"Ser freelancing en el extranjero" es una nueva serie de IJNet que explora la vida de los periodistas independientes que se han trasladado a otro país.
Cuando llegó por primera vez a Estambul, Turquía, la periodista estadounidense Pesha Magid contactó a los periodistas que seguía en Twitter para formar su nueva red de contactos.
"Fueron increíblemente cálidos y serviciales", dijo.
Magid siempre había querido vivir en el extranjero, aprendió árabe y realizó estudios sobre Medio Oriente en la universidad en Reino Unido. Había vivido anteriormente en Egipto durante dos años y trabajado como reportera desde varios otros países, incluyendo Túnez, Etiopía y Kenia.
Escribe historias sobre refugiados, género y la comunidad LGBTQ+ para The Guardian, Slate, Al-Monitor, Quartz, Roads and Kingdoms, entre otros.
Turquía era una base de operaciones perfecta desde la que podía cubrir fácilmente Grecia, Siria, Iraq y otros países vecinos, y a la vez seguir informando sobre refugiados, tarea que había comenzado en Egipto. Además, la abuela de Magid era de Turquía.
"Había oído hablar de Turquía toda mi vida", explicó. "Estambul siempre fue un lugar al que sabía que iba a ir, sólo había que decidir cuándo".
En Estambul se reúne regularmente con otros periodistas internacionales en forma individual o cada dos meses en encuentros de periodistas extranjeros.
"Conoces a personas que están haciendo cosas totalmente diferentes y para medios muy variados", dijo.
Debido a preocupaciones por temas de seguridad, la mayoría de los grupos online y eventos donde los periodistas en Turquía se reúnen son privados y requieren invitación.
Si bien hay cierta competencia entre los periodistas en Estambul, Magid se siente relativamente protegida ya que trabaja principalmente en historias sobre la población LGBTQ+, que tienden a estar por fuera del ciclo de las noticias.
Aunque los editores han estado rechazando las historias internacionales no vinculadas a Trump, esto sólo ha tenido un pequeño impacto en su trabajo, ya que siempre ha sido difícil vender historias internacionales. De todos modos, los editores están mostrando interés en la situación política de Turquía.
"Los editores están muy interesados en historias sobre la represión y sobre cómo el gobierno de Erdogan ha estado arrestando gente", dijo. "Las historias sobre prensa [y] sobre las minorías [también] funcionan bastante bien".
El gobierno turco ha estado persiguiendo periodistas, pero ella dijo que a menudo trabaja en forma desapercibida para publicaciones online y no se ha metido en problemas.
"Las dos grandes líneas rojas en Turquía están hablando sobre el Partido de los Trabajadores de Kurdistán y sobre lo que están haciendo en el sudeste de Turquía", dijo.
Magid no cree que la vayan a expulsar del país por informar sobre cuestiones LGBTQ+ a pesar de que ha escrito sobre temas críticos. Sin embargo, su solicitud de una acreditación de prensa podría ser rechazada en el futuro, por lo que sigue teniendo cuidado.
Ella no habla turco muy bien y utiliza principalmente su conocimiento de árabe, ya que escribe mucho sobre refugiados. Hace sus entrevistas en árabe o inglés, y pide ayuda cuando es necesario.
En el contexto actual de represión, dijo que conseguir entrevistas ha sido difícil, ya que las personas son cautelosas sobre lo que podría pasarles, por lo que tiene que poner especial cuidado en generar un vínculo con sus fuentes.
"La gente en Turquía tiene mucho miedo de hablar en este momento, debido a lo que ha estado sucediendo en términos de represión", dijo. "Eso hace que sea difícil escribir sobre temas políticos".
Vivir en Turquía es barato en comparación con Estados Unidos, y como ella trabaja para empresas estadounidenses y se le paga en dólares, el cambio de divisas la favorece.
Sin embargo, todavía vive con un presupuesto ajustado y aconseja a los nuevos periodistas que llegan a Turquía que cuenten con algunos ahorros como colchón durante los primeros meses.
"Es difícil ganar más de US$1.000 o US$2.000 por mes", explicó.
Contó que la gente en Estambul no comienza su jornada laboral hasta el final de la mañana, lo que le da tiempo para planear su día antes de comunicarse con los editores en Estados Unidos. Su objetivo es enviar entre una y dos propuestas por día.
"Intento tener una noticia que sirva de gancho", dijo. "Trabajaré en historias a largo plazo y estaré atenta a las noticias para ver cómo puedo hacer que estas historias desarrolladas en profundidad encajen con lo que está ocurriendo en este momento".
Sus semanas son muy diferentes y dependen de las tareas. Recientemente regresó de un viaje de presentación de notas en Mosul, Irak, pero hay semanas en las que tiene que esforzarse para vender historias.
Magid aconseja a los periodistas que llegan a una ciudad que se pongan en contacto con los que llevan más tiempo en la región.
"Ponte en contacto con los periodistas que están allí", dijo. "En general, todos serán muy amables, te ayudarán con tus contactos y se asegurarán de que llegues bien".
Imagen principal con licencia CC en Flickr, vía Robert Anders.