Periodismo en tiempos de vacunación: 5 consejos para una cobertura responsable

par Luis Fernando Cascante
8 sept 2021 dans Cobertura del coronavirus
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El presente artículo corresponde a nuestra serie sobre el coronavirus. Entra aquí para leer más.

No por ser verdadera una información debe publicarse, especialmente cuando existe una emergencia sanitaria sin precedentes en el planeta.

Conforme avanza la vacunación, los periodistas se enfrentarán con potenciales historias que necesitarán de un análisis riguroso en las salas de redacción. En momentos donde la salud pública está en juego, es importante considerar los siguientes consejos:

Involucra a los expertos

No es por casualidad aquella frase de “los periodistas tienen un mar de conocimiento, pero con un centímetro de profundidad”. El primer paso es aceptar nuestras propias limitaciones y es probable que necesitemos un acompañamiento más allá de nuestro editor de turno.

Cada información que llegue deberá tomarse con pinzas y será importante tener a un par de expertos o especialistas que puedan brindar alguna guía antes de publicar una nota.

Epidemiólogos, estadísticos, infectólogos, directores de hospitales o personal técnico son parte de las profesiones con las que, a estas alturas de la pandemia, ya los periodistas deberían tener a la distancia de un mensaje.

[Lee más: Datos y dilemas a tener en cuenta cuando informamos sobre las vacunas]

La vacunación no es materia de debate

El periodismo lo que tiene que hacer es informar y sobre todo no someter a debate la vacunación. Los medios de comunicación no pueden equiparar la información científica a las teorías de conspiración o hipótesis no comprobadas. Hay vidas en juego y el periodismo es una herramienta de prevención primordial para la población.

“La vacunación es la segunda herramienta de salud pública que más salva vidas, después del agua potable. No estoy hablando solo de COVID-19, sino de las vacunas para prevenir otras enfermedades. Las vacunas no son un tema de debate. El periodismo no debe someter a polémica la vacunación. Las vacunas están respaldadas por la mejor evidencia científica; los que se oponen no están respaldados por evidencia científica. No hay dos campanas, no hay dos versiones. Lo más responsable es no alimentar polémicas en un tema tan sensible como este”, aconseja Florencia Cunzolo, periodista de salud del diario Clarín, de Argentina.

Para la periodista Kennia Velásquez, del Laboratorio de Periodismo y Opinión Pública de México (PopLabMx), no se debe bajar la guardia y aún hay que estar atentos a los malos manejos o deficiencias de los gobiernos en este proceso.

“No podemos dejar de hablar de las irregularidades bajo el argumento de que estamos en una emergencia. Eso es muy distinto a insinuar que las vacunas no funcionan. También es importante recalcar que es una enfermedad de la que estamos aprendiendo, la sociedad y los científicos también, por ello no debemos minar la confianza en la ciencia”, agregó.

Si un caso anecdótico puede llegar a desinformar, evita contarlo

¿Qué pasa si al escritorio de un periodista llega la historia de un fallecido que ya contaba con el esquema completo de vacunación contra la COVID-19? Para la periodista Cunzolo, este no es un hecho noticiable, pues está dentro de los escenarios posibles.

“Entre la población vacunada se producen muertes, las vacunas evitan mortalidad y complicaciones graves, pero ninguna es 100% efectiva. Algunas muertes se van a producir, nunca nadie dijo que se iba a producir. No veo necesario contar ese hecho como historia”, comentó.

Por su parte, Irene Rodríguez, reportera de La Nación (Costa Rica), afirmó que no es lo mismo morir “por COVID-10” que “con COVID-19” y detrás de cada muerte hay muchos factores, por lo que se puede generar desconfianza en la vacunación con casos que no se informan con los matices necesarios.

Es cierto que los periodistas encontramos material noticioso y de valor en lo raro e inusual, pero conviene preguntarse si le hace bien a la campaña de vacunación una historia que no sea representativa de la realidad.

[Lee más: Lo que hay que saber al informar sobre la variante delta]

Contextualiza: los datos por sí solos no cuentan la historia completa

Es posible que como reporteros busquemos maneras de reflejar cómo la mayoría de hospitalizados por COVID-19 son personas sin vacunación, sin embargo, es importante aclarar que este dato solo sirve para reflejar posibles relaciones de correlación y causalidad, pero no determinan el porcentaje de eficacia de una vacuna.

Por ejemplo, si un país reporta que por cada 100 personas hospitalizadas 90 de ellas están sin vacunar, no se puede concluir que el porcentaje de eficacia de la vacuna es de un 90%. Si un país tuviera en determinado momento a 4 personas hospitalizadas y 2 de ellas tienen el esquema completo de vacunación, sería un error decir que la vacuna tiene un 50% de efectividad. No es cierto que los datos hablan por sí solos. Los datos verdaderos también nos pueden llevar a conclusiones equivocadas.

Para estos casos, Rodríguez aconseja tomar los datos con pinzas y encauzarlos de la mejor manera para escribir artículos responsables.

“Esto nos sirve para demostrarle a la gente lo importante de estar vacunados, para decirles lo importante de tener las dos dosis, pero que aún no puede volver a su vida de 2019”, dijo la costarricense.

Para llegar a conclusiones sólidas, el periodista puede retomar el primer consejo de este artículo: acompáñate de expertos y somete a prueba sus hipótesis. Una vez que comienza a redactar, el periodista debe dejar claro a su audiencia lo que puede concluir y también es importante que aclare lo que no se puede concluir aún.

Cuidado con las comparaciones

“Nueva Zelanda impone medidas de restricción con tan solo un caso y mi país no hace nada con 1.000 casos diarios”. Lo cierto es que algunas comparaciones son odiosas. Con un desempleo y pobreza que apenas llegan al 5%, el margen de maniobra que tienen los países desarrollados como Nueva Zelanda es mayor que el de un país latinoamericano que duplica o triplica estas cifras. Las realidades socioeconómicas y políticas también entran en la toma de decisiones, y no solo la cantidad de casos. Lamentablemente, en una pandemia las decisiones de salud pública también toman en cuenta otros factores.

Tampoco resulta justo comparar el ritmo de vacunación en un país que acaparó las primeras vacunas con los países que tuvieron acceso posteriormente y a cuentagotas.

Siempre es importante tomar en cuenta que existen razones multifactoriales para contar el éxito o fracaso de los países en sus estrategias para combatir el COVID-19, pero no tiene sentido comparar lo incomparable.


Imagen de Steven Cornfield en Unsplash