Cuando asistí a la Conferencia Internacional de Datos Abiertos en octubre pasado en Madrid, se habló mucho acerca de si los datos abiertos han logrado cumplir con su promesa. ¿Los datos abiertos aumentaron la transparencia, mejoraron la eficiencia de los gobiernos, generaron paz en el mundo, acabaron con el hambre? ¿De qué hablamos realmente cuando hablamos del "impacto" de los datos abiertos? Cualquier impacto que haya habido se restringe un par de estudios de caso interesantes, pero todavía no existe un corpus más grande que describa de qué manera los datos abiertos han generado cambios sistémicos y a largo plazo en las sociedades.
En la conferencia, escuché los mismos argumentos repetidos sobre la necesidad de que los datos estuvieran "abiertos por defecto". Oí innumerables ejemplos de hackers avezados que liberan datos encerrados en archivos PDF para "destapar la corrupción". No se le dio importancia al hecho de que hacer públicos ciertos conjuntos de datos rara vez ha dado lugar a cambios tangibles en la política. Me pareció que el mantra de los puristas de los datos abiertos es que como no podemos predecir cómo se usarán los datos, la liberación de datos es importante en sí misma, sin importar su valor para la sociedad.
Pero el simple hecho de “liberar” datos no es suficiente. Incluso en la conferencia de alto nivel de la ONU sobre la revolución de datos en África en 2016 se reconoció que es improbable que los ciudadanos particulares utilicen datos abiertos, por lo que los intermediarios -o "infomediarios"- deben desempeñar un papel importante. Estos grupos (buscadores de datos, académicos, organizaciones de la sociedad civil con conocimiento de datos, etc.) convierten los datos en información procesable, que luego puede utilizarse para presionar en busca de cambios tangibles.
Aumentar el impacto del movimiento de datos abiertos no es solo una cuestión de enfatizar el papel de estos "infomediarios"; significa cambiar el enfoque de la oferta a la demanda. Como muchos han argumentado, el aumento de la oferta de conjuntos de datos sin un enfoque preciso acerca de cuáles de estos se necesitan para resolver problemas específicos, rara vez conducirá a impactos satisfactorios.
No voy a repetir lo que han dicho otros acerca de la importancia de la liberación de los conjuntos de datos más demandados. Estoy interesado en la que me parece que es la próxima frontera en el movimiento de datos abiertos: la alfabetización de datos.
Esto no es ninguna novedad. La Escuela de datos ha sido líder en esta área, enseñando a periodistas y otras personas las habilidades que necesitan para usar datos de manera efectiva. Hay muchas otras iniciativas de periodismo de datos en todo el mundo que se dedican a lo mismo. Lo que falta es una mejor definición de lo que significa realmente "alfabetización de datos". Un ciudadano con conocimientos de datos no es alguien que sabe cómo manejar una hoja de cálculo; es alguien que entiende el valor de los datos en la toma de decisiones.
Como defensores de los datos abiertos, no podemos ignorar la importancia de esto. Suponer que no hay más ciudadanos abogando por un mejor gobierno debido a la falta de datos es ingenuo. Si bien Louis Brandeis sonó sensato cuando escribió que “la luz del sol es el mejor de los desinfectantes”, eso no necesariamente refleja la realidad. La información es poder ... pero solo a veces. Si los ciudadanos no están facultados para tomar iniciativas basadas en información, la liberación de un conjunto de datos tras otro puede ser rápidamente desmoralizante. Necesitamos trabajar más en esta área. En última instancia, creo que Aaron Schwartz fue más preciso cuando dijo: "la luz del sol no es el mejor desinfectante; el desinfectante real es el mejor desinfectante. La luz del sol solo hace que sea más fácil ver el pus”.
Entonces, ¿cómo aumentar la alfabetización de datos y llevar al movimiento de datos abiertos hacia la producción de impactos más tangibles? Yo no recomendaría hackatones, donde las actividades se centran en tecnólogos y se excluyen a otros. La alfabetización de datos debe extenderse a los ciudadanos comunes, incluso a quienes tienen dificultades con los números.
Una forma de avanzar es el ejemplo de Black Sash, una organización sudafricana de justicia social que ayuda a las comunidades a recolectar datos sobre los servicios del gobierno local. Black Sash les ayuda a recopilar esos datos y producir infografías simples, que pueden utilizarse para iniciar una conversación entre las comunidades y los proveedores de servicios. Una persona que se queja por esperar en fila un día entero para recibir su pensión puede ser fácilmente ignorada. Sin embargo, 400 pensionistas que se quejan por esperar un promedio de seis horas pueden ejercer mucha más presión. En el trabajo de Black Sash los datos no reemplazan al diálogo; simplemente lo facilitan. Mientras que muchos miembros de estas comunidades pueden no saber contar, los gráficos simples son un mecanismo de gran alcance para impulsar el debate.
La alfabetización de datos supone mucho más que simplemente entender gráficos. Es la comprensión de cómo los datos pueden ser utilizados para fortalecer el activismo. Cuando Code for South Africa desarrolló un mapa de los asentamientos informales de Ciudad del Cabo junto con la organización activista Ndifuna Ukwazi, el objetivo era iniciar una conversación con el gobierno de la ciudad sobre la cantidad de barrios que carecen de sistemas de saneamiento.
Este es solo un ejemplo de cómo los "infomediarios" apalancaron los datos con el fin de abordar un problema específico y solucionable que era importante para las comunidades locales. Si el movimiento de datos abiertos quiere avanzar, será mejor priorizar como objetivo a la alfabetización de datos antes que buscar meramente más conjuntos de datos abiertos.
Imagen con licencia Creative Commons en Flickr, vía CyberHades.