Esta es la quinta entrega de una serie de seis partes sobre nuevos desafíos del fotoperiodismo. Haz clic en estos links para leer la primera parte, la segunda, la tercera y la cuarta.
Paul Moakley, subeditor de fotografía de la revista Time, acababa de llegar a su casa luego de trabajar en una noticia de último momento. Era la una de la mañana cuando chequeó Instagram.
Fue entonces cuando vio imágenes de Mark Peterson, que había estado fotografiando una protesta en Nueva York tras el veredicto de Trayvon Martin. Moakley le envió un correo electrónico y por la mañana tenía en su escritorio algunas de de las imágenes de Peterson, que fueron publicadas en la revista esa semana.
"Fue la primera vez en la que directamente elegí algo de Instagram y lo publiqué", cuenta Moakley.
En otro caso, en medio de las protestas que siguieron a la muerte de Freddie Gray en Baltimore, el colega de Moakley, Olivier Laurent, vio una imagen que Rihanna había compartido en su Instagram. Era una foto tomada por Devin Allen, un aspirante a fotógrafo que trabaja con niños con necesidades especiales en Baltimore y que había estado documentando las protestas.
"Inmediatamente pensamos que esa podía ser la foto de portada de esa semana", cuenta Moakley, quien se puso de inmediato en contacto con Allen. "Tuvimos que hablar mucho con él, examinar sus imágenes y averiguar si realmente se trataba de una imagen precisa sin manipulación. Allen resultó ser un joven aspirante a periodista realmente increíble con quien hemos trabajado desde entonces”.
La historia de éxitos continuó. Time publicó más fotos de Allen en las siguientes semanas, asignándole más historias e incluso usando sus imágenes en el número de la Personalidad del Año.
Instagram ha permitido que fotoperiodistas y editores participen e interactúen en una red social visual. Los editores entrevistados para esta serie alentaron a los fotoperiodistas a estar presentes en la plataforma por ese motivo.
Pauline Eiferman, editora fotográfica de Roads & Kingdoms, cuenta que a veces revisa los feeds de Instagram de fotoperiodistas para darse una idea de los lugares en los que planean trabajar y de sus proyectos anteriores.
"Recurro a sus cuentas de Instagram para tener una idea de quiénes son y qué significa para ellos contar una historia", explica, reconociendo que también acepta propuestas de personas que no están en la plataforma.
"Las publicaciones no necesitan ser muy sofisticadas, pero es una manera fantástica para que los editores de fotos sepamos dónde está el fotógrafo en un momento dado", agregó.
Ella entra a Instagram y a Facebook todos los días para asignar historias, estar atenta al trabajo de los reporteros gráficos que le gustan y descubrir otros nuevos.
"Es una buena manera de compartir tu trabajo cuando no estás proponiendo nada concreto, y mostrar lo que estás haciendo, lo cual, para mí, es extremadamente valioso", dijo.
Allison Shelley, premiada fotoperiodista que ha trabajado para publicaciones como Time, The New York Times, The Atlantic y The Washington Post, cree que Instagram es “bastante vital” para los fotógrafos.
“Es una excelente manera de mostrar tu trabajo”, dice.
Para ella, es necesario tener un portafolio o sitio web que muestre tu estilo y tus mejores imágenes. Instagram es un lugar extra para complementar tu portafolio.
"Puedes hacer que tu Instagram sea coherente con el estilo de tu sitio web, incluso mejor", agrega. "Hay muchísimos fotógrafos en estos días, así que es importante que tu voz se eleve por encima del resto”.
Alex Potter, quien ha trabajado en Medio Oriente y cuyas fotos han aparecido en The New York Times, The Washington Post y otras publicaciones internacionales, no está segura de los beneficios del giro que ha dado Instagram con su nuevo algoritmo.
"Solía entrar a Instagram todo el tiempo", cuenta. "Las cosas se publicaban cronológicamente, pero ahora mis amigos fotógrafos ni siquiera aparecen; quienes aparecen son las personas que están geográficamente más cerca de mí o conectadas a Facebook".
Debido al cambio de algoritmo, Potter ya no usa tanto Instagram como solía y lo lamenta, ya que lo consideraba una gran plataforma para fotógrafos y para encontrar inspiración creativa.
En Time, Moakley explica que actualmente está mirando los Instagrams de los fotógrafos más que sus sitios web, aunque cree que los portafolios tradicionales son importantes.
Él recomienda tener dos feeds: uno personal con selfies al azar y fotos personales y otro más profesional y refinado.
"Animaría a los reporteros gráficos a pensar en formas interesantes de contar historias en Instagram", dice. "Así es como te quedarás en la memoria de las personas y mantendrás a la gente al día... Algunas veces descubres dimensiones distintas de los fotógrafos, o un nuevo proyecto en el que están trabajando, y eso también es emocionante".
Para Moakley, Instagram democratiza al fotoperiodismo ya que todos pueden publicar allí en igualdad de condiciones.
"Nadie tiene la portada o la portada más grande, todo está en un solo feed... lo único que realmente se destaca son tus imágenes, cómo dialogas con ellas y cómo usas el texto".
Imagen con licencia Creative Commons en Flickr, vía stekelbes. Imagen secundaria de Allison Shelley, cortesía de Allyn Gaestel.