Durante el último año y medio, medios de todo el mundo han dedicado buena parte de su tiempo y recursos a informar sobre el COVID-19. Y, en esa cobertura, las mujeres y otros grupos subrepresentados fueron, por lo común, pasados por alto. Sin embargo, la situación no se limita a la pandemia: solo el 25% de las coberturas publicadas en medios de comunicación incluyen mujeres, de acuerdo con el último informe Who Makes the News.
En Chicas Poderosas trabajamos para incluir la voz de las mujeres en la agenda mediática y promover el periodismo colaborativo en América Latina. Con el apoyo de Open Society Foundations, creamos una iniciativa periodística llamada Laboratorio de Historias Poderosas.
Allí, Chicas Poderosas ofrece formación, financiación y orientación editorial a equipos independientes de periodistas. Apoyamos a las participantes para que cuenten historias sobre temas y comunidades poco representadas, incorporando una perspectiva interseccional y feminista y un enfoque de derechos humanos. Editamos y verificamos sus artículos, nos asociamos con medios regionales para su publicación, y ponemos en marcha una campaña de comunicación para ayudar a su distribución.
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Después de experiencias iniciales en Colombia y Ecuador, lanzamos la iniciativa en Brasil en agosto de 2021, y estamos planeando un cuarto laboratorio en México para 2022.
En Colombia, abrimos una convocatoria de propuestas para informar sobre el acceso de las mujeres y las personas LGBTQI+ a los derechos sexuales y reproductivos en los suburbios y las zonas rurales del país. Recibimos más de 60 propuestas de equipos interdisciplinarios de periodistas, profesionales de la comunicación y diseñadores, y seleccionamos cinco proyectos para apoyar.
Las historias resultantes, que cubrieron una diversidad de temas, se publicaron en los siguientes medios:
- Volcánicas produjo un fanzine digital que explica las barreras a las que se enfrentan los hombres trans cuando intentan acceder al aborto.
- Cerosetenta publicó un podcast que cuenta historias de mujeres adolescentes y adultas jóvenes que fueron explotadas sexualmente tras emigrar de Venezuela a Colombia.
- Cosecha Roja presentó un fanzine y podcasts centrado en las parteras afrocolombianas de la región del Chocó, en Colombia.
- La revista Manifiesta de Colombia publicó un podcast en el que se recogen historias de mujeres que intentan acceder al aborto y a otros derechos reproductivos en Sumapaz, la mayor localidad de Bogotá.
- El medio regional Distintas Latitudes presentó un podcast sobre mujeres que se unieron a un grupo llamado Las Quibanas para informarse sobre sus derechos sexuales y reproductivos.
Este primer Laboratorio experimentó con una forma distinta de ejercer el periodismo, que nos dejó cuatro importantes lecciones que queremos transmitir.
1) El futuro del periodismo es colaborativo
Se ha dicho antes, pero cada vez que encaramos un proyecto de periodismo colaborativo lo volvemos a confirmar: unir fuerzas para encontrar, presentar y desarrollar una historia no es solo una experiencia de aprendizaje para quienes participan, sino que ofrece oportunidades para desarrollar coberturas más complejas e incorporar nuevos métodos y narrativas.
En el Laboratorio, la colaboración permitió a las periodistas trabajar en coberturas fuera de las grandes ciudades y combinar sus habilidades para producir reportajes innovadores en distintos formatos. También tuvieron la oportunidad de hacer más entrevistas y trabajo sobre el terreno, encontrando datos nuevos y elevando voces subrepresentadas en el proceso.
Trabajar con una editora y el equipo de Chicas Poderosas ayudó a las periodistas a abordar temas complejos con sensibilidad e información verificada, y a mejorar su experiencia de reporteo.
2) Reflexionemos acerca de cómo hacemos periodismo
El debate acerca de la importancia de incluir una perspectiva de género en la cobertura de los medios de comunicación ha cobrado fuerza en los últimos años. Sin embargo, los espacios en los que se incorpora efectivamente un enfoque feminista en la información siguen siendo muy pocos.
Con la orientación de la editora Catalina Ruiz Navarro, la pregunta acerca de cómo incluir las voces de las mujeres en el periodismo se convirtió en una de las prioridades de los equipos del Laboratorio. En reuniones semanales, las periodistas debatieron con Ruiz Navarro acerca de la manera más eficaz de acercarse a entrevistadas cuyos derechos habían sido violados, cómo asegurarse de que se sintieran seguras y respetadas, y cómo concederles autonomía para contar sus propias historias.
Para las participantes, este fue un espacio para incorporar prácticas periodísticas alejadas del extractivismo que a veces se ve en la cobertura de poblaciones vulnerables. El extractivismo se define como un tipo de periodismo en el que se llega a una comunidad con la que no se está familiarizado para reportear rápidamente y marcharse. Esa práctica da lugar a relaciones desiguales que privan a los sujetos de la historia de tener una voz en sus propios relatos.
Habilitar una conversación para compartir preguntas y dudas — y reflexionar de manera más profunda acerca del modo en que los periodistas nos acercamos a las comunidades sobre las que informamos y a los sujetos de nuestras entrevistas— puede nutrir de manera positiva nuestras coberturas.
3) Eliminar limitaciones impulsa la innovación
Las limitaciones a la hora de informar son una constante. Sea la falta del tiempo adecuado para dedicar a una cobertura, o la agenda editorial de un medio de comunicación, pasando por la presión de atraer tráfico, los factores que condicionan las historias que contamos y cómo las contamos suelen ser muchos.
En el Laboratorio, los equipos periodísticos tuvieron libertad para proponer y trabajar con los formatos que quisieran, sin restricciones. Eso permitió a los periodistas pensar "fuera de la caja" y generar ideas nuevas.
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Por ejemplo, el fanzine de Cosecha Roja utiliza imágenes, voces y música local de Nuqui, un pueblo de la región colombiana del Chocó, para transmitir a los lectores la importancia del trabajo de las parteras.
4) Verificar es imprescindible
En los últimos años, se han difundido innumerables charlas, talleres y artículos sobre el papel vital que desempeña la verificación para contrarrestar la desinformación. Se trata de una práctica especialmente importante para el periodismo feminista, que es un blanco frecuente de los ataques online.
Antes de que las participantes comenzaran a trabajar en sus coberturas, Chicas Poderosas organizó un taller para introducirlas en la práctica. Una vez que su trabajo pasó por la edición, la periodista Luisa Fernanda Gómez verificó todos los datos y citas utilizados. Para muchas de las participantes, esa fue su primera experiencia de verificación o fact-checking.
Cuando se trabaja sobre temas sociales controvertidos y violaciones de los derechos humanos, como el acceso al aborto, es especialmente importante que nuestros datos y hechos estén completamente respaldados. Es igualmente importante guiar a los y las periodistas en ese proceso.