El Inspector General de Louisiana lamenta la decadencia del periodismo de investigación
por Robert Buckman
El Inspector General de Louisiana, Bill Lynch, quien fue reportero investigador durante la mayoría de sus 40 años en periodismo antes de convertirse en el primer guardián oficial del estado, dijo recientemente a la nueva división de la Sociedad de Periodistas Profesionales, dirigida a estudiantes, que los periódicos y las estaciones de radiodifusión se habían convertido en "fuentes que lloran por nada".
Lynch, en el discurso del banquete del nuevo capítulo de la Sociedad de Periodistas Profesionales (SPJ, por su sigla en inglés) en la Universidad de Louisiana del Sur en Lafayette, recordó a sus oyentes que "el papel de un periodista es como guardián de la confianza pública", pero se lamentó de lo que él llamó una tendencia que está lejos del laborioso olfateo del reporteo investigativo de los organismos de noticias.
Lynch comenzó su carrera de periodismo con el Shreveport (La.) Times en los días del ostentoso y errático gobernador Earl Long y, cuando lo enviaron a la oficina del Buró de la Capital de Estado en Baton Rouge, comenzó a destapar incidentes de mayor y menor importancia sobre perjuicios oficiales.
Se trasladó al ahora difunto New Orleans States-Item, donde le dieron carta blanca virtual; una de sus historias ayudó para enviar al abogado general del estado a prisión. Lynch se cambió al New Orleans Times-Picayune a fines de los años 70, y fue él quien expuso la intriga de licencias hospitalarias en los años 80 que condujo a dos acusaciones federales contra el gobernador Edwin Edwards, quien fue absuelto en última instancia.
Cuando Buddy Roemer derrotó a Edwards para gobernador en 1987, el nuevo ejecutivo jefe designó a Lynch como primer inspector general del estado. Su oficina, una de sólo cinco en la nación, ha terminado 1.033 investigaciones de quejas y ha sido influyente en la condena de 51 funcionarios de estado por varias ofensas. Otras 30 investigaciones están en curso.
Edwards derrotó a Roemer el otoño pasado y al comienzo votó para suprimir la oficina del inpector general, pero retrocedió de esa promesa en su amarga batalla de balotaje con el ex Ku Klux Klan, David Duke. La relación entre Edwards y Lynch, sin embargo, continuó fría.
"Esos 40 años eran importantes para mí," dijo Lynch de su carrera de periodismo. "Amo cada año, cada mes, cada historia que conseguí escribir."
Sin embargo, siente que los organismos noticiosos se han vuelto tímidos comparados con aquellos que conoció durante su carrera.
El miedo más grande que el público debe tener en cuanto a libertad de la prensa es cuando la prensa fracasa al utilizar su libertad", afirmó. “¿La prensa está haciendo su deber? Es triste decir que no. Veo una decadencia casi universal en el reporteo investigativo. El último buen reportero investigador que conocí en Luisiana era John Camp, y ahora él está en CNN. ¿Dónde está ese ardiente deseo, dónde está ese entusiasmo para exponer los errores del gobierno?
Camp era reportero investigador de Baton Rouge cuando expuso el derroche dentro del ministerio de televisión de Jimmy Swaggart.
Lynch observó que el interés en el periodismo investigativo alcanzó su apogeo con el caso Watergate, pero que hoy “los periódicos y las estaciones de TV no han estado dispuestos o no han sido capaces de dedicar los recursos necesarios para el reporteo investigativo".
Lynch agregó que muchos editores parecen estar hoy más preocupados de mantener las historias fuera del periódico, que de luchar por publicarlas, y recordó el estímulo que había recibido como reportero investigador del States-Item en los años 60.
"Amé el States-Item," relató. "Me dieron todo el tiempo que necesité para desarrollar historias. Si usted desea ser reportero investigador, tiene que tener la ayuda de aquellos que están sobre usted o se transformará en un reportero frustrado y se volverá abogado o encuestador o llevará la campaña política de alguien. Es algo que usted tiene que querer hacer y estar autorizado a hacer. Las herramientas están allí para que la prensa haga el trabajo. Hay una buena Ley de Reuniones Públicas y una buena Ley de Documentos Públicos (en Luisiana)".
También denunció los estudios de mercado que él cree que dictan qué debe publicar o poner al aire un periódico o una radioemisora.
"Han transformado a los periódicos y radioemisoras en fuentes que lloran por nada", acusó. "Imagínese si los científicos o los ingenieros hubieran esperado un estudio para determinar si el público estaba listo para el aeroplano. Tienen que entregar las noticias a la gente, incluso si no desean escucharlas”.
"No culpo la prensa", agregó. "Es una muestra de los tiempos. El péndulo ha oscilado de vuelta del Watergate hasta ahora. Es sólo que no hay interés."
Lynch confió que Edwards, a quien se refiere sólo como "el gobernador actual" - no se ha encontrado con él desde que reasumió el poder en enero. Edwards, quien fue el primer gobernador electo en 1971 y cuyos primeros tres períodos fueron marcados por escándalo y alegatos de impropiedades personales y públicas, ha indicado públicamente que Lynch está libre de investigar cualquier aspecto del gobierno de estado, excepto el colegio y el sistema universitario.
"El gobernador ha dicho en varias ocasiones - y para mi propia diversión lo grabo- que él no tiene ningún plan de eliminar la oficina. Puedo ir sólo por lo que él dice, Lynch destaca.
Buckman enseña periodismo en la University of Southwest Louisiana.
(Director y Editor, 30 de mayo de 1992)