Una libertad amenazada
Durante la campaña electoral, Trump ha repetido la afirmación descaradamente falsa de que los periodistas son "enemigos del pueblo". Ha sugerido que los reporteros que se le opongan deberían ir a la cárcel, y dijo que le gustaría revocar licencias de transmisión.
Cabe señalar el entorno favorable para los ataques virales a periodistas creados por empresas de redes sociales no reguladas, que representan una clara amenaza para la libertad de prensa y la seguridad de los trabajadores. Investigaciones anteriores realizadas por el ICFJ para la UNESCO concluyeron que existe una relación causal entre la violencia en línea hacia las mujeres periodistas y las agresiones físicas.
Si bien los actores políticos pueden ser los responsables directos de los ataques contra los periodistas, las plataformas de redes sociales han facilitado la difusión viral de esos ataques, incrementando el riesgo para estos profesionales.
Un ejemplo claro y potente de esta situación se dio en la actual campaña, cuando Macollvie J. Neel, editora del Haitian Times, fue víctima de “swatting”, una táctica que consiste en enviar a la policía a un domicilio tras un falso reporte de asesinato en esa dirección. Este incidente se produjo en un contexto de violencia en línea con un fuerte tinte racista.
¿El motivo? Su cobertura acerca de cómo Trump y JD Vance estaban amplificando afirmaciones infundadas de que inmigrantes haitianos estaban comiendo las mascotas de sus vecinos.
Trayectoria de los ataques de Trump
Desde las elecciones de 2016, Trump ha desacreditado repetidamente la información independiente sobre su campaña, utilizado el término "fake news" (noticias falsas) y acusado a los medios de "manipular" las elecciones.
"La elección está siendo manipulada por medios corruptos que promueven acusaciones completamente falsas y mentiras descaradas para lograr que [Hillary Clinton] sea presidenta", declaró en 2016. En retrospectiva, estas acusaciones anticiparon sus afirmaciones infundadas de fraude electoral en 2020, así como dichos similares en 2024.
Sus ataques cada vez más virulentos son amplificados por sus seguidores en línea y medios de extrema derecha. Con su retórica contra el trabajo periodístico, Trump ha legitimado los ataques contra periodistas estadounidenses y socavado el respeto por la libertad de prensa.
En 2019, el Comité para la Protección de los Periodistas descubrió que más del 11% de los 5.400 tuits publicados por Trump entre la fecha de su candidatura en 2016 y enero de 2019 "insultaban o criticaban a periodistas y medios de comunicación, o condenaban y denigraban a los medios informativos en su conjunto".
Tras ser expulsado de Twitter por incumplir las normas de la comunidad, Trump lanzó Truth Social, donde continuó atacando a sus críticos Sin embargo, hace pocos meses volvió a unirse a la plataforma (ahora X) y celebró una serie de actos de campaña con Elon Musk, propietario de X y su partidario.
La insurrección fallida del 6 de enero de 2021 reveló la magnitud de las amenazas que enfrenta la prensa en Estados Unidos. Durante los disturbios en el Capitolio, al menos 18 periodistas fueron agredidos, y se dañó equipo valorado en decenas de miles de dólares.
Reporteros sin Fronteras registró 108 casos en los que Trump insultó, atacó o amenazó a los medios de comunicación en discursos públicos o comentarios fuera de línea, en un periodo de ocho semanas que terminó el 24 de octubre.
Por su parte, la Freedom of the Press Foundation ha registrado 75 agresiones a periodistas desde el 1 de enero de este año. Esto supone un aumento del 70% con respecto al número de agresiones registradas en 2023.
Una encuesta a cientos de periodistas que recibían formación sobre seguridad impartida por la International Women's Media Foundation reveló que el 36% de los encuestados declararon haber sido amenazados o haber sufrido violencia física. Un tercio declaró haber estado expuesto a violencia digital, y el 28% denunció amenazas o acciones legales en su contra.
Los periodistas estadounidenses que participan en la investigación en curso del ICFJ nos han dicho que se sienten especialmente vulnerables al cubrir los mítines de Trump e informar sobre las elecciones en comunidades hostiles a la prensa. Algunos han usado chalecos antibalas al cubrir política nacional, mientras que otros han eliminado las etiquetas que identifican a sus medios para minimizar el riesgo de sufrir agresiones físicas.
Y, sin embargo, nuestra encuesta revela una clara falta de preocupación pública por la Primera Enmienda cuando los líderes políticos amenazan, acosan o maltratan a los periodistas. Casi una cuarta parte (23%) de los estadounidenses encuestados no considera que los ataques políticos a periodistas o medios constituyan una amenaza para la libertad de prensa. Entre ellos, un 38% se identifican como republicanos, frente a un 9%* como demócratas.
El manual anti-prensa
El manual de Trump contra la prensa atrae a una audiencia mundial de referentes autoritarios. Otros líderes políticos, desde Brasil hasta Hungría y Filipinas, adoptan tácticas similares para difamar y amenazar a periodistas y medios.
Este enfoque pone en peligro a los periodistas y socava la confianza en los hechos y en el periodismo crítico e independiente.
La historia demuestra que el fascismo prospera cuando los periodistas no pueden llevar a cabo su trabajo de hacer rendir cuentas a los gobiernos y líderes políticos de manera segura y libre. Los hallazgos de nuestra investigación evidencian que esto conduce a una sociedad que acepta mentiras y ficciones como verdades, mientras ignora los ataques contra la prensa.
*Las personas que se identifican como demócratas en este subgrupo son demasiado pocas para que se trate de una estimación representativa fiable.
La encuesta fue realizada por Langer Research Associates en inglés y español. Los investigadores de ICFJ colaboraron en el desarrollo de la encuesta y llevaron a cabo el análisis.
Julie Posetti es la directora Global de Investigación en el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) y profesora de periodismo en City, St George's, Universidad de Londres. Waqas Ejaz es investigador postdoctoral en la Red de Periodismo Climático de Oxford en la Universidad de Oxford. Nabeelah Shabbir es la directora adjunta de Investigación del ICFJ, y Kaylee Williams es asociada de investigación del ICFJ.
El proyecto Desarmar la desinformación está financiado por el Scripps Howard Fund. La encuesta en la que se basa este informe ha sido financiada por la Fundación Gates y la campaña It Takes a Journalist del ICFJ.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation bajo licencia Creative Commons.
Foto de David Todd McCarty en Unsplash.