Hace cinco años Brandon Stanton creó Humanos de Nueva York y causó sensación. Cada día fotografiaba a un neoyorquino por la calle y subía esa foto acompañada de una cita del fotografiado. La premisa se volvió tan popular que se convirtió en un libro best-seller.
Ahora, fotógrafos de varias ciudades del mundo –Teherán, Sidney, Bombay, por nombrar unas pocas– están imitando el proyecto de Stanton y creando sus propias versiones locales. Hay tantos proyectos de este tipo que, sin duda, se ha convertido en un género en sí mismo, distinto de un perfil fotográfico estándar.
Los sitios y las páginas de Facebook que siguen de diversas maneras la idea de “Humanos de” buscan lo mismo: celebrar a las personas comunes y permitirles revelar algo sobre sí mismas, lo que a su vez habla acerca de la ciudad en la que viven y sobre la esencia misma de la humanidad.
IJNet entrevistó a dos fotógrafos para conocer la forma particular en la que abordan el proyecto.
Humanos de Washington DC
Joey Oliver es un ingeniero de redes que se dedica a la seguridad informática para entes gubernamentales. Pero la fotografía es su pasión y algo a lo que se dedica en su tiempo libre para instituciones de Washington DC como el Instituto Smithsoniano.
Interesado en el proyecto de Stanton, Oliver se convirtió en la fuerza detrás de “Humanos de” en la capital de Estados Unidos hace casi dos años. Al principio, la parte más difícil era encontrar la manera de que completos desconocidos se abrieran y dijeran algo valioso que pudiese emparejarse con sus fotografías. Oliver dice que, después de un tiempo y de mucha experimentación, logró dar con una pregunta para comenzar: “Cuéntame algo sobre tu pasado que, al recordarlo, te haga sentir mejor”.
“Es una pregunta difícil”, dice. “Las historias que escucho son fantásticas. La perspectiva de un completo extraño en una relación de tan solo cinco minutos es increíble”.
Pero su trabajo no solo consiste en sentarse y lanzarse a preguntar. La primera consideración que debe hacer es a quién acercarse. Para ello, Oliver busca a personas que tengan un “estilo extrovertido”: tal vez un tatuaje interesante, cierta ropa o una actitud particular con la que se mueven por la vida.
“Porque existe una razón por la cual llevan eso o son así”, explica. "Por lo general, parecen tener una historia más colorida y están más dispuestos a dar información; están un poco más relajados”.
Para presentarse, Oliver les muestra su tarjeta personal, para que la persona sepa que es un fotógrafo legítimo y serio. También les muestra la página de "Humanos de Washington DC", y explica qué busca y por qué se acercó a esa persona en particular. Luego viene la entrevista –o, como Oliver la llama, “la relación”–, que suele durar unos pocos minutos, en general un máximo de 10, para no bombardear a sus entrevistados ni robarles mucho tiempo.
“Todos ganamos”, dice. “Ellos se quedan con una muy buena foto y tienen una gran historia para contar”.
Por lo general, la foto y el texto que la acompaña, que Oliver extrae al escuchar la grabación de la conversación, ya está online esa misma noche. Oliver también le permite a las personas entrevistadas decidir si quieren estar etiquetadas en el post.
Con más de 1.000 fotos en su haber, Oliver intenta darle a los sujetos la oportunidad de “ser quienes son”. Este objetivo difiere claramente de la meta de algunos periodistas de realizar coberturas imparciales sobre un evento o una persona. Sin embargo, Oliver no duda de que su trabajo es periodístico.
“Es un tipo de periodismo porque cuenta una historia, y lo hace desde el punto de vista de la propia persona, no desde la perspectiva de la sociedad”, dice. “Y es una conversación privada, pero alarmante y poderosa”.
De todos los residentes de Washington que ha conocido a partir del proyecto, Oliver dice que hay uno que siempre recuerda. Se trata de un hombre que encontró en un parque durante el verano pasado, que al parecer vivía en la calle y estaba escuchando música mientras leía una revista.
“Estaba hablando con este hombre. Hice mi pregunta, y entonces me miró y dijo: ‘Yo he estado encarcelado, he tomado drogas y no tengo casa. ¿Pero sabes qué? Para mí, para ser feliz en la vida hay que estar feliz con uno mismo’. Así que acá hay un hombre que no sabe de dónde saldrá su próxima comida ni dónde va a dormir esa noche, diciéndome a mí, que tengo todo, qué hay que hacer para ser feliz. No me olvidaré de eso por el resto de mi vida”.
1.000 días hablando con extraños
Austin Rich no usa el nombre “Humanos de” para su proyecto fotográfico en Charleston, Carolina del Sur. Pero explica que lo que está haciendo es el resultado directo de “Humanos de Nueva York” y llama a Stanton como uno de sus "héroes”.
1.000 días hablando con extraños empezó como un esfuerzo de 365 días. Pero todavía Rich sigue utilizando la cantidad de tiempo necesaria para dialogar con gente común y desconocida, capturar su imagen y contar una pequeña porción de su historia.
Ya lleva más de 500 días trabajando en el proyecto; sus entrevistados van desde jóvenes que salen de un bar a un pastor que habla sobre cómo Charleston se ha unido tras los recientes crímenes violentos.
Rich cuenta que comenzó este proyecto para conocer mejor la ciudad de Charleston, a la que acababa de mudarse, y para superar su inclinación natural a la timidez. Acercarse a la gente y abordarla para su proyecto lo obliga a salir de su cascarón.
A diferencia de Oliver, Rich a veces invierte mucho tiempo en sus entrevistados, tomando fotos y escuchando lo que tengan que decir. A veces se queda una hora, otras veces apenas un minuto. Como sea, intenta cavar profundo y hacer preguntas personales apropiadas que conduzcan a una cita interesante.
Rich tampoco tiene una manera estándar de acercarse a las personas.
“Busco a alguien que esté solo, lo que hace que sea más sencillo hablarle”, cuenta.
Un abordaje positivo también es parte de su objetivo. Aparte del elemento periodístico, dice que asume un rol de tipo psicológico en apoyo de la persona, dándole a su entrevistado un espacio seguro y eligiendo qué detalles poner en la página de Facebook.
En el largo plazo, su meta es crear un ebook con las numerosas fotos. En el corto, el objetivo es más simple: mostrar quién es realmente cada persona y compartirlo.