fue publicado originalmente en el sitio web de CONNECTAS y es reproducido en IJNet con permiso.

Foto de Mario Azzi en Unsplash.